La vida no se mide en minutos se mide en momentos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

jueves, 15 de agosto de 2013

El plan

Hace unos dias escribí sobre un ángel que vi en la playa, y la casualidad de que viviera en mi mismo edificio. Desde ese instante estuve pensando en la manera de hacerla saber que yo existia. A los dos dias de publicar la entrada en la que hablo de ella volví a verla a mi lado una tarde al abrir los ojos para cambiar de canción en el movil. Me pasé una hora intentando reunir el valor para hablarla, pero no se me ocurría nada original. Esa noche en la cama pensé en el plan. Una versión temprana de él. Ya sabeis que me pirran las notitas. Asi que escribí una para ella. Se la daría a la tarde siguiente cuando la viera de nuevo. Pero fue por la mañana que la vi. Indagué si alguien la conocía. Pregunté pero no conseguí ningun nombre. Solo que vivía en el cuarto. Pocos datos, mucha curiosidad. Ya no me la encontré ninguna tarde más. Desanimado busqué una alternativa al plan. Alguien le daría la nota por mí. En un principio pensé en María, una niña encantadora y con mucho desparpajo hija de una amiga pero no podía meter en ese embrollo a un alma inocente. ¿Quien se atrevería a ser Cupido? Maite, mi cuñada. Esta niña tenía ganas de que la cosa llegara a buen puerto. Cuando le hablé del plan dijo que si inmediatamente. Sin pensarlo. Ya tenia portador para la nota. ¿Cuando dársela? Hoy, esta mañana en la playa la vimos y le di el folio a Maitetxu, y ella ilusionada y con una sonrisa en la cara la guardó hasta el momento idóneo.
Al darle la nota Maite jugaba con el factor sorpresa. Contaba con que el ángel tuviera curiosidad por saber quien estaba detras de esas palabras. Quería conseguir su atención y asi lo lograría si no lo tomaba todo como una broma, claro.
Pero por la mañana no hubo oportunidad. Maite se quedó con el papel por si la veía a lo largo del día. Y esta tarde me fui a la playa ilusionado por el plan. Tumbado en el Mar Menor boca arriba con los ojos abiertos veía la parte superior de los edificios con forma de castillos y de pronto cerré los ojos e imaginé que yo era un noble caballero luchando en una batalla por liberar a su princesa. Manejando la espada con destreza machacaba a los captores de la bella cautiva. Gritaba con furia al ensartar mi pesada espada en el cuerpo de los malvados que tenian prisionera a mi amor. La fuerza la sacaba del corazón porque cada vez estaba mas cerca de besar a mi bella princesita. Y al acabar la sangrienta batalla grito su nombre, Alteza, digo, la guerra terminó. Es libre. Y ella desde la ventana del castillo sonrie y con una suave voz me dice. Valeroso caballero, mi libertad os la cedo a vos. Soy exclava del amor que siento por el que ha luchado poniendo su vida en manos del destino. Me habeis enamorado con vuestra entrega hacia mi asi que desde este mismo instante mi vida os pertenece. Para siempre seré vuestra y os amaré con tanta devoción como la que vos habeis demostrado en el campo de batalla.
Si, he vuelto a pensar en cuentos esta tarde. Mi corazón ha latido con pasión, necesitaba algo así porque mi esperanza sobre un mundo lleno de romanticismo estaba desapareciendo poco a poco. Y de verdad que no podria vivir en un lugar lleno de grises y sin color.
Después de ir a la playa me he puesto el pantalón de deporte y he bajado a correr. Mientras esquivaba castillos de arena por la orilla yo me hacia el mio propio en mi mente. ¿Cómo se llamará?¿De donde será?¿Le gustará la nota?
Y a eso de las nueve viene Maite a la playa, sonriendo. Ya esta hecho me dice. La nota en manos de su destinataria. Yo sonreí también. Princesas, principes, doncellas y caballeros se hacen realidad.
Hace unos minutos me ha escrito al movil. Un mensaje, un hola divino. El ángel se llama Patricia.
Lo importante de toda esta historia es que los sueños se hacen realidad, lo que hace una semana me parecía imposible hoy se ha materializado. Ahora da igual que mañana se marche o que quizá no la vea más. Un angel precioso y bello ha bajado a la tierra y sabe que soy Rubén. Sabe que estoy en este mundo, hoy por fin lleno de rojos, verdes y azules.
Hoy he vuelto a creer en las historias que desde hace tiempo cuento.
En algun momento conoceré a la princesa cautiva y me dará su amor eterno. Hoy estoy convencido de ello.
I couldn't be happier because happy is what happens when all your dreams come true.
¡Hoy creo en el amor verdadero y lo encontraré!

martes, 13 de agosto de 2013

Ruta 66

Con Dylan de fondo escribo sobre un sueño. Banda sonora de la America profunda.
Desde hace mucho tiempo me atrae hacer ese recorrido, de Chicago a Santa Monica, la ruta 66.
Y hace unos meses, cuando recien acababa de pasar los peores momentos de mi vida, buscaba un sueño al que aferrarme. Algo en lo que poner mi mente y mi ilusión para seguir luchando un dia más.
Busqué información, lei blogs de gente que lo habia hecho, soñé despierto con llevar el volante de un Mustang con la musica a tope y mirando por el retrovisor las millas de carreteras solitarias que atravesaba por el corazón de la América más auténtica.
¿Qué es lo que veía en mi sueño?
Un viaje a la libertad. Para mi todo esto va de eso.
Coger el volante y antes de poner el coche en marcha, mirar en el retrovisor como me queda mi sombrero vaquero y las gafas de aviador. Cristales reflectantes para que no puedan intuir mi mirada. Asi incluso puedo parecer un tipo duro, de esos que se han hecho a si mismos. Uno de esos personajes que dicen, aqui se hacen las cosas de dos formas. La mia o la puta calle. Si, la verdad es que no me pega. Pero si nadie ve mi mirada, mis ojos, puedo dar el pego. Vaqueros ajustados, camisa, botas de cowboy, sombrero y gafas. Un Steve McQueen en potencia.
Girando la cabeza, después de observar que estoy rompedor, hacia la derecha para dar con una rubia impresionante que me mira con ojos verdes intensos. Esa mirada que me dice, llévame donde quieras porque te seguiré donde vayas. Una mujer cuya camiseta ajustada con escote interminable hace que pierda la cabeza durantes unos segundos. (Es mi sueño, la chica puede no ser asi en sueños ajenos).
Salir zumbando hacia el desierto de Nuevo Mexico, perderse por Arizona, carretear por las llanuras de Kansas y contemplar como se pone el sol por el horizonte mientras la rubia te agarra del brazo y te dice, en un susurro, que pares en el proximo motel porque desea hacerte el amor. Y yo, sin ninguna duda, quiero dejar que me lo haga. Sin prisa pero sin pausa, sigo siendo el tipo duro, me aproximo al motel de carretera. Pillamos una habitación cochambrosa, pero que en realidad me importa una mierda si la colcha tiene una mancha verdosa oscura y ni me pregunto quien cojones habrá dormido alli antes porque la rubia ya tiene medio cuerpo desnudo a la vista y eso me hace olvidar incluso mi propio nombre. Y me quito las gafas de sol para admirar sus curvas. E instantáneamente dejo de ser el tipo duro. Toma el relevo el amante romántico que venera cada poro de la piel de esa preciosa chica que por alguna extraña razón esta ahi conmigo, besandome como si el mundo se acabara al día siguiente. Arañando mi espalda con sus uñas rojo pasión, mordiendo mi oreja con sus labios suaves y carnosos.
Mi sueño continúa y despierto con esa locura de mujer a mi lado y le doy un beso mientras me visto para ir a desayunar unos huevos con bacon, un zumo de naranja y una taza de cafe insipido. Desayuno de campeones. Y seguimos millas hacia California.
Pero antes parada estratégica en Las Vegas. Para emborracharnos y tirar unos dados, para reir y gozar. Para, esta vez si, follar con mi rubia en un jacuzzi de la planta 46 del Caesar Palace con una botella de Crystal en una mano y su hermoso culo en la otra. Lo que sin duda ocurrirá en esa habitación solo lo sabremos ella y yo. Y esta vez, lo que pasa en Las Vegas se quedará en Las Vegas.
Y la última etapa, llegar a las playas de Santa Monica. Mi sueño termina poco a poco. Dejo el coche y voy por el paseo agarrado de la mano de ese angel que durante los casi 4000 km ha hecho que ese viaje sea inolvidable. Llego al Pier,  donde está la noria y subimos a ella y en lo alto le digo al oido...rubita, ¿quieres repetir la ruta? Pero esta vez siendo mi mujer. Y mientras declaro mi amor eterno a ese bomboncito, me pongo mis gafas de tipo duro y mirando al Océano Pacífico desde las alturas me digo, tio lo has conseguido. Eres el jodido tipo con más suerte del planeta. Has cumplido tu sueño.
Durante 11 meses he soñado con ello. Todo este tiempo he deseado viajar por las autopistas interestatales, haciendo la mítica ruta. Pero me ha faltado algo sin lo que no puedo partir. La rubia. Porque este viaje tengo que hacerlo con una mujer que esté enamorada de mi y que quiera perderse conmigo por el desierto. Que me guie cuando me despiste al mirar durante unos instantes sus piernas.
Asi que este sueño queda pendiente. Este sueño seguirá en mi mente alimentando las ganas de seguir un día más porque sinceramente quiero compartir ese jacuzzi con ella, quiero hacerla el amor sobre la moqueta de un motel barato sin importarme nada más que ella, quiero agarrarla de la mano mientras conduzco y decirla que es preciosa y sin la menor duda quiero volver a subir a una noria y en lo alto decirla que la amo y que nada ni nadie podrá romper ese amor eterno.

sábado, 10 de agosto de 2013

You're beautiful

Hoy es un momento musical. Escribo esta entrada de mi blog escuchando la misma canción que tenía puesta cuando la he visto pasar por la playa esta tarde.
Si, la morena de ayer. A la que nunca pensé que volvería a ver.

My life is brilliant, my love it's pure.
I saw an angel, of that I'm sure.
She smiled at me on the subway.
She was with another man.
But I won't lose no sleep on that,
'cause I've got a plan.

Iba sola, no como el angel de la canción de James Blunt. Pero es curioso que la viera pasar sonando esta bonita y sin embargo triste letra. Pasó de largo por la orilla, la vi caminar mientras escuchaba....

You're beautiful, you're beautiful,
You're beautiful, it's true.
I saw your face in a crowded place,
and I don't know what to do,
'cause I'll never be with you.

Ayer me fije más en su cara en una playa no muy concurrida y si que me pareció que pudiera equipararse a la belleza de un angel. Para mi que era un ser alado y esta tarde por la sorpresa de abrir los ojos y verla ahi delante se me ha olvidado comprobar si tenia alitas en la espalda.
Pero en esos pocos segundos si que he podido darme cuenta de que es cierto. Es preciosa.

Yes, she caught my eye,
as we walked on by.
She could see from my face that I was
fucking high.
And I don't think that I'll see her again,
but we shared a moment that will last 'til the end.

No creo que me haya mirado ni por un segundo ni mucho menos nuestras miradas se han cruzado. Pero si que he pensado que jamás la volveria a ver. Un angel efimero y pasajero como tantos otros. Un recuerdo en mi memoria que acabaría desapareciendo con el paso de los días.

You're beautiful, you're beautiful,
You're beautiful, it's true.
I saw your face in a crowded place,
and I don't know what to do,
'cause I'll never be with you.

Y mirandola desaparecer por la playa he pensando en lo jodido del estribillo. Nunca estaré con ese angel.
Y hasta aqui esta pequeña historia salvo por un pequeño detalle. Un hecho demasiado curioso para obviarlo. Me encontraba en la terraza mirando hacia la calle y al mar, esperando unos minutos para bajar a hacer ejercicio a la playa. Y como una ensoñación, como si en serio fuera un ser venido del cielo la veo aparecer y se mete en mi portal. ¡Tengo de vecina al angel!

You're beautiful, you're beautiful,
you're beautiful, it's true.
There must be an angel with a smile on her face,
When she thought up that I should be with you.
But it's time to face the truth,
I will never be with you.

¿Es una casualidad?
¿Debo ser realista y enfrentarme a la verdad?
¿Nunca la conoceré siquiera?
Pues no tengo ni idea de las respuestas a esas preguntas. Hoy prefiero soñar, mañana ya me enfrentaré a la realidad. Pero al verla aparecer de la nada, una sonrisa ha asomado a mi cara y en mi cabeza resonaban unas palabras. ¡Qué potra tienes, cabronazo!

viernes, 9 de agosto de 2013

Cementerio de elefantes


Es una leyenda que los elefantes van a morir a un lugar determinado.
Cuando empiezan a notar cierta debilidad causada por el paso del tiempo o simplemente por una enfermedad, los elefantes recorren cientos de kilómetros para buscar su último refugio. Medio muertos, moribundos en muchos casos, deambulan por las vastas llanuras africanas encontrandose por el camino los esqueletos de aquellos que no pudieron llegar. Y velando por ellos se los puede oir llorar, incluso derraman lágrimas por los caidos.
Esta leyenda que tiene algo de cierto me ha venido esta tarde a mi mente.
Tumbado en el Mar Menor. Viendo como el sol bajaba poco a poco reflejandose en el mar tranquilo, destellos que hacian precioso el bamboleo de las motoras amarradas a las boyas. Se veía algún velero por el horizonte navengando entre los pequeños islotes que salpican este mar interior. E intuía la silueta de las gaviotas alzando el vuelo y planeando entre los palos de algun que otro catamaran. Una estampa sublime que me hizo desviar la mirada de una preciosa chica que tenia a mi lado.
Mientras contemplaba lo que me parece lo mas bello del mundo entero, el mar, me han entrado ganas de navegar. ¿Hacia donde? Escocia. Patria de gaitas y del whisky. Guerreros, campesinos y pastores. Miles de islas en sus costas y por supuesto, los imponentes highlands. Mi mente me ha llevado alli una y otra vez, como a esos elefantes que no saben de que forma, alguna conexión extraña les impulsa a ponerse en camino cuando les llega el momento.
Durante unos instantes he desviado la mirada hacia la morena que estaba cerca de mi intuyendo que seria lo último bello que veria y he deseado navegar en uno de esos veleritos que se balanceaban por la brisa del atardecer. Y en soledad, al igual que los gigantescos paquidermos iniciar mi marcha hacia mi propio atardecer.
Justo en ese momento por los cascos que tenia puestos ha empezado a sonar una canción. Una de la banda sonora de Amelie. Y me he dicho, Rubén, antes de partir ¿no mereces conocer a una mujer como ella? Tan loca y rara que aun crea en el amor. Tan excepcional que aun piense que no todo es racional, que las locuras existen. Tan increíblemente bella que una mirada te deje extasiado. Tan inocente que crea en cuentos. Tan estupida que pueda llegar a amarte.
Entonces me he incorporado y sentado en la toalla me he hecho un pequeño juramento. Mirando al horizonte me he prometido intentarlo. Si en algun recondito lugar se encuentra mi pequeña Amelie la buscaré y la haré ver que soy tan inocente como ella y que creo en cuentos, la diré que soy el que ha soñado con ella desde siempre, y la besaré tantas veces y tan dulcemente que esos besos los recordaremos eternamente. Sólo he pedido una cosa al cielo por el que en ese instante pasaba una gaviota. He suplicado lo siguiente, gaviota que vuelas alto y que desde alli arriba todo lo ves, por favor te pido que si por mi camino pasa esa mujer tan maravillosa me des una pista para que no la deje escapar.
Entonces he cerrado los ojos y una lágrima ha caido por mi mejilla cerrando el pacto entre el pajarito y yo. No me falles, le he pedido, mientras me volvia a tumbar y el sol secaba esa lágrima de mi cara. Y he visto que la gaviota desaparecia a lo lejos, quizá en busca de ella. Quien sabe.

sábado, 3 de agosto de 2013

Las Vegas....11 meses atrás

Hace un ratito que acabo de llegar de Las Rozas Village. Quería comprar un bañador.
Paseando por los escaparates me ha venido un recuerdo, una chorrada podríamos decir pero que es más trascendental de lo que pueda parecer. Y me ha pasado algo muy raro.
Once meses atrás me encontraba en Las Vegas. Uno de los días aprovechamos para ir a otro outlet muy parecido al que he estado esta mañana. Era la tercera vez que íbamos a hacer las últimas compras del verano en ese lugar. Caprichos de última hora, encargos de gente, regalos a la familia y amigos. Las otras ocasiones que fuimos, años anteriores a este, siempre acabábamos discutiendo. Yo le decía que se gastaba demasiado, le decía que no hacíamos más que entrar en tiendas dando vueltas sin sentido, demasiadas bolsas que cargar en el avión. En fin, mil historias de mi yo cascarrabias. Enfados por otra parte que se pasaban enseguida pero cabreos al fin y al cabo.
Sin embargo esta última vez hace casi un año todo fue como la seda.
Para llegar al complejo de tiendas en las afueras de Las Vegas hay que coger un autobús al que llaman Deuce. En el trayecto, alrededor de media hora, íbamos mirando los hoteles del Strip y hablando que es lo que queríamos comprar. Esta vez yo iba con más paciencia y ella con más disposición a no acabar con 20 bolsas en cada mano.
Curiosamente fue la ocasión en la que no regañamos y no nos enfurruñamos en absoluto. Y al acabar de comprar volvimos al hotel y nos vestimos para salir a cenar.
Nada hacia presagiar lo que un mes después pasaría. Pero el germen de todo estaba ahí, en su mente.
El último día en la piscina del Caesar Palace compartimos un Daiquiri de fresa de litro mientras escuchábamos la música y veíamos a la gente pasando por delante de nuestras tumbonas. Mientras, el parásito maligno se extendía en su cabeza.
La última noche de vacaciones en Las Vegas cenamos en una mesa con forma de barco en un restaurante llamado Margaritaville, y brindamos con nuestros cócteles porque al año siguiente tuviéramos otro mes como aquel. Mientras el parásito que anidaba en su cabeza, inconsciente o conscientemente, seguía creciendo.
Pocos días más tarde ese bichito malo ocupó toda su mente y se dio cuenta de que ya no me amaba.
Hace un rato, caminando entre escaparates de Tommy Hilfiger, Guess, Levi's, DKNY...me ha venido todo esto a mi cabeza. Y me ha ocurrido algo extraño.
He echado de menos ir al lado de una mujer que me llevara por todas las tiendas, que me tenga dando vueltas por pasillos interminables de ropa, que me pregunte ¿qué te parece esto?¿me queda bien?
Es muy raro, inquietante incluso. Puede que un caso de Expediente X o algo de lo que hacer un reportaje en cuarto milenio. Lo que antes odiaba ahora lo echo en falta.
¿He cambiado?¿Soy un Rubén distinto?¿Entiendo mejor a las mujeres ahora? No, no creo que esta última cuestión sea posible. Nunca entenderé a las mujeres, pero nunca podré ser feliz sin una a mi lado, sin que pasando por el escaparate de Guess nadie me diga, Rubén vamos a mirar los bolsos.
¿¡Qué diablos me está pasando!?

domingo, 28 de julio de 2013

La paradoja de D'Alembert y la Motown

D'Alembert era un matemático francés del siglo XVIII.
Lo conozco por dos motivos. Debido a su solución de la ecuación de ondas y por la paradoja a la que llegó en sus estudios sobre la resistencia al avance de un cuerpo rodeado por un fluido ya sea éste líquido o gas, es decir, agua o aire.
Matemáticamente concluyó que cualquier objeto seguiría en constante movimiento eternamente. Un barco podría navegar sin que ningún tipo de resistencia le afectase ya que según las matemáticas y sus ecuaciones, la resultante de la fuerza que se oponía al avance le daba cero. Obviamente la experiencia decía lo contrario, de ahí la paradoja.
D'Alembert no tuvo en cuenta varios factores como el efecto de capa límite y el efecto Magnus.
Hoy es un día de esos en los que me encuentro en mi barco, pensando en ese matemático francés mientras estoy detenido en medio del océano. La resistencia no me deja proseguir con mi rumbo. Hoy no. La viscosidad del agua se opone al movimiento de avance. Despliego el velamen pero no hay manera. Calma chicha.
Detenido en medio de la cubierta miro a babor, nada. Por estribor el mismo panorama. Estoy sólo y parado. El 28 de Julio de 2013 es el día más triste. Todo está tan quieto que hasta escucho mis propios pensamientos. ¡Jodido D'Alembert!¡Jodido Bernoulli!¡Jodida hidrodinámica!
¿Qué puedo hacer?¿Qué podría hacerme más amena la espera hasta que el movimiento vuelva?
Esas preguntas me las he hecho en el coche de camino a casa. Y lo único que se me ha ocurrido es poner música. He elegido un disco. Uno que me traía recuerdos de mi niñez.
Mi padre tenía un bar en el Paseo de la Castellana. Al lado del Corte Inglés. Era un sitio que recuerdo bastante chulo. Había una gran pantalla en la que ponía vídeos musicales y una pequeña pista de baile culminada con una bola de espejos, como las de las discotecas de finales de los años 70 y principios de los 80. Altavoces potentes. Y de fondo la música de la Motown. Lionel Richie, Steve Wonder, Diana Ross y las Supremes, Marvin Gaye.....
Recuerdos de un niño feliz, de un niño jugando en la pequeña pista de baile con sus hermanos, de un niño soñador y muy risueño. Esos recuerdos me han hecho sonreír. Y cuando de pronto ha sonado "My girl" me he puesto a cantar. ¿Qué mejor manera de pasar este día de inmovilidad forzada que cantando?
My girl es una canción compuesta por Smokey Robinson, vicepresidente de la Motown, y que The Temptations llevaron al número uno. Pero yo no he escuchado esta noche esa versión sino la que hizo un jovencísimo Michael Jackson. Y junto a él me he puesto a cantar. Siguiendo su ritmo con los brazos y bailando como si fuera de nuevo ese niño de hace 25 años. Durante el trayecto a mi casa, unos 20 minutos, la he repetido una y otra vez. Sonriendo en un día de resistencia total al avance. Un día tan triste que no he podido resistir el soltar alguna lágrima ahora que escribo estas líneas.
Y antes de dormir la escucharé una vez más, para soñar con la esperanza de encontrar a mi chica. Esa que me haga cantar la canción de nuevo pero en vez de con mirada melancólica con una sonrisa en la cara sabiendo que de verdad existe.
I've got sunshine on a cloudy day,
When it's cold outside I've got the month of May,
I guess you'd say
What can make me feel this way?
My girl, my girl, my girl
Talking about my girl.

jueves, 25 de julio de 2013

Success

Pain is not a bad thing.
El éxito no es una cosa sencilla. Sino cualquiera podría lograrlo.
Hay que seguir luchando para conseguirlo, con dolor y esfuerzo. Con perseverancia.
Siempre una repetición más que la anterior serie. Siempre con la mente puesta en mejorar.
No pain, no gain.
Si puedes superar ese dolor, si puedes dejarlo atrás, al otro lado estará esperándote el éxito.
Let's try to be more.
Más fuerza, más vitalidad, más perfección, más control.
Mi cuerpo debe ser una máquina. Mi cuerpo debe ser potente. Mi cuerpo debe obedecer a mi mente.
Visualizar y realizar.
Eso es todo. Determinación.
No es un camino fácil. No, no lo es. Pero si me rindo ahora nunca sabré hasta donde puedo llegar.

Frankenstein o el moderno Prometeo

Este es el título de la novela de terror de Mary Shelley.
Mi primer contacto con Frankenstein lo tuve al ver la película de Gonzalo Suárez, Remando al viento. Cuenta como Shelley ideó al personaje a raíz de un concurso literario entre su marido, Percy B. Shelley, Lord Byron y Polidori.
Víctor Frankenstein es un médico que quiere por todos los medios crear vida a partir de la muerte a través de la electricidad. Este concepto que en el siglo XIX empezaba a despuntar siguió interesando a los científicos de media Europa hasta que los soviéticos en la década de los 40 y 50, del XX, crearon sus monstruosos experimentos con perros, que pueden verse en Youtube sin demasiada búsqueda.
Intentar igualar a los hombres con los dioses es lo que llevó a Prometeo a ser castigado por Zeus. El titán robó el fuego para ofrecérselo a los mortales y que así pudieran calentarse. Esto enfureció a Zeus, el cual mandó una serie de castigos al pobre inmortal.
Víctor, el médico de la novela de Shelley, desafía a los dioses nuevamente. Junta partes muertas de distintas personas, las cose y forma un cuerpo al que pretende dar vida descargando electricidad sobre él y así reanimar su corazón inerte. La cosa sale mal, evidentemente. Es una historia de terror.
Venía en la coche después de trabajar y pensaba en ello. Me gustaría ser el doctor Víctor Frankenstein. ¿Por qué coño sale este con esta tontería a estas horas de la noche? Os preguntaréis.
Muy sencillo. En unos meses he conocido a varias chicas. Todas ellas encantadoras. Todas ellas realmente adorables. Sin embargo siempre busqué algún pero en todas ellas. Pequeños defectillos. Detalles tontos que hicieron que no me lanzara a tumba abierta y con los ojos cerrados en pos de una aventura de cuento entre princesa y noble caballero.
Que si tiene poco tiempo, que si está muy lejos, que si es muy alta, que si es demasiado visceral, que si es culé, que si es abogada, que si es un poco mayor que yo, que si es una yogurina, que si tiene hijos, que si está casada.....en fin, lo que vienen a ser unos detalles sin importancia.....
Una amiga me dijo que buscaba toda clase de excusas porque no estaba preparado para una relación e inconscientemente yo ponía trabas a cualquier posible romance. Curiosa teoría.
Otra podría ser que aún no ha llegado esa mujer que de un sólo vistazo me quite la respiración. Me gusta pensar en esta posibilidad, sinceramente. Es la más esperanzadora de todas.
Porque la siguiente es devastadora. No existe ninguna mujer como la que deseas. Esta opinión fue suscrita por otra amiga que decía que mis expectativas no eran reales. Un pensamiento demasiado triste para una mente ya de por sí demasiado melancólica como la mía. Idea desechada por completo.
Así que conduciendo, hace apenas un par de horas, me he dicho. ¡Joder, quiero ser Victor Frankenstein!
Me encantaría coger cada cosa que me gusta de cada una de las chicas que he conocido y así hacerme con mi mujer ideal. Las piernas de esa, la mirada de la otra, la sonrisa de la de allí, la sinceridad de la de aquí, la inteligencia de la de más allá, el corazón de esta, el culo de aquella, la forma de hablar de la señorita x, la ganas de viajar de la chica y, la personalidad de la mujer z.......
¿Habrá alguien que reúna la mayoría de las cualidades que busco en una mujer?
¿Tengo el listón demasiado alto y soy irreal?
Y la pregunta más terrorífica de todas, una pregunta que haría palidecer a la mismísima Mary Shelley. ¿Será que aún no estoy preparado? Escalofriante.





martes, 16 de julio de 2013

Cumpleaños

16 de julio de 1945. En el desierto de Nuevo México se va a llevar a cabo un experimento realmente devastador. Unos meses antes Einstein leyendo unas notas de unos colegas físicos se dio cuenta de algo importante, mediante la fisión nuclear se podrían conseguir grandes cantidades de energía. Escribió al presidente Franklin D. Roosevelt contándole las posibilidades que este hecho suponía. Así surgió el proyecto Manhattan. El desarrollo de la bomba atómica. Y ese día de Julio se iba a poner a prueba todo lo que sobre el papel parecía una simple explosión de andar por casa. Sin embargo, todo fue más grande de lo esperado. Incluso Oppenheimer, el físico encargado de aquel loco proyecto, al ver la magnitud de la explosión dijo que el hombre había perdido su inocencia. Sus palabras exactas fueron "ahora me he convertido en muerte, destructora de mundos". Ya nada en el planeta volvería a ser igual. La prueba Trinity, dentro del proyecto Manhattan del 16 de Julio de 1945 puso una mirada de miedo en los hombres. Ese día todos los que estaban en Alamogordo, Nuevo México, creyeron en la posible devastación del planeta.
16 de julio de 1969. Aldrin, Armstrong y Collins se adentran en el módulo de mando del Apolo XI. Al traspasar la puerta y cerrarse herméticamente, los tres astronautas solo tienen en mente una cosa. Llegar a la Luna. Ese día las miradas de medio mundo estaban puestas en las pantallas de los televisores viendo imagenes en blanco y negro de Cabo Cañaveral, observando a los técnicos poniendo a punto cada detalle para que todo saliera según lo previsto. Ese día las radios aportaban notas informativas cada hora sobre las últimas noticias del despegue del hombre hacia la conquista del espacio. Cuatro días más tarde Armstrong pronunciaba su frase más famosa al pisar suelo lunar. Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad. El lanzamiento del Apollo XI el 16 de julio de 1969 fue un hito en la historia de la civilización. El mundo, sin ninguna duda, sería de otra forma sin ese avance.
16 de Julio de 1977. En Madrid hace un calor tremendo, como siempre. Y en una clínica de la calle Eduardo Dato una mujer esta a punto de dar a luz. Mi madre. A las 6 de la mañana doy mi primera bocanada de aire. Lloro y pataleo como si no quisiera estar allí. En aquella sala escucho mis primeras voces sin reconocerlas. Seguramente el médico diciendo a mi madre que todo había salido perfecto. La enfermera ayudando a cortar el cordón umbilical. Mi única unión con la realidad. Después soledad. Mis primeras horas, como las de cualquier bebe recién nacido, las paso sólo. En una sala tétrica de por sí. Una decena de bebés en sus cunas. Cada bebe sólo ante ese mundo desconocido y misterioso.
Este 16 de Julio no tiene tanta trascendencia como los otros que he narrado pero para mi es igual de importante. Una vida se abre paso, una nueva historia que contar. El futuro puede ser prometedor, todo esta en el aire.
Muchos 16 de Julio pasaron desde entonces. Y nunca me gustó este día. Pero pese a ello siempre intenté poner buena cara.
Como aquel en el que mi hermana me despertó con una cerilla en una magdalena cantándome el cumpleaños feliz. Bonito pero triste, era un año mayor. O como aquel otro en el que yo de adolescente me levanté de la mesa del restaurante en el que estábamos porque mi madre quiso que una orquesta cantara para mi. Vergüenza y tristeza sentí en ese instante. O ese otro en el que mi novia se fue de viaje y me quedé sólo. Despertando un día tan importante como este sin nadie que me besara, sin nadie que me diera los buenos días. Doblemente triste.
Pero recalcaré un día 16 muy especial. El día que cumplí los 18. Pero antes de ir a Julio de 1995 me detendré en la noche antes de fin de año del 94. Esa noche, sentado en el mismo sofá en el que me encuentro ahora escribí por primera vez. Fue la versión anterior de mi blog. Me planteé hacer un cuaderno con mis pensamientos. Leyéndolo se ve a un Rubén prácticamente como el de ahora. Quizá más parco en palabras, puede que no se expresara de la mejor forma. Pero los sueños de entonces siguen siendo los sueños de ahora. Hablo de lo que para mi es la esencia de la vida, descubrir, aprender, observar, pasear. Viajar, en una palabra.
Tendrían que pasar siete meses para que volviera a escribir algo. El día de mi decimoctavo cumpleaños. La incertidumbre sobre el futuro es lo que me rondaba por la cabeza. Y otro de mis sueños, estar en el mundo del cine.
Han pasado exactamente 18 años desde entonces. Y la rueda de la vida ha girado 360 grados. Mirando con perspectiva me puedo sentir orgulloso porque ambos sueños los he cumplido o al menos lo he intendado. Durante un par de años intenté entrar en la escuela de cine, quedándome a las puertas. Y he recorrido un sinfín de lugares y rincones del planeta. He viajado y observado el mundo, he recorrido las calles de decenas de ciudades, he visto lugares donde la historia de la humanidad cambió por completo.
Sin embargo ahora me encuentro donde estaba hace 18 años. Sólo. Con la única compañía de la música que pongo al escribir. Mirada triste. Melancólica. Buscando nuevos retos o quizá actualizando los antiguos. Mi deseo de hacer películas se ha transformado en contar historias. Viajar sigue estando ahí, en el horizonte. Volver a lugares ya visitados y observarlos con una mirada distinta, que por mucho que me empeñe en negarme a ello será más madura e incluso menos inocente. Ver la puesta de sol en otras ciudades y preguntarme si volverá a salir o si el tiempo se detendrá para que pueda disfrutar eternamente de una noche romántica con la mujer soñada. El ser padre y enseñar a mi niña que la vida no sólo es tristeza. Que papi ha sido un estúpido por ser así.
Ese día que cumplí 18 años hice una cosa que me da vergüenza confesar. Me hace ser más estúpido aún. Me fui con la bici por el campo. Y busqué la colina más alta de los alrededores. La subí pedaleando y al llegar arriba, extenuado, grité al cielo. Fue un grito atronador. Una mezcla entre el aullido de un lobo y el rugido de un león. El cachorro que se ha hecho mayor, ha crecido y se ha convertido en un fiero animal que dice aquí estoy, preparado para la lucha. ¡Pelearé por mis sueños!
Un día pensé que daría mi alma por ser inmortal, alguien como Connor Macleod. El escocés. Así los cumpleaños dejarían de ser lo que son, días más o menos excepcionales.
Para alguien como yo, con mi personalidad, es inevitable ponerme triste en un día como este. Al fín y al cabo no quiero envejecer, no deseo perder la inocencia con la que veo el mundo y a las personas.
Hoy me gustaría rugir como entonces. Irme al lugar más alto, desde donde pueda dominar todo el horizonte, y exclamar ¡sigo aquí y lucharé hasta la muerte! Un grito fuerte y potente que llegue bien lejos. Quizá lo haga, así que no os asustéis si oís un alarido en la distancia.
Go dté tú an céad!
Go maire tú!
"Tuve un sueño que no fue un sueño. El sol se había extinguido, las estrellas vagaban a oscuras en el espacio eterno. Sin luz y sin rumbo y la helada tierra oscilaba ciega y negra en el cielo sin luna. Llegó el alba y pasó y llegó de nuevo sin traer el día". Lord Byron.



viernes, 5 de julio de 2013

¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

El miércoles a eso de la una de la mañana estaba en la puerta observando la terraza.
La noche estaba perfecta para tomar algo y la gente se divertía y reia. Una buena noche de verano en  Madrid.
Un chico joven, de mi edad, se me acerca y me pregunta...
- ¿En la terraza cobráis más caro?¿no?
- No mucho más que en la barra, y la noche esta genial. Siéntate y ya te llevo lo que quieras. ¿Qué vas a tomar?
- Una cervecita.
- Muy bien, ahora te la llevo.
El tío pasa al servicio y le dejo la cerveza en una mesa al azar. Una mesa que curiosamente esta al lado de otra en la que hay tres chicos, dos mujeres y un hombre.
Al salir del servicio coje la carta y me pregunta....
- ¿Está abierta la cocina?
- Aún estas a tiempo, ¿tienes hambre?
Se queda unos instantes mirando lo que tenemos y posa su mirada en el jamón.
- ¡Qué buena pinta tiene!
- ¿Quieres un bocadillo con un poquito de tomate?
- Perfecto. ¡Gracias!
Le preparo el bocadillo y al llevárselo me fijo en algo que me llama la atención. Él esta mirando descaradamente a una de las chicas de la mesa de al lado, una colombiana bastante mona. Y me llamó la atención porque el tío no se cortó ni un pelo.  No disimulaba para nada. Directamente la mirada sobre la chica sin apartarla más que para decirme....
- Gracias socio.
¿Socio? En fin, me voy para dentro y paso un rato hablando con las chicas. Al poco le digo a Annie....
- Echa un vistazo fuera, porfa.
Vuelve sonriendo y me comenta lo mismo que vi yo antes.
- Oh, oh. (Una expresión de ella) ¡Ha surgido el amor ahí fuera!
- Jajajajajaja. ¡Ya lo vi antes! El tío no hacia más que mirarla.
- Y ella, Rubén. Ella no le quita el ojo tampoco.
- ¡Pero si es súper feo!
Estamos ya recogiendo por dentro, y veo pasar al servicio al chico. Muy bueno el bocata socio, me dice. ¡Y dale con el socio otra vez!
A los dos segundos entra ella. Muy guapa, con unos pantaloncitos cortos y una camiseta. ¿Qué coño verá esta en el tío ese?
Salgo a limpiar la barra un poco y veo algo que sólo lo puedo calificar como extraño. El chico esta asomado a la puerta del baño de las tías. ¡Le está dando el teléfono!
Hago un gesto negativo con la cabeza. De incomprensión. ¡Pero si es feo y tiene tripa!
Les veo salir disimuladamente al poco. Primero uno y luego el otro. Nosotros nos reímos. Estamos flipando, claro.
Miro mi reloj. La 1:40. Bueno, ya casi es la hora. Salgo a ver si alguien quiere algo más. Una ronda para la mesa de los tres amigos, y una cerveza más para mi "socio".
Él sigue mirándola pero ahora juega también con el móvil, se mandan mensajitos de una mesa a la otra. Alucinante. ¿He dicho ya que era feo? Y con lo de feo quiero decir que yo me considero más guapo, claro está.
Las 2:15. Ya estamos limpiando todo por dentro pero en la terraza aún hay tres mesas. Y mientras hago la caja y sumo facturas vuelve a suceder. Esta vez entra ella primero y él la sigue a los pocos segundos. Y se meten los dos en el servicio de las chicas. Adela, curiosa camarera, se acerca para echar un vistazo. ¡Se están morreando!
Vuelvo a hacer ese gesto de incomprensión y estoy por entrar y decirla, ¡pero no ves que es feo!¡mirale bien por favor!
Al final de la noche el chico se va por su lado y los tres amigos por otro. Y esta historia no serviría más que para echar unas risas sino fuera por un detalle.
Jueves, a las 8:30 de la tarde de ayer.
La colombiana entra al bar. Más arreglada que el día anterior. Preciosa. Aunque las chicas me dicen que no exagere. Así que reculo y digo, vale dejemoslo en guapa.
Se pide un vino y sale a la terraza, se la ve nerviosa y mirando el móvil cada tres segundos.
Y al rato no podía creer lo que vi. Mi "socio" aparece en escena. Vestido igual que el día anterior. Igual de feo, la noche no confunde. ¡Es feo de día también!
Paga la chica su vino y desaparecen.
Y a mi me dejan pensando en algo tremendo. ¿Por qué a otros les resulta tan fácil ligar y para mi es un mundo?¿Por qué ese va a echar un polvo y yo dormiré abrazado a mi almohada?
Vuelvo a hacer mi gesto de incredulidad.
¡Pero si es que es feo!

lunes, 1 de julio de 2013

Cuento de Navidad....en verano

Ayer me encontraba en la cama. Tumbado a la 1:00 de la noche con la única luz de la pantalla del iPad iluminando la habitación. Y una pregunta rondaba una y otra vez por mi cabeza. ¿Y ahora qué?
Cansado ya de no obtener respuesta busqué un audio en ivoox, algo que hiciera que me evadiera de mis pensamientos por un instante.
Elegí un corte de un programa que me suele gustar y puse el temporizador para que se apagara a los 15 minutos, justo el tiempo necesario para quedarme dormido.
Al poco de estar dormido me giré inconscientemente. Sentía como si alguien me observara y no tuve más remedio que abrir los ojos. Y allí estaba, sentado en la silla que tenía frente a la cama. Al principio pensé que era parte del sueño pero cuando me dijo, buenas noches Rubén ¿qué tal estas?, me dio tal susto que casi me muero de un ataque al corazón. La visión intentó calmarme. No te preocupes, no te haré nada. Tranquilízate. Me decía. Pero aún así, tardé un momento en recobrar mi respiración habitual. El personaje en si no tenía nada especial. Era un hombre de unos 40, y vestía unos vaqueros y una camisa. Y fue al fijarme detenidamente en su cara cuando lo reconocí. Era el portero de mi anterior casa.
- Hola Rubén, vengo a enseñarte algo. Ven conmigo.
- ¿Qué ocurre? ¿Cómo has entrado?
- No te preocupes Rubén, no nos llevará mucho tiempo.
Al rato me encontraba como observando todo desde las alturas. Y lo más extraño. Estaba viéndome el día que me fui de mi casa, recogiendo las pocas cosas que me llevé el último día que estuve en el que una vez fue mi hogar.
Metía cosas en unas bolsas. Recogía un par de libros que necesitaba. Deambulaba por la casa deteniendo mi mirada en cada recoveco, en un último intento de rememorar cada momento de alegría que pasé allí. Me vi bajando las bolsas al coche y volviendo a subir para echar un último vistazo a todo. E instantes antes de abandonar mi casa vi como me sentaba en el sofá con la mirada perdida. Y de pronto lloré. No recordaba que hubiera pasado así. Pero ahí estaba yo, sentado y llorando durante unos minutos. Y de pronto me levanté y dije en alto y con la voz algo entrecortada. ¡Volveré!¡Volveré!
- ¿Por qué estoy viendo todo esto ahora?
- Soy el fantasma del pasado. Te muestro como estabas hace unos meses.
La visión me señaló hacia abajo con la mirada. Y observé que ahora conducía, me dirigía a casa de mis padres. Un lugar conocido, en teoría. Era de noche ya, la oscuridad se abalanzaba sobre mi. Y me paré en un centro comercial. Necesitaba comprar al abono transporte. No supe encontrar el estanco pese a haber crecido allí. Andaba perdido. Salí a la calle y pregunté. Mi mente no estaba donde debía estar. Con los ojos llorosos seguía las indicaciones de la gente.
Y al llegar a la casa donde pasé mi infancia no la reconocí. Me dio un agobio tremendo. Yo veía todo eso ahora, desde la perspectiva de la altura y del tiempo. Miré mi rostro descompuesto. Escuché mi voz diciendo que no tenía ganas de cenar. Me observé poniéndome el pijama y metiéndome en la cama en la que no había estado en 10 años.
No resistí esa presión y al día siguiente me fui a Pamplona a ver a mi hermano.
De pronto volvía a estar en mi cama, la visión ya no estaba pero escuchaba de fondo en un susurro unas palabras.....piensa en ello Rubén, piensa en ello.....
Conseguí dormirme pese a que todo aquello me asustó muchísimo.
En un momento indeterminado de la noche tuve sed. Estaba sediento y fui al servicio a beber un poco de agua. Con los ojos cerrados tanteé el grifo. Bebí. Y antes de volver a la habitación escuché una voz femenina.
- Hola Rubén, vengo a enseñarte algo.
Di un respingo, quizá incluso solté un pequeño grito. No recuerdo bien.
- ¿Quien cojones eres?
- Soy el fantasma del presente. Ven conmigo, deja que te muestre algo.
Conseguí enfocar la vista en ese espectro. No parecía un fantasma al uso. De hecho ojalá todos fueran como ella. Era una mujer de unos 30. Era la rubia que iba por mi trabajo, esa que llevo tanto tiempo viendo y que jamás me atreví a decir nada.
Con un chasquido de sus dedos me llevó hasta un lugar. No lo reconocí. Allí había alguien, una mujer intuí pero no la veía bien la cara, la visión estaba borrosa. Leía algo en voz alta. Y eso si que me sonaba. Era un fragmento de una entrada de mi blog. Su voz sonaba triste, quizá melancólica. Puede que soñadora.
Con otro chasquido de dedos, el espectro y yo dejamos a aquella voz y me trasladó a un lugar en el que he pasado muchas horas. Estaba tumbado, en el suelo. Intentando hacer abdominales sin conseguir levantarme. Una lágrima corría por mi mejilla. Uno de tantos de esos bajones que me han dado en los últimos meses. Este que observaba ahora ocurrió este mismo viernes.
Miré al fantasma, y su mirada, cálida y tierna, no se apartó de la imagen mía en el suelo secándome las lágrimas con la mano. Y solamente dijo, Rubén tu momento no ha llegado aún, no te desanimes.
Esas palabras se repetían una y otra vez al darme cuenta que ya estaba en la cama de nuevo. ¿Qué estaba pasando?¿Era todo un sueño?
Con estas preguntas me quedé traspuesto. En una especie de vigilia extraña, donde no sabia si aún seguía despierto o si estaba dormido.
Y alguien tocó mi hombro. Rubén, Rubén, Rubén. ¡Despierta! Con un zarpazo al aire que traspasó a esa nueva visión le di la bienvenida al nuevo fantasma. Esta vez un niño. Irreconocible para mi.
- Hola Rubén, soy el que te va a enseñar el futuro.
- ¿Por qué a ti no te reconozco?
- Porque aún no he entrado en tu vida.
Me cogió de la mano y me llevó muy alto. Tanto que no veía nada. La Tierra era un punto minúsculo en la oscuridad.
- ¿Que se supone que tengo que ver?
- Tu futuro.
- Pero no veo nada.
- Claro. Tu futuro sólo lo escribes tu, Rubén. Ni siquiera yo puedo enseñártelo. Nada está decidido aún.
El despertador del teléfono sonó a las 8:00 de esta mañana. Y sentado sobre la cama he empezado a recordar este cuento de Navidad tan singular en el que yo era Scrooge y me visitaban los fantasmas del pasado, presente y futuro.
¿Fue real o un simple sueño?

viernes, 28 de junio de 2013

Secretos

Fort Meade, 30 km al Noroeste de Washington D.C.
11:37 de la mañana.

Michael Ramírez estaba sentado en su despacho de las oficinas de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Iba por su tercer café de la mañana. El día anterior había organizado una barbacoa en el jardín de su casa en Georgetown y por la mañana se había levantado con un dolor de cabeza tremendo y una acusada sensación de no haber descansado nada en toda la noche.
Al llegar le había sido asignada una lista, debía comprobar cada nombre de ese par de folios. Como analista de la NSA tendría que pasar las próximas horas leyendo minuciosamente cada palabra que le proporcionaran las bases de datos de la Agencia y determinar si existía algún fundamento de sospecha en esos nombres.
Había acabado el informe de Yusuf Amir desechando cualquier posible vinculación con una cédula terrorista en El Cairo. Y pasó a teclear el siguiente nombre.
Empezó a leer y de pronto hizo un movimiento brusco en su silla. ¡Diablos! ¡Tengo que avisar a Tom! Se dijo.
Descolgó el auricular y marcó la extensión de su supervisor.
Thomas Winkler leía el Washington Post cómodamente en su despacho al sonar el teléfono.
- ¡Hola Mike! Escucha, siento haberme tenido que ir tan temprano ayer de la barbacoa pero ya sabes, el embarazo de Rachel me esta volviendo un poco loco. ¿Qué tal Beth y los niños?
- Bien, bien. Tom, tienes que venir un momento.
- Ahora mismo voy para allí.
Al colgar Michael empezó a tomar notas en su bloc. Unos datos básicos para presentar a Tom cuando llegara. Ese nombre que resaltaba en la pantalla le hizo estremecerse, algo no cuadraba en todo aquello. Su instinto le decía que allí se escondía algo más.
A los cinco minutos Thomas entró por la puerta con su sempiterna sonrisa en el rostro.
- Caray Mike, ¿cuando te vas a cambiar esa gorra de los Yankees? ¿Te presto la mia de los Dodgers?
- ¡Déjate de gorras Tom y lee esto!
Thomas cambió su semblante al leer unas pocas líneas de la pantalla.
- ¡Maldita sea Mike! ¿Quien es este tipo?
- Aún no lo he investigado en profundidad, pero me ha dado mala espina desde el principio.
- ¿Cuál es nuestro enlace en España?
- Espera que lo busco.
Michael tecleó unas órdenes y la pantalla devolvió un listado.
- John Hodge, secretario personal del Cónsul. Es nuestro agente para España.
- Muy bien Mike, ponme al teléfono con él. Pide permiso para que te asignen una línea segura, cuando esté me avisas. Averiguaremos quien demonios es ese tal Rubén Ferrán.

