La vida no se mide en minutos se mide en momentos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

jueves, 17 de enero de 2013

Día D

El desembarco de Normandía.
Hace mucho tiempo, cuando se estrenó, vi la película "Salvar al soldado Ryan". Spielberg rodó unos 45 primeros minutos primorosos. El rodaje del desembarco fue increíblemente realista. Quedé impactado por las imágenes. La fuerza, la crudeza, la brutalidad de algunas tomas, las escenas pasaban sin que pudiera si quiera respirar. Cámara en mano rodó el devenir de los soldados a través de la playa. Salí del cine deseando saber más. Y empecé a interesarme por la Segunda Guerra Mundial.
Nunca me llamó la atención la historia. En realidad la historia que se enseñaba en el colegio o el instituto. Una sucesión de fechas y datos. Sin profundizar demasiado en nada. Supongo que para un primer contacto estará bien, no soy profesor. En fin, que a mi lo que me gusta son las historias dentro de la Historia. Los personajes. Las vivencias.
Unos años antes vi otra película que me hizo pensar. "La lista de Schindler". Me interesé por este hombre, leí la novela en la que se basaba la película, busqué datos, vi documentales. Fue una de las primeras veces que lloré con un filme. Ahí comenzó, en realidad, mi curiosidad por saber más de esta guerra.
Más tarde estuve en la zona de Normandía. Recorrí esas playas. Rememoré las escenas vistas en documentales y películas.
Empecé mi "tour" por Caen. Lugar que durante esa época quedó destrozado. Una ciudad bombardeada y destruida en casi su totalidad. Es una ciudad bonita, todo el norte de Francia lo es en realidad. Pero al recorrer sus calles sientes que todo es muy nuevo, reconstruido.
Después de comer cogí el coche y me dirigí a las playas. Utah, Omaha, Juno, Sword y Gold. Sus nombres en clave.
La Operación Overlord. Recuperar Europa del dominio nazi. Y dentro de esta, la Operación Neptuno. Fue una locura, un suicidio para muchos soldados. Un plan descabellado. Sin embargo, funcionó. A medias, también es verdad. Un plan complejo, con muchos vericuetos. Una batalla naval que implicó a miles de buques de todo tamaño y condición.
El desembarco está lleno de pequeños relatos. Trucos de los aliados por ejemplo. Maniobras de distracción geniales como el de crear tanques de goma. Idea ingeniosa. ¿Quién, en su sano juicio, pensaría que algo así fuera a funcionar? Un ejército inventado para distraer. Y lo más alucinante es que lo alemanes picaron. Relatos de agentes dobles pasando informaciones falsas, datos erróneos en ambos bandos. Debieron ser días de confusión. Decidir en base a algo a lo que no puedes agarrarte. Algo en lo que no confías. Días interesantes para vivirlos desde dentro.
Al llegar a la costa ya notas que allí ocurrió algo grande. Observas los diques artificiales en el horizonte. La sensación al ver las barcas que utilizaron, boca abajo en la playa, con miles de agujeros de metralla o de bombas en sus cascos. Da miedo. Yo sentí terror. ¿Cómo pudieron enfrentarse a eso los soldados aliados? La adrenalina, supongo. Cuando ya estas metido en el ajo mandas todo a la mierda y tiras para adelante con lo que sea. Sobrevivir o morir en el intento. Me senté un rato en una de las playas. Y pensé que todo debió ser enormemente sangriento, para ambos bandos. Me imaginé los aviones aliados atacando las defensas nazis, a su vez los  nazis disparando bombas antiaéreas y con un ojo puesto en los buques de guerra que soltaban cañonazos a diestra y siniestra. Las gabarras llenas de soldados y tanquetas, al mismo tiempo, surcaban las olas producidas por los motores. Los alemanes masacrando a los aliados que se atrevían a pisar la costa, y los que lograban sortear las balas porque un ángel se les puso en su camino caían en las miles de minas diseminadas por la arena. Los ángeles de la guarda tuvieron mucho trabajo ese día.
Hay miles de tributos por toda la zona. A los soldados caídos. Hay estatuas, ametralladoras, tanques, barcos, plataformas, museos, exposiciones. Todo repartido a lo largo de los cerca de 80 km en los que se fraguó la batalla.
Descubres historias personales, tal soldado que se tiró en paracaídas cayó en el tejado de ese edificio, otro valiente murió al atravesar un puente pero consiguió que su unidad lo atravesara, un hombre sin miedo se adentró en el infierno y logró matar a un teniente alemán. Historias con nombres propios que hacen que todo sea más cercano a ti.
Toda la tarde estuve de un lado para otro, respirando un aroma a mar pero con una sensación agridulce. Tenía muchas ganas de ver todo aquello pero, si soy sincero, me dejó un poco triste. Tuve sentimientos encontrados, la excitación de saberme en un sitio fundamental en el siglo XX y la aflicción por darme cuenta de la atrocidades de las que es capaz el ser humano. Sentí pena en el coche de vuelta a Rennes donde estaba mi hotel.
Me atrae. La historia me fascina. La Segunda Guerra Mundial es un cúmulo de relatos, curiosidades, excentricidades, casualidades. Hace unos meses estuve en otro lugar primordial en el desarrollo de esta contienda. Fui a ver la bahía de Pearl. Ya lo contaré algún día. Visitar Pearl Harbor fue un momento trascendental. Quizá nunca hable de ello o quizá lo haga mañana. Quien sabe.
Me despediré hoy con una frase de Tom Hanks en su papel del capitán Miller. "Cada centímetro de esta playa es un objetivo, si os quedáis aquí moriréis".

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