La vida no se mide en minutos se mide en momentos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

sábado, 8 de junio de 2013

Aclaración

Bastante gente me ha preguntado si lo que escribo es real. Y creo necesario aclararlo.
Cada sentimiento, cada lugar, cada pensamiento, cada situación, todo ha sucedido.
He visitado todas las ciudades que he descrito, he llorado siempre que he comentado que lo he hecho. Incluso vi al fantasma que menciono en una de las primeras entradas del blog.
Todas las personas que salen son reales. Existen, viven y respiran el mismo aire que tu y yo.
Sólo me permití una entrada falsa. La que título lluvia, un viaje por mis vidas pasadas. No soy ningún chamán que se ponga hasta arriba de peyote para alucinar y ver que fui en mis otras vidas. Lo escribí porque siempre he tenido ese sentimiento. Siempre creí que fui todas esas cosas antes de ser el estúpido y tonto Rubén.
Por lo tanto salvo ese día todos los demás he plasmado mi alma en estas pocas letras. Y seguiré haciéndolo mientras haya ganas y cosas que contar. Porque también he de aclarar que lo que pongo es por mi exclusivamente. No escribo para los demás, y eso puede dañar alguna vez. Si en un momento dado alguien me ha impactado, he conocido a una persona excepcional o me he puesto triste al hablar con cualquiera lo expondré si necesito hacerlo. En eso seré tajante. Seré egoísta y antepondré mis sentimientos a los de cualquier otra persona. No puedo estar pendiente si lo que pongo lo leerá tal o cual persona. Debo ser sincero conmigo mismo. Es mi blog y creo estar en el derecho de hacerlo. Tampoco creo que en todo este tiempo haya ofendido a nadie, no es mi estilo meterme en vidas ajenas y criticar a la gente. De todas formas pido disculpas si a alguien le molestó algo o si en un futuro digo algo que puede ser interpretado de una forma equivocada. Mi intención no es dañar a nadie.
Este blog nació para sacar todo lo que tengo dentro y darme cuenta que no era una persona tan horrible. No tenía a nadie a quien contar todas esas sensaciones y por eso escribí. Deje fluir todo lo que mi corazón sentía en cada momento. En el primer mes de existencia del blog tuve pocas visitas. Mis hermanos y algún loco que se topó con él por internet. Nunca entendí que a nadie pudiera interesarle mi vida o mis sentimientos. Pero más tarde la gente me dijo que me expresaba muy bien. Cosa que tampoco entiendo porque jamás he sabido expresar lo que he sentido. Sino no estaría en la situación en la que me encuentro ahora.
A día de hoy tengo 2300 visitas. Gente de Alemania o Rusia, de Ucrania, algunos de Estados Unidos, y puede que algún despistado de México o Argentina. Gente de muchos países que se han acercado a mi vida, personas que se sienten identificadas. Sintieron en algún momento de sus vidas lo que yo he sentido. Lloraron por los mismos problemas. Porque los sentimientos son universales. Da igual si eres un campesino de los Urales o un empresario alemán. El amor es universal, y el dolor causado por él también lo es.
Me gusta que la gente me lea, no tanto por vanidad, que también. Sino porque al igual que yo, puede que esas personas se sientan solas y saben que en algún lugar de Madrid hay alguien que siente lo mismo, hay alguien que llora por lo mismo que llora el o ella. Y quizá juntos, en la distancia, el dolor se lleve mejor.

viernes, 7 de junio de 2013

Cuatro historias y una decisión

Voy a contar hoy cuatro instantes de mi vida que me han llevado a tomar una decisión. Quizá importante, quizá no. El tiempo lo dirá.