Esto podría ser el principio de una buena historia. Basada en parte en hechos reales.
Pero antes de todo dejarme haceros una pregunta, ¿existen los secretos hoy en día?
La NSA americana, el MI6 británico, el Mossad israelí, el BND alemán, incluso el CNI español. Todos espías amparados por sus respectivos gobiernos. Todos involucrados en un red global de espionaje que toma de la protección su leit motiv, pero ¿ahí algo más?
¿Existen intereses creados a nivel económico para que el espionaje se haya vuelto tan rentable como parece?
Hace un par de semanas salió a la luz un informe que alguien de dentro de la NSA había hecho público. Un currito de la agencia más poderosa de espías había dado a algunos periodistas un pendrive con cierta información. Entre esos documentos constaba una presentación en Powerpoint en la que básicamente se decía que todos estábamos siendo vigilados por ciertas empresas. Nuestras direcciones de correo electrónico habían sido violadas, nuestros mensajes leídos, nuestras conversaciones escuchadas. Google, Skype, Yahoo, Facebook, Microsoft, Apple.....todos ellos habían dejado, voluntariamente, vía libre a los agentes de la NSA para olisquear en sus servidores. Para buscar cual perros de presa algún dato que fuera sospechoso.
A este programa de vigilancia se le dio el nombre en clave de PRISM.
¿Pero con qué fin leen y escuchan?¿Todo es por salvar a la patria? Me da a mi que no. Yo cada día borro varios correos en mi cuenta de email dedicados a venderme cosas. Cada día miles de anunciantes se pasean por Facebook. Empresas de cierto porte se llevan acuerdos de mucho dinero por saber cierta información vedada a la mayoría. Y es que cuando hay dinero de por medio me río del emblema americano de proteger y servir.
Hace unos meses se decía que Apple había metido un chip en su Iphone4 que nos mantenía totalmente localizados donde fuéramos. ¿Os habéis preguntado por qué hay llamadas gratuitas por Skype, o mensajes sin ningún coste con Line o Whatsapp? Simplemente porque es más sencillo capturar las señales y grabar conversaciones. El mundo se ha convertido en un Gran Hermano gigante donde en cada momento saben lo que haces y dices.
Todo lo que escribo tiene algo que ver conmigo, y os preguntaréis que leches tengo yo en común con espías y agencias más propias de películas de Bond o Bourne.
Cierto día, hace diez u once años, yo volvía de la facultad. Al llegar a casa mi madre, preocupada, me dijo "tienes una carta del juzgado". Yo, extrañado y curioso al mismo tiempo, la abrí y leí el contenido. Un juez me avisaba que mi teléfono había sido intervenido durante un mes y que pasado ese tiempo y sin haber detectado nada sospechoso habían liberado la línea. Me reí. La verdad es que me pareció gracioso que alguien en alguna parte hubiera escuchado una conversación con mi pareja de aquel entonces, algo del estilo....bueno cielo me voy a dormir ya que mañana madrugo para estudiar. Vale cariño, un besito. Venga cuelga. No, cuelga tu primero. Venga, va. Oye, no me engañes que aún te oigo respirar. ¡Que bobo eres!¡Tu si que eres boba! A la de tres colgamos los dos, ¿vale? Una, dos y tres....
Así que me imagino a ese analista en el departamento de inteligencia de señales de la NSA escuchando al otro lado y me río. No puedo evitarlo. Aunque es serio el tema. ¿Quien sabe por qué se pusieron a escuchar? Por esa fecha iba a ir por primera vez a Nueva York, y quizá hablara por teléfono de visitar la zona cero o de si tendríamos mucha dificultad en pasar la seguridad del aeropuerto. Quizá una alarma salto en el reconocimiento de palabras y el Mike de turno se puso sus auriculares y escuchó. Es posible. Aznar en esa época era amiguete de Bush. O puede que fuera algo aleatorio y mi número saliera al azar.
¿Debemos preocuparnos? Bueno, hasta cierto punto yo diría que no. Salvo que te de vergüenza que te oigan decir las chorradas que se dicen cuando uno esta enamorado.
Asi que, Mike, si estas escuchando toma nota.

miércoles, 26 de junio de 2013

Rocky

Hace unos meses, cada noche me acostaba viendo dos vídeos en Youtube. Uno de ellos era de Stallone. Un montaje de imagenes de él entrenando. Al comienzo del video sale hablando de los sueños, y de que hay que seguirlos porque son los que nos convierten en lo que somos. A mitad del montaje sale un dialogo. Una charla que tiene con su hijo en la realidad y en la ficción en la quinta parte de esta serie de películas sobre el boxeo. Dice, en esas palabras llenas de coraje, que no hay que estar sometido al miedo. Que la vida puede ser muy dura algunas veces pero que la categoría del ser humano está en saberse levantar y aguantar cada embate que nos golpea con dureza, soportándolo mientras avanzas para llegar a la meta.
Cada noche durante dos o tres meses veía este video que hacia que me durmiera con la sensación de que querer es poder y que si alguien lo había conseguido alguna vez porque no iba a poder lograrlo yo. Avanzar y encontrar mi camino.
Durante ese mismo tiempo al hacer ejercicio me ponía la banda sonora que hizo Bill Conti para Rocky, una música de esas que te hace volar. Cada día, una y otra vez, escuchaba esas canciones y sudaba. Me agotaba hasta la extenuación pensando en las imágenes de la película. Mi meta era conseguir ser el potro italiano. No sólo su físico, sino su mentalidad. Una mentalidad ganadora. Un pensamiento de no rendirse jamás.
Y es que Rocky es uno de mis héroes. Es un personaje de esos que te conmueve y te hace pensar, un personaje que llega al alma. Un auténtico fracasado que sigue sus sueños y que por un azar del destino le ponen en el ring con el campeón, Apollo Creed. Y en vez de amilanarse, cree en él mismo. Le cuesta, por supuesto. En algún momento de debilidad piensa que es imposible. Pero continúa persiguiendo su sueño. Lo que ha anhelado durante toda su vida, convertirse en un grande del boxeo.
Él, un hombre humilde que vive en un apartamento cochambroso del barrio italiano de Filadelfia. Él, un tío que cada día pasa por una tienda de animales a ver a la mujer que le ha robado el corazón. Él, que trabaja para ganar algo de dinero como un pequeño matón de tres al cuarto que recauda deudas para un mafioso. Él, se ve en medio del ring. Delante de todas las cámaras. Fotógrafos, prensa, la televisión que retransmite el combate para todo el mundo. Miles de personas aclamando a Apollo y apostando en que asalto caerá él. ¿Logrará incluso aguantar siquiera el primer gancho del campeón?
Y yo me imagino que debió sentir Rocky, lo sé. Conozco esa sensación porque mi vida era así. Estaba sólo en el ring. Sólo en la vida. Hace unos meses me vi en esa tesitura. Yo era Rocky y mi Apollo era todo lo que me rodeaba. Los golpes me hacian tambalear, irme contra las cuerdas y aguantar el chaparrón cubriéndome como podía.
Yo no tenía a Adrian que gritara mi nombre al caer a la lona para que volviera a levantarme, no tenía a una chica que apartara la mirada cuando un cruzado de izquierdas me diera en toda la mandíbula e hiciera saltar la sangre de mi labio partido.
Tampoco tenía descanso entre asalto y asalto. Recuperar el aliento mientras me cerraban la brecha de la ceja era impensable para mi. Ese momento de respiro era todo un lujo en mi situación. Pero no, nunca lo tuve en ese tiempo. Y quizá fuera mejor, porque en un momento así te entran las dudas. ¿Tiro la toalla o voy a que me rompan una costilla? Yo no tendría en mi esquina del ring a nadie que me diera arengas. Un Mickey de turno, sabio entrenador, o un Pauli, el amigo que le intenta ayudar a su manera. Yo no tenía a nadie, ahí en el cuadrilatero, que me dijera ¡tu puedes! ¡ve a por ello!¡mueve a Apollo!¡qué vaya a tu ritmo! Yo probablemente, mientras la chica pasa por el ring enseñando el cartel de segundo asalto, me iría corriendo sin mirar atrás. Así que estuvo bien no tener descanso, acabar el día desfallecido mental y físicamente.
A priori Rocky no tenía nada que hacer con Creed. El campeón era todo un portento de técnica y músculos. Pero no contaba con algo. El potro italiano es terco como una mula. Y pese a pasarlo extremadamente mal en algunos instantes se mantiene en pie. Consigue que todo el mundo le respete por hacer lo que esta consiguiendo. En el último asalto ambos púgiles están extenuados. Deambulan por el ring con más corazón que fuerza.
Rocky lo ha conseguido. Ha aguantado. Se ha convertido en un boxeador. Ha logrado el sueño de su vida con coraje y empeño, cabezonería y garra. Ha luchado por lo que le pertenece, el orgullo de no haberse rendido.
Apollo es el gran derrotado pese a ganar el combate a los puntos. Todo el mundo lo sabe y corean el nombre de Rocky. Pero él sólo busca una cosa. Busca ese apoyo que se mantuvo fiel. Busca a Adrian entre la multitud, el amor de su vida. Quizá la que le mantuvo en pie en los momentos más duros sobre el ring.
Y yo busco eso mismo. Mi combate no ha terminado. Sigo moviéndome para cansar al rival, pero creo que es más fuerte que el propio campeón. Es muy duro y listo, y se sabe todas las tretas. Intento hacer fintas, engañarle para golpearle un derechazo a las costillas y dejarle sin aliento. Pero esquiva muy bien. Mi rival es un complicado oponente. Y busco entre la multitud la mirada de mi Adrian, para que me de fuerzas, para que sus ojos me den algo por lo que seguir luchando y no bajar los brazos y dejar que me noqueen. ¿Dónde estas Adrian?
¡¡¡¡¡Adrian!!!!!

lunes, 24 de junio de 2013

Mad about you

Las relaciones entre un hombre y una mujer son realmente extrañas. Yo tenía en mente que todo iría rodado. Con 18 o 20 años veía una serie en la tele que me encantaba. Mad about you, loco por ti. Las aventuras de una pareja de recién casados de treinta y tantos en Nueva York. Sin hijos y con un perro. Me acabé enamorando de Linda Hunt e identificándome con Paul, el marido, un director de documentales. Los episodios tocaban problemas que podrían surgir en cualquier pareja. Y ellos los solventaban en media hora, con unas risas y mucho humor. Todo era muy bonito pero un cuento al fin y al cabo, ya que en la realidad las relaciones son algo más complicadas.
Empezando por el principio. ¿Cómo coño sabes cuando estas saliendo con alguien? Me he enterado hace unos meses que cuando quieres ser pareja de alguna tía ya no se lo pides, ahora basta con pasarlo bien y quedar para tomar algo y enrollarte, lo repites un par de veces o tres y por arte de magia ya tienes pareja, ¿o no? Porque al no pedirlo, ¿cómo sabe el otro o la otra que es lo que hay? Demasiado nebuloso a mi parecer. Un mundo de tinieblas en el que se mueve uno y que si da un paso en falso puede fastidiar no ya lo de ser pareja sino incluso la posible amistad.
En mi caso, cuando empecé a salir con mi ex le pedí que fuera mi novia. Incluso ella me admitió que eso ya no se hacía. Le pareció gracioso. Debo ser algo raro, sinceramente. Nos conocíamos desde hacia 15 días más o menos y un sábado hablando por teléfono me dijo que había ido con unas amigas a un garito a bailar. Me dió un ataque de pánico por si la perdía si conocía a otro y en ese mismo momento, por teléfono, le dije ¿quieres ser mi chica? ¿De que otro modo podría hacerla ver que quería algo más serio?¿Dejando todo en el aire y que ella pensara que era probable que me gustara? Claro que esto ocurrió el sábado a las 3 de la mañana. El domingo al despertar me dije, ¡¿qué leches has hecho Rubén?! Y la llamé para decirla....mira que creo que vamos muy rápido....pánico total, alarmas en rojo y sirenas por todos lados. Al final quedamos en el Retiro y un par de horas de lloros y abrazos dejaron las cosas claras. Ya éramos pareja.
Ahora parece todo más sencillo. En teoría, porque sigo muy bien sin saber cual es esa línea que separa el divertirse como buenos amigos o el salir como pareja.
Y es que estoy muy confuso. Nunca me había puesto a pensar sobre ello. Pero parece ser que según términos de una amiga yo tengo el carácter de un chico-chica, es decir, que a la hora de quedar con una mujer estoy a la expectativa. No doy ningún paso si no estoy seguro al 100% de que es lo que quiere ella. Y eso es algo que me escama mucho. ¿Por qué los tíos tenemos que dar siempre el primer paso? Somos nosotros quienes tenemos que llamar, mandar mensajes o escribir un correo si nos interesa alguien pero si a una tía le interesa un tío ¿por qué no lo dice? Me gustas, ¿y yo a ti? Demasiado directo quizá pero seguramente mucho mejor. 
Una risa tonta, una mirada furtiva mientras estas con un grupo de amigos, quizá un ¡qué bobo eres Rubén! mientras te toca levemente el brazo. ¡Coño, si te gusto dimelo y dejemos el tonteo!
Quizá es que soy yo, que pillo mal todos estos temas, quizá lo evidente sea demasiado duro si no hay reciprocidad. Las señales son todo un misterio para mi, despistado como soy, que me quedo embobado con cualquier chorrada sin prestar atención a las indirectas lanzadas al aire para que una mente despierta las capte y actúe. 
Yo, sin embargo, no soy así. No pillo las sutilezas creadas por las mentes femeninas. Para mi una sonrisa es una sonrisa, un bostezo un bostezo y si una chica se agacha para colocarse la sandalia no creo que me esté enseñando el escote para decirme Rubén, esto puede ser tuyo hoy, ahora. ¡Túmbame en el capó de ese coche y hazme gemir!
Soy simple, lo sé. Cuando quedo con alguien lo único que tengo en mente es disfrutar, y actuar como soy yo. Poner los sentidos en mirarla. Observar la mueca que hace al sonreír o como gira la mano al coger un vaso para beber. Escuchar la sonoridad de su voz. Como se toca el pelo al hablar conmigo. O dilucidar si la ropa que se ha puesto me gusta o no. 
También es verdad que hay veces que es mejor callarse, he de admitirlo. Sabes que no hay oportunidad pero aún así deseas que no te lo confirmen. Y por ello te callas y sigues viviendo tu fantasía pensando que quizá algún día seas objeto de sus sueños más íntimos y que te llame por teléfono y al contestar, ella te diga Rubén seamos felices para siempre. 
Puede que sea muy iluso al pensar que eso sucederá algún día. Puede que yo, como hombre, sea el que tenga que dar el primer paso y arriesgar. Lanzar los dados esperando que sumen once y ganar la apuesta, rezando para que no salgan los temidos ojos de serpiente.
Así que todo se reduce a eso, un juego de azar. Manejar las cartas que posees de la mejor forma posible para al final de la noche ganar la partida. Es triste pensar en estrategias y modos de juego, en claves y señales, ya que eso te quita lo mejor de toda la cita. Simplemente disfrutar y pasarlo bien.

sábado, 22 de junio de 2013

Corazón

Vital para la vida.
El corazón es un misterio para mi. Tan pronto late a mil por hora ante un estímulo tan tonto como una mirada, tan pronto bombea lentamente dejando que todo pase a cámara lenta.
El órgano que no se puede dominar por mucho que te empeñes en ello. Siempre obedece a sus propios instintos sin que tu mente pueda domarlo.
Y lo intento, pero es imposible para mi encerrarlo. Es utópico intentar mantener un ritmo constante. Las 80 pulsaciones de media son imposibles en muchos instantes. Momentos en los que se desboca y suben a 120, una manada de bisontes corriendo. Una taquicardia que te hace incrementar la respiración, te hace subir el nivel al que trabaja el cerebro para no colapsar. Y todo producido por una sola mirada. Unos ojos fijos en ti. Unos brillantes ojos que me observan.
Momentos después ese ritmo cardíaco baja a niveles preocupantes, casi pensando que eres un fantasma, un ser inerte. Pero imposible serlo. Y sabes que estas vivo porque la rozas. Porque sientes su piel. La causa de ese lento bombear es la unión de ambas manos. Breve. Muy corto. Unos segundos que parecen días al juntar las palmas. La calidez, la suavidad. Muy fugaz todo pero de una intensidad abrumadora.
Cada uno intenta dominarlo como puede, pero no es un animal domesticado. Muchos lo meten en cajas para así enjaularlo en cierta forma. Pero al igual que el León, a veces ruge y se envalentona y pasa todo esto. Incontrolable, de naturaleza salvaje, se escapa por una rendija abierta en el caparazón creado. Y ve la luz por unos instantes. Y corre, salta y disfruta como el León devuelto a su sabana africana.
El corazón, impredecible, vuelve a la libertad. Se emancipa de la cárcel en la que ha estado enclaustrado y grita con absoluta felicidad. ¡Soy libre!



jueves, 20 de junio de 2013

.....Y la verdad os hará libres.....

Estaba en el monumento a Washington. Una enorme cantidad de gente se arremolinaba alrededor del obelisco esperando su turno para subir en el ascensor. Nos habían dado unos tickets con una hora determinada y dábamos una vuelta por el National Mall de la capital americana mientras nos llegaba el momento de ascender. Y caminando por ese enorme parque me pregunté, ¿será cierto todo lo que he leído sobre este lugar?
Entre otras cosas había escuchado teorías sobre la concepción de la ciudad por un grupo de personas con unos conocimientos secretos, había leído datos extraños, extravagantes. Había visto documentales que decían que incluso el mítico tesoro de los templarios había pasado por allí de camino a algún lugar recóndito del planeta.
¿Verdad o mentira?
Todo el mundo ha oído hablar de la Wikipedia, incluso seguramente muchos de vosotros hayais buscado alguna curiosidad en su base de datos. ¿Cuándo empezó la guerra de los 100 años?¿en que año nació Babe Ruth?¿qué es la hypnerotomachia?
Un sinfín de preguntas que tienen respuesta en esta macro enciclopedia. Pero, ¿nos podemos fiar de lo que cuenta? Cualquiera puede variar su contenido. Un pirado podría poner que Juan Carlos I es el rey de Siam y seguramente en algún lugar de la Tierra alguien se lo creería. Hasta los propios creadores y responsables de Wikipedia te piden que consultes otras fuentes para verificar datos. Se ha demostrado que el FBI, la CIA, un montón de gobiernos, el MI6, empresas importantes como Macdonalds o Coca Cola...todos ellos han variado la información que de ellos o de terceras personas se cuenta en la enciclopedia online por excelencia.
Y cuando lees algo me pregunto, ¿verdad o mentira?
Cuando encontraron a Bin Laden en su refugio no había certeza absoluta de que fuera él. No entraron antes para preguntar, ni siquiera hubo fotografías que pudieran corroborar que era él y no otro árabe con turbante el que pululaba por esa casa. Soplos y confidencias de tipos de dudosa credibilidad, gente con la soga al cuello en muchos casos, gente que vendería su alma si les dieran algo por ella dijeron que se encontraba en ese palacete en la afueras de una ciudad paquistaní.
Y cuando acabaron con él, si es que era él, los yanquis contaron que el cuerpo había desaparecido para siempre. Que el cadaver lo habían tirado al mar en un lugar indeterminado. Esto hubo mucha gente que lo creyó posible, incluso algún millonario con ganas de gastarse parte de su fortuna y con mucho tiempo libre emprendió una búsqueda para hallar el cuerpo, vete tu a saber para que fin. Un tiempo más tarde, salió a la luz un documento que decía que a Osama se lo habían llevado por aire, un helicóptero lo habría llevado supuestamente a territorio americano. Muerto eso si.
Algún funcionario con los bolsillos llenos, un hacker que fisgó demasiado, un soplón en contra del gobierno, quien sabe como salió a la luz ese documento. Puede que todo sea una cortina de humo y que aún siga vivo en algún zulo de Wisconsin, en medio de la nada. Hay teorías para todos los gustos y yo tengo la duda. ¿Será verdad o mentira?
Ahora está en todos los periódicos deportivos. Neymar es jugador del Barça. Hace un año más o menos que se sabía que iría allí pero no podían hacerlo oficial. De todas formas, una delegación del Barcelona marchó a Brasil hace un tiempo con un cheque en uno de los maletines negros que la gente trajeada siempre lleva de la mano. ¿Para quien era ese cheque? Para el papá de Neymar, querían asegurarse que no habría tentaciones de otros clubes y comprar la fidelidad del jugador brasileño y de su familia. Diez millones de euros era la cifra puesta en ese cheque. Impresionante número. Ahora, una vez hecho oficial y ya habiendo vestido la camiseta azulgrana en la presentación ante los medios, el padre en una entrevista dijo que no había cheque. Todo había sido un mentira pertrechada por ciertos periodistas. ¿Verdad o mentira?
Vivimos en un mundo en el que ya no sabemos que creer. Las cosas se adornan de cierta forma, esconden la verdad entre tantas mentiras, que es imposible saber que hay de cierto en una noticia o en cualquier afirmación que leamos por ahí.
Y esto me toca de alguna manera.
Una chica hace poco tiempo me dijo. Rubén tu no eres real, no existes. No puede haber tíos así. Al principio me quedé sorprendido. Me dije, ¿por qué duda de mi? No tengo porque mentir, en realidad muchas de las cosas que digo a los pocos días me arrepiento por si he sido demasiado sincero. Es difícil, y más ahora, tocar ciertos temas. Antes me leía uno ahora me leen diez. No obstante le transmití mi incredulidad ante esa afirmación. ¿Por qué crees que no soy real? Eres demasiado honesto, demasiado sincero, demasiado sensible, demasiado romántico....demasiado.
Por supuesto. En un mundo en el que todo tiene un doble fondo, una cara oculta, un lado oscuro, no te puedes fiar de alguien que cuenta su vida porque sí. Siempre tendemos a pensar que hay un motivo extraño en todo esto.
Quizá los que han leído sólo la última etapa de mi vida piensen que soy romántico, o sincero. Muy sentimental. Y es así. Quizá ahora hablo más del amor, de príncipes y princesas. Supongo que es la etapa en la que estoy ahora. Hace unos meses andaba por el blog contando mis escarceos con el mundo subterráneo. El pozo profundo en el que me encontraba era mi tema principal, y me regodeaba ante mi desdicha.
Sigo triste. Muchos días la cabeza tira hacia temas más melancólicos. Pero ahora veo abrirse las nubes en la primavera madrileña. El futuro es incierto. Pero la mentalidad es de querer encontrar de nuevo el amor. De ahí mi romanticismo de ahora.
La verdad es que no se sí hay muchos tíos como yo. Espero no ser el último de los mohicanos.
Y anoche al meterme en la cama busqué una canción. De una cinta que compré con doce o trece años. Una canción que me hizo sonreír. Rick Astley y su "Never gonna give you up". No lo voy a negar, me descojoné viendo el bailoteo de Rick en el video. Y me hizo preguntarme, ¿en serio con doce años yo cantaba esta canción y bailaba como el pelirrojo? ¿Seré real o una mentira?
Puede que el día que tuve el accidente con el coche a principios de Marzo yo quedara maltrecho y esté en una cama de hospital y como Amenabar hizo con Eduardo Noriega en "Abre los ojos" todo sea algo imaginado, implantado en mi memoria. En ese caso Rubén sería un invento, las fantasías de una científica que busca cualidades en los hombres desaparecidas hace tiempo. Por ello me ha convertido en un ser irreal. Sus anhelos y deseos introducidos en el tubo de ensayo que es mi mente. Quizá la pelirroja con la que soñé el otro dia es ella misma, que se metió en mi sueño para tener una velada pasional. Para verificar que el experimento va bien.
¿Es todo verdad o es mentira?
Abre los ojos......

martes, 18 de junio de 2013

Confesiones

Una tarde me encontraba trabajando y entró una chica en el bar. Una chica que ya había visto por allí pero ese día, extrañamente, se puso a hablar conmigo. Le serví su aquarius y ella empezó a preguntarme como me llamaba, cuantos años tenía, por donde vivía. Yo estaba un poco alucinado por ese repentino interés. Ella me contó que iba a ver una película de dibujos animados. Estuvimos hablando diez minutos más o menos, hasta que entró la taquillera del cine de al lado y le dijo que ya podía pasar. Esta chica tiene cierto retraso mental. No demasiado, creo que incluso vive sola. Claro, las camareras me miraban riéndose y es que ellas sabían algo que yo no. Ivelisse, una de ellas, le había dicho un par de horas antes que yo había preguntado por ella. Una pequeña broma.
A partir de ese día, cada fin de semana que ella iba al cine se pasaba a hablar conmigo. Un día me preguntó que porque no tenía hijos, ¿es que no quieres a tu novia? Me dijo. Claro, ¿qué podía responder a eso? Soy muy joven aún le decía. Hubo una temporada que me insistía mucho en que si me gustaban las películas de dibujos, era su forma de decir que la llevara al cine. Tuve que decirla que me había casado. Algo falso, pero no supe decirla de otra forma que ella no me interesaba y que las compañeras del trabajo nos habían gastado una broma. Hace tres semanas que no la veo, la última vez me dijo que va menos al cine porque esta muy caro y no tiene mucho dinero. Y esta última vez volvió a preguntarme si ya tenía hijos. Y la respuesta fue la misma. ¡Aún soy un chaval!
Pero la verdad es que no soy un chaval. Las canas ya asoman, las arrugas en los ojos empiezan a ser más profundas. La mirada es menos inocente, quizá más pensativa.
Esta mañana he visto, mientras esperaba el autobús, a un padre que llevaba a sus tres hijas al colegio. Las subía en el coche, las hablaba cariñosamente, las contaba una historia para que no trastearan demasiado. Y me ha dado envidia. Si. Esa es mi confesión. He sentido envidia de ese padre con tres niñas agarradas a él.
Siempre quise tener hijos. Y más que nada una hija. Una pequeña princesita.
En agosto me encontraba en Disneyland, esperando una tremenda cola de dos horas para subir en la atracción de Toy Story. Delante nuestro había una niña de unos 6 o 7 años vestida de princesa. Un niña encantadora, muy educada le pedía a su madre permiso para todo. Daba vueltas a nuestro alrededor, jugaba y bailaba sola, miraba con expectación la cola deseando entrar con impaciencia. A mi se me caía la baba, y mi ex se daba cuenta. Supongo que ella se preguntaría ¿si desea tener hijos por qué no los tenemos? Yo me he hecho la misma pregunta siempre. ¿Por qué?
La única respuesta que puedo dar es cobardía. Siempre le comenté a ella que no siento que fuera a ser un buen padre y su contestación era que creía que sería un padre genial. Pero yo nunca lo sentí así. No tengo madera de padre, no podría decir que no a las cosas que me pidiera, no podría castigarla sin tele si se porta mal, no podría regañarla porque no se ha comido toda la verdura que le ha hecho mamá. Si se pusiera a llorar me derrumbaría y acabaría siendo una niña consentida y malcriada. Y tampoco podría dejar que la madre fuera la mala de la película porque no sería justo para nadie. Sería un mal papá, lo se.
No quería variar tampoco mi vida. Estaba a gusto como estaba. Cómodo. Y pese a que cada vez que veía un bebe yo quería uno nunca me atreví de manera convincente a decir si, quiero tener hijos. Me dejé llevar más que nada por su insistencia, y supongo que mi falta de decisión me lo notaba ella.
Y por el motivo que fuera durante los dos años que estuvimos buscándolo no lo encontramos, también es verdad que no lo intentamos con ahínco.
Esta mañana observando a la niñas con sus mochilas, y al papá esforzándose por contar su cuento me ha venido esa cosa al estómago, un sentimiento de que pudo haber sido y no fue.
He conocido a varias mamás en estos meses. Y todas y cada una de ellas coinciden en una opinión. Mis hijos son lo mejor que me ha pasado. Eso dicen. Y me parece en cierta forma triste. ¿Qué hay del papá? Quizá nunca me atreví tampoco a tener hijos por miedo a que el amor que la otra persona sentía por mi se fuera o simplemente me sustituyeran por el amor a un hijo. Egoísmo. Si.
Si la chica que va por el bar me volviera a preguntar porque no tengo hijos debería decir, que la cobardía, la comodidad y el egoísmo me lo impidieron.
O puedo engañarme y seguir diciendo, aún soy un chaval.

sábado, 15 de junio de 2013

Pelirroja

Me acabo de despertar. He tenido un sueño impresionantemente real.
Me encontraba en una fiesta, no recuerdo de que tipo. Con gente conocida,  caras a las que reconocía, personas que me sonaban de haberlas visto alguna vez. Salvo una.
Una pelirroja de tez blanca como la nieve y ojos azules, tan claros como el cielo brumoso. Una chica tan bella que me quedé mirándola mientras se me acercaba y me decía algo al oído. ¿Y tu quien eres? me dijo. He venido por aquí muchas veces le contesté. Ella comentó que como no nos habíamos visto antes, a lo que yo me encogí de hombros y lo único que pude decir es ni idea.
Esta parte del sueño esta algo más difusa, más borrosa. Lo he tenido hace 10 minutos y no quería que se me olvidara. Sobretodo la cara de ella. Una desconocida en la vida real, pero un ángel en la ensoñación. Un ser extraordinariamente perfecto.
La fiesta decae con el transcurrir del tiempo y no se muy bien como sólo quedamos ella y yo y dos amigas suyas a las que si conozco de la vida real. Me ofrezco a llevarlas a su casa ya que es muy tarde pero dicen que no importa que no tienen prisa. Y de pronto sucede algo maravilloso. La pelirroja se acerca a mi y me besa. Un beso tierno, dulce. Noto sus labios carnosos, siento su lengua con sabor a fresa probablemente del chicle que masticaba.
Me aparto y con ternura le acaricio la cara, y le digo, pelirroja será mejor que nos vayamos. ¡Coño, que gilipollas soy!¡Qué es un sueño, lanzaté! Pero no, Rubén es tonto hasta en sueños.
Pese a ello mientras recojo las llaves del coche me fijo en ella. Lleva un vestido azul intenso. Contraste con su melena larga, rizada y rojiza. El vestido le queda ceñido por encima de las rodillas. La pelirroja es una chica voluptuosa. Una mujer con curvas en las que me gustaría perderme durante un viaje eterno.
Todo esto lo recuerdo perfectamente, parece haber ocurrido, pero me miro y el pijama de la rana Gustavo que llevo puesto niega mis recuerdos y me hacen volver a la realidad. Fue un sueño. No hay duda.
Mientras observo a la pelirroja ella se gira y me vuelve a besar, esta vez me lleva contra la pared de un pasillo y me aprieta contra ella mientras con sus manos busca algo por debajo de la cintura. Me toca y ve que me he excitado. Ella lanza un Rubén lleno de sensualidad al que no puedo resistirme y la giro. Ahora es ella la que esta entre mi cuerpo y la pared. Acaricio sus brazos de piel suave y sus manos y las mías quedan entrelazadas. Mientras seguimos besándonos, como en una especie de baile dando vueltas el uno sobre el otro por el pasillo llegamos al salón y de un empujón me lanza al sofá. Al caer pierdo el equilibrio y voy al suelo, me río y ella se ríe. Se tumba sobre mi. Por alguna extraña razón me hago la pregunta de, ¿y tus amigas? Ellas han desaparecido. Los sueños son mágicos y hacen aparecer y desaparecer cosas a su antojo.
Tirados en el suelo sin dejar de besarnos ella me quita el cinturón del pantalón. Y me lo baja. Me quedo desnudo bajo ella. Y sucede algo a cámara lenta. En mi mente esta así. Fotograma a fotograma veo como ella se quita el vestido subiendoselo y sacándolo por la cabeza. Es preciosa y me quedo mirándola. Observando incrédulo su belleza. Miro su cara, resplandeciente. Miro su brazos, juguetones. Miro sus pechos, deliciosos. En ese instante pienso que es un sueño. Un sueño dentro de otro. Una locura. Segundos después, en el suelo al lado del sofá la penetro. Ella sigue en la misma posición. Sobre mí. El placer es indescriptible para alguien como yo. Parco en palabras. Nulo en saber expresar algo tan sensual. Ella sube y baja gimiendo. Una lágrima cae por mi rostro. Felicidad extrema. Nos ponemos de lado en el suelo, su espalda contra mi pecho. Y le beso el cuello. Huele a sexo, huele a sudor, huele a rosas. Busco y la vuelvo a penetrar en esa posición. Agarrándola por la cintura de medio lado en el suelo. Me acoplo a su cuerpo, y bailamos rítmicamente. Me fijo y me parece que ella es una muñeca de porcelana por la blancura de su piel. Quiere volver a besarme y se gira, el acoplamiento se rompe pero por un beso como aquel merece la pena. Un beso que dura mucho tiempo, un beso infinito. Con su mano vuelve a meter mi pene en su vagina y llega el éxtasis. Llegan los gemidos entrecortados, llegan los nombres susurrados. Rubén me dice ella una y otra vez. Pelirroja suelto yo en su oído. Y en esa unión perfecta terminamos. Jadeantes. Sudorosos. Con una sonrisa en el rostro. Ella me mira cariñosamente sentada a mi lado. Seguimos en el suelo. Me coge la mano, acaricia mis dedos.
Y de repente me he despertado. Una sensación placentera ha recorrido mi cuerpo durante unos instantes pero al darme cuenta de que lo había soñado me he puesto un poquito triste. Y he querido escribirlo para volver a recordarla, y que nunca se me olvide su rostro.
¿Quién diablos era esa mujer?¿Donde estas pelirroja?

jueves, 13 de junio de 2013

Rubén el alquimista

Estaba en Milán.
Había madrugado ese día de agosto de hace cinco o seis años y a las 8:30 de la mañana me encontraba delante de la fachada de la iglesia de Santa María delle Grazie. Un par de meses atrás había hecho la reserva para entrar en ese convento. ¿Por qué tanta antelación para entrar en una iglesia? Bueno, es que no es un sitio cualquiera. Allí dentro se encuentra una de las pinturas más bellas de la historia del arte. Un mural que me dejó impresionado y que me transformó.
Plantado delante del convento, dejando pasar los minutos hasta que me tocara entrar no pensaba en otra cosa que meterme otra vez en la mullida cama del hotel. Así que somñoliento aún, con los ojos entornados y mirada vidriosa entré por el arco de seguridad. Éramos unas 20 personas. Y entre murmullos recorrimos los metros que nos separaban de la sala donde se encontraba el mural. Y en cuanto lo vi mis sentidos se activaron, mis ojos se abrieron completamente y mi piel se erizó. Es realmente grande y domina toda la estancia. Antiguo refectorio de los dominicos, tendría que haber sido maravilloso comer ante esa obra cuando rezumaba colorido y amplitud. Los ojos de los discípulos y del mismo Jesús contemplandote desde la altura. A algún monje seguro que se le atragantó la sopa al saberse observado de esa manera.
Yo me quedé pasmado, escuchando la audioguia de fondo en mis auriculares y contemplando cada detalle, paseando arriba y abajo para empaparme bien de cada objeto, de cada minúsculo pliegue de las ropas, de cada misterio.
Es un viaje transformador. Tu alma cambia y no vuelves a ser el mismo que al entrar. El tiempo parece estirarse y lo que en realidad es un cuarto de hora o veinte minutos se convierte en días o incluso meses. Al salir has envejecido.
Eso es lo que sentí yo esa mañana.
Mi viaje se había iniciado unos años atrás. En la biblioteca, al pasear entre estanterías de libros en uno de los múltiples descansos del estudio de mis apuntes. Un libro me llamó la atención, Picatrix era su título. Le eché un vistazo.
La transfiguración del alma empezó en ese instante. No lo leí entero, ni comprendí las pocas páginas que ojeé, sin embargo me empecé a interesar por el arte, la historia y la belleza en general. Empecé a buscar mi piedra filosofal.
Una tarea que lleva toda la vida y que te hace recorrer muchos lugares y caminos. La mayoría difíciles de transitar a solas pero hay que hacerlo si quieres lograr encontrar la piedra que transforma los metales en oro.
Hubo un tiempo en el que olvidé ese sendero, me desvié del camino del conocimiento, de la sofia. Instantes de flaqueza moral, de tribulaciones interiores que hicieron que llenara mi corazón con cosas superfluas y poco importantes. Mis oscuros deseos, mis debilidades tomaron las riendas de mi vida. Eso me llevó a ver la oscuridad de mi alma. Todo ser humano posee esa faceta y hay que saber dominarla.
Al salir de Santa Maria delle Grazie un sentimiento de querer conocer todo lo sublime de la vida embargó mi ser. Yo aun seguía el camino, serpeteante, del conocimiento. Dubitativo, pero paso a paso, iba entendiendo lo que me rodeaba.
Hace 8 meses volví a retomar el camino. Pasé por el infierno. Caí muy bajo y desde ahi tenia que empezar, no habia otra forma. La lucha interior que mantuve fue una dura batalla. Mentalmente y físicamente.
¿Cómo había llegado hasta ese punto? ¿Qué me había pasado?
Preguntas que me hacia cada día y que intentaba responder. ¿Por qué soy así?
Y un día me encontré con que alguien dijo, no importa donde empiezas ni donde acabas, lo que verdaderamente importa es el camino que recorres. Y es una afirmación totalmente cierta. Hace 8 meses estaba llorando en la que fue mi cama, un lugar en el que conocí el placer, la felicidad y la alegría de tener a alguien con quien compartir mi vida. El 15 de Octubre no paré de llorar pensando que quería morirme, que la vida no tenía ningún sentido para mi. Ese día caí al pozo más profundo, llegué al centro de la Tierra y vi al Diablo. Yo había cogido un cuchillo, melodramátismo puro y duro, sin mucha convicción de saber que hacer con él. Y el Diablo me tentó. Ese día luché como nunca antes lo había hecho. Y me aferré a un hilo de esperanza. Una esperanza irreal que ella me dió quizá por pena o por miedo a lo que me pudiera hacer, puede que ambas cosas a la vez.
Ahí inicié mi camino, en el infierno. Durante días anduve por allí. Después alcancé a subir al purgatorio. Triste. Alicaído. Muerto viviente. Sin pasión por nada. Escribía sobre mis viajes y mi vida pasada para recordar que aún seguía con algo de vida. Fue aquí donde empecé a pensar y ejercitar mi cuerpo. En un momento dado logré interesarme por escribir y mejorar mi estado físico. El camino empezado muchos años atrás volvía a estar ante mis ojos. Mentalmente me agotaba haciéndome preguntas de todo tipo y físicamente me machacaba para alejar esas mismas preguntas de mi mente.
Y como el hombre de hojalata en busca de un corazón, o el león buscando valentía, o el espantapájaros un cerebro o incluso la misma Dorothy su ansiada Kansas. Yo me uní a ellos en el camino de baldosas amarillas en busca de lo que perdí.
Meses de mejoría, tanto física como anímica, me han llevado hasta hoy mismo. Momento en el que se me plantea una duda. Un desvío. ¿Me atreveré a vislumbrar lo que hay detrás, investigar y explorar? O quizá no esté aún dispuesto a correr el riesgo y me quede agazapado en el anonimato de las palabras. ¿Seré capaz de seguir mejorando? El camino es duro, hay espinas, hay dolor. Pero también hay risas y alegría, hay sentimientos, hay placer y belleza.
¿Lograré llegar al paraíso algún día?