Sueño
El primer instante ocurrió anoche. A las 12:30 me acosté, apagué la luz y cerré los ojos. Unos segundos después los abrí de golpe. Encencí el iPad y busqué Moon River y la descargué.
En la historia del cine ha habido muchísimas canciones que me han hecho sentir algo especial. Y esta es una de ellas. Desde siempre esta canción me ha invitado a soñar. Ha cogido mi alma y la ha hecho volar por mundos irreales.
Audrey Hepburn es una delicia en Desayuno con diamantes. Y su voz cantando Moon River es realmente maravillosa. Simplemente evocadora. Mientras la escuchaba anoche una y otra vez hasta quedar dormido sentía que mi corazón latía al principio acelerado para luego, cuando sentí a Audrey susurrandome al oído, latir pausadamente.
Esa mujer es encantadoramente bella. Y viéndola en imágenes de la película me enamoré de esa sonrisa y esa mirada. ¿Por qué no soñar con una mujer así? Delicada y a la vez fuerte. Jovial y al mismo tiempo de mirada melancólica. Con una voz de una sonoridad tan sensual que cada vez que la escucho se me pone algo en el estómago. Os recomiendo que ahora mismo busquéis la canción, y con los ojos cerrados la escuchéis. Tomaros dos o tres minutos en lo que estéis haciendo y soñad.

Desconocida
Hace un par de meses, más o menos, una amiga me dijo que era muy exhibicionista. Me decía que yo adoraba que me miraran, ser el centro de atención. Cuando me comentó esto la miré incrédulo y sonriendo la contesté que era imposible. Siempre me he mantenido oculto, en segundo plano. Sin querer destacar demasiado, manteniendo el anonimato entre la multitud.
Sin embargo, me quedé pensativo con esa afirmación y creo que le daré un poco la razón. Y contaré mi segunda historia.
Hace años, muchos, los sábados iba al cine. Me gustaba ir por la Gran Vía y coger una entrada para la película que me llamara la atención. Amo el cine y que mejor sitio que esa cinematográfica calle para deleitarme con una historia que removiera y agitara mis sentidos. En fin, compraba la entrada y me iba al Fnac a escuchar música mientras esperaba a que comenzara la película. No se sí habéis estado alguna vez allí pero para el que no lo sepa había una serie de torres con cd's expuestos para que la gente pudiera escucharlos. Un día ocurrió algo extraño. Yo estaba escuchando uno de esos discos de muestra mirando la carátula del cd y desvié la mirada un segundo. En frente mío había una chica, no recuerdo que fuera especialmente guapa, ni que tuviera un cuerpo de escándalo. Lo que me atrajo es que estaba bailando mientras oía al otro lado de la torre otro de los discos. La miré y sonreí y ella me devolvió la sonrisa. Tímido como soy bajé la mirada enseguida. Unos minutos después fui a otra parte del Fnac a escuchar otro disco más y al rato esta chica se puso a mi lado y cogió los cascos y bailó de nuevo. Me dejó alucinado. Hice un gesto con la cabeza y estúpido de mi al poco rato me fui al cine.
A la semana siguiente volví a comprar una entrada y de nuevo fui al Fnac a hacer tiempo. Y como si el destino quisiera jugar conmigo allí estaba esta chica. Bailando ante una torre llena de música de muestra. Y me puse a su lado. Extrañamente me reconoció porque me saludó con la mano y siguió con sus movimientos. El primer día no me di cuenta pero aquella segunda vez me percaté de que toda la situación tenía un aire de sensualidad increíble. Ese día di un paso importante. Empecé a mover las piernas y la cadera con el ritmo de mis cascos. Allí estábamos los dos. Bailando en medio del local. Y curiosamente no me importó. Raro en mi que soy muy vergonzoso.
Durante dos meses, cada sábado, veía a esta chica. Nunca supe su nombre, ni hablé con ella. Nunca pasé más allá de intercambiar saludos levantando la mano al vernos o despedirme cuando me iba al cine.
Un instante extraño en mi vida que demuestra que si, que me gusta que se fijen en mi.

Gran hermano
Desde qué empezó este programa he querido ir. El primer año me enganchó. Me parecía una idea muy original el juntar a una serie de personas en una casa sin poder salir y ver que ocurría. Las grandezas