sábado, 8 de junio de 2013

Aclaración

Bastante gente me ha preguntado si lo que escribo es real. Y creo necesario aclararlo.
Cada sentimiento, cada lugar, cada pensamiento, cada situación, todo ha sucedido.
He visitado todas las ciudades que he descrito, he llorado siempre que he comentado que lo he hecho. Incluso vi al fantasma que menciono en una de las primeras entradas del blog.
Todas las personas que salen son reales. Existen, viven y respiran el mismo aire que tu y yo.
Sólo me permití una entrada falsa. La que título lluvia, un viaje por mis vidas pasadas. No soy ningún chamán que se ponga hasta arriba de peyote para alucinar y ver que fui en mis otras vidas. Lo escribí porque siempre he tenido ese sentimiento. Siempre creí que fui todas esas cosas antes de ser el estúpido y tonto Rubén.
Por lo tanto salvo ese día todos los demás he plasmado mi alma en estas pocas letras. Y seguiré haciéndolo mientras haya ganas y cosas que contar. Porque también he de aclarar que lo que pongo es por mi exclusivamente. No escribo para los demás, y eso puede dañar alguna vez. Si en un momento dado alguien me ha impactado, he conocido a una persona excepcional o me he puesto triste al hablar con cualquiera lo expondré si necesito hacerlo. En eso seré tajante. Seré egoísta y antepondré mis sentimientos a los de cualquier otra persona. No puedo estar pendiente si lo que pongo lo leerá tal o cual persona. Debo ser sincero conmigo mismo. Es mi blog y creo estar en el derecho de hacerlo. Tampoco creo que en todo este tiempo haya ofendido a nadie, no es mi estilo meterme en vidas ajenas y criticar a la gente. De todas formas pido disculpas si a alguien le molestó algo o si en un futuro digo algo que puede ser interpretado de una forma equivocada. Mi intención no es dañar a nadie.
Este blog nació para sacar todo lo que tengo dentro y darme cuenta que no era una persona tan horrible. No tenía a nadie a quien contar todas esas sensaciones y por eso escribí. Deje fluir todo lo que mi corazón sentía en cada momento. En el primer mes de existencia del blog tuve pocas visitas. Mis hermanos y algún loco que se topó con él por internet. Nunca entendí que a nadie pudiera interesarle mi vida o mis sentimientos. Pero más tarde la gente me dijo que me expresaba muy bien. Cosa que tampoco entiendo porque jamás he sabido expresar lo que he sentido. Sino no estaría en la situación en la que me encuentro ahora.
A día de hoy tengo 2300 visitas. Gente de Alemania o Rusia, de Ucrania, algunos de Estados Unidos, y puede que algún despistado de México o Argentina. Gente de muchos países que se han acercado a mi vida, personas que se sienten identificadas. Sintieron en algún momento de sus vidas lo que yo he sentido. Lloraron por los mismos problemas. Porque los sentimientos son universales. Da igual si eres un campesino de los Urales o un empresario alemán. El amor es universal, y el dolor causado por él también lo es.
Me gusta que la gente me lea, no tanto por vanidad, que también. Sino porque al igual que yo, puede que esas personas se sientan solas y saben que en algún lugar de Madrid hay alguien que siente lo mismo, hay alguien que llora por lo mismo que llora el o ella. Y quizá juntos, en la distancia, el dolor se lleve mejor.

viernes, 7 de junio de 2013

Cuatro historias y una decisión

Voy a contar hoy cuatro instantes de mi vida que me han llevado a tomar una decisión. Quizá importante, quizá no. El tiempo lo dirá.

Sueño
El primer instante ocurrió anoche. A las 12:30 me acosté, apagué la luz y cerré los ojos. Unos segundos después los abrí de golpe. Encencí el iPad y busqué Moon River y la descargué.
En la historia del cine ha habido muchísimas canciones que me han hecho sentir algo especial. Y esta es una de ellas. Desde siempre esta canción me ha invitado a soñar. Ha cogido mi alma y la ha hecho volar por mundos irreales.
Audrey Hepburn es una delicia en Desayuno con diamantes. Y su voz cantando Moon River es realmente maravillosa. Simplemente evocadora. Mientras la escuchaba anoche una y otra vez hasta quedar dormido sentía que mi corazón latía al principio acelerado para luego, cuando sentí a Audrey susurrandome al oído, latir pausadamente.
Esa mujer es encantadoramente bella. Y viéndola en imágenes de la película me enamoré de esa sonrisa y esa mirada. ¿Por qué no soñar con una mujer así? Delicada y a la vez fuerte. Jovial y al mismo tiempo de mirada melancólica. Con una voz de una sonoridad tan sensual que cada vez que la escucho se me pone algo en el estómago. Os recomiendo que ahora mismo busquéis la canción, y con los ojos cerrados la escuchéis. Tomaros dos o tres minutos en lo que estéis haciendo y soñad.

Desconocida
Hace un par de meses, más o menos, una amiga me dijo que era muy exhibicionista. Me decía que yo adoraba que me miraran, ser el centro de atención. Cuando me comentó esto la miré incrédulo y sonriendo la contesté que era imposible. Siempre me he mantenido oculto, en segundo plano. Sin querer destacar demasiado, manteniendo el anonimato entre la multitud.
Sin embargo, me quedé pensativo con esa afirmación y creo que le daré un poco la razón. Y contaré mi segunda historia.
Hace años, muchos, los sábados iba al cine. Me gustaba ir por la Gran Vía y coger una entrada para la película que me llamara la atención. Amo el cine y que mejor sitio que esa cinematográfica calle para deleitarme con una historia que removiera y agitara mis sentidos. En fin, compraba la entrada y me iba al Fnac a escuchar música mientras esperaba a que comenzara la película. No se sí habéis estado alguna vez allí pero para el que no lo sepa había una serie de torres con cd's expuestos para que la gente pudiera escucharlos. Un día ocurrió algo extraño. Yo estaba escuchando uno de esos discos de muestra mirando la carátula del cd y desvié la mirada un segundo. En frente mío había una chica, no recuerdo que fuera especialmente guapa, ni que tuviera un cuerpo de escándalo. Lo que me atrajo es que estaba bailando mientras oía al otro lado de la torre otro de los discos. La miré y sonreí y ella me devolvió la sonrisa. Tímido como soy bajé la mirada enseguida. Unos minutos después fui a otra parte del Fnac a escuchar otro disco más y al rato esta chica se puso a mi lado y cogió los cascos y bailó de nuevo. Me dejó alucinado. Hice un gesto con la cabeza y estúpido de mi al poco rato me fui al cine.
A la semana siguiente volví a comprar una entrada y de nuevo fui al Fnac a hacer tiempo. Y como si el destino quisiera jugar conmigo allí estaba esta chica. Bailando ante una torre llena de música de muestra. Y me puse a su lado. Extrañamente me reconoció porque me saludó con la mano y siguió con sus movimientos. El primer día no me di cuenta pero aquella segunda vez me percaté de que toda la situación tenía un aire de sensualidad increíble. Ese día di un paso importante. Empecé a mover las piernas y la cadera con el ritmo de mis cascos. Allí estábamos los dos. Bailando en medio del local. Y curiosamente no me importó. Raro en mi que soy muy vergonzoso.
Durante dos meses, cada sábado, veía a esta chica. Nunca supe su nombre, ni hablé con ella. Nunca pasé más allá de intercambiar saludos levantando la mano al vernos o despedirme cuando me iba al cine.
Un instante extraño en mi vida que demuestra que si, que me gusta que se fijen en mi.

Gran hermano
Desde qué empezó este programa he querido ir. El primer año me enganchó. Me parecía una idea muy original el juntar a una serie de personas en una casa sin poder salir y ver que ocurría. Las grandezas y miserias del ser humano en todo su esplendor. Gente de cualquier extracto social. Gente distinta. Desconocidos completamente ante situaciones límites en muchas ocasiones y todo ello unido a las decenas de cámaras por todos lados que vigilaban cada movimiento, cada palabra, cada acto.
El segundo año quise ir al casting. Llamé al número de teléfono y me cogieron los datos. Y ahí se quedó el tema. Lo seguí intentado al año siguiente pero nada, no había manera. Uno de los años, no recuerdo bien cual, buscaron una forma distinta de atraer al público. Convocaron a todo aquel que quisiera entrar en la famosa casa a un sorteo que se haría en directo. Sólo faltaba un participante y saldría elegido al azar. Bueno, eso dijeron al menos.
Y allí que fui, a los estudios de tele5 a probar suerte. Mi novia no quería que fuera, mi familia me decía que estaba loco. Mi única preocupación era que pasaría con mi coche si resultaba escogido. ¿Quien lo llevaría de vuelta a mi casa? Iluso de mi.
Al llegar me di cuenta que la cosa no sería tan sencilla. Una fila tremenda rodeaba el edificio del canal de televisión. Me acerqué a la puerta y vi que gente de seguridad intentaba que nadie se colara por las puertas. Pregunté a uno que parecía ser del programa, su única contestación fue "ponte a la cola, intentaremos que todos entréis al sorteo". Le hice caso y me puse en la fila. Mientras andaba me di cuenta de lo que movía ese programa. Gente de todas clases esperaban su turno para que les dieran un número. Hombres trajeados, gente joven, gente mayor, familias enteras, abuelos cogidos de la mano. Impresionante. Delante mío tenía a una madre y una hija. Ambas querían entrar. Escandalosas a más no poder. Detrás un chico joven, gay. Vestido como si saliera de noche a cualquier garito de moda, con un sombrero a lo Michael Jackson. En un momento dado dejé de escribir por el móvil a mi novia y el chico se puso a hablar conmigo. ¿Qué papel tienes pensado representar? Me preguntó. Yo me encogí de hombros. Ser yo mismo le dije. Así no ganarás nada, tienes que llamar la atención para que no te echen a las primeras de cambio. Me comentó. Y yo pensé, ya soy especial. No tengo que representar nada. Y en mi interior sabía que si entraba a la casa, ganaría. Tenía absoluta certeza de ello.
A las dos horas y un cursillo de como ganar el concurso impartido por Michael, un tío de tele5 recorría la fila dando malas noticias. No había ni un sólo hueco más. Era imposible meter a más gente al deseado sorteo. Entre abucheos de la gente me despedí de un sueño. Ya nunca más volví a ver el programa en la tele.

Desafío total
Con 17 o 18 años los domingos eran tarde de pizza y película. Mi hermano y yo nos sentábamos en el suelo y poniamos casi siempre la misma cinta de VHS. Indiana Jones y la última cruzada o desafío total.
¿Cuántas veces habré visto a Schwarzenegger siendo un agente doble en tierras marcianas?¿Cuantas veces habré repetido Memory call junto con Dani? Infinidad.
Un momento compartido que espero jamás se borre de mi mente.

La decisión
Bueno, todo esto ¿para qué?¿dónde quiero ir a parar hoy?
Juntaré todas las historias. Lo mezclaré bien y sale Mars-One.
Un hombre de ciencia y curioso como soy yo. Un tipo extraño, tímido y exhibicionista a la vez. Un chico sin nada que le ate a este planeta. ¿Qué salto podría dar?
Si, me he inscrito para ir a Marte. Para ser uno de los primeros seres humanos en pisar el planeta rojo.
Mars-one es una asociación que con capital privado quiere llevar al hombre a Marte. Pero no de cualquier forma. Uno de los impulsores de este proyecto es el creador original de gran hermano y lo que ha propuesto para financiar en parte todo esto es que se presente gente para ir allí, para hacer una colonia marciana.
No es una decisión baladí la de ir a Marte. Es un viaje de sólo ida. No hay vuelta posible. Las 20 personas que elijan morirán en ese planeta. Pasarán el resto de su vida sin poder volver a la Tierra.
Llevo leyendo cosas a favor y en contra toda la semana. Gente que dice que es imposible con la tecnología actual, personas que se ríen de la gente que paga los 26 dólares que cuesta la inscripción. Un timo piensan. Y puede que sea así, puede que todo sea un tinglado que tienen montado para llevarse unos billetes al bolsillo. Pero yo prefiero ser más romántico y soñar. ¿Por qué en el 2023 no podré llegar a Marte?
Volar ha sido otro sueño mío de siempre. Adoro los aviones. Mirar por la ventanilla como se aleja todo y sentirme más cerca de las estrellas. ¿Soy un iluso? Si, seguramente si. Pero esta mañana he pagado mi cuota. Un pequeño paso para mi, un gran paso para la humanidad. Los avances están llenos de sueños. Gente soñadora que propuso insensacetes.
Yo voy a soñar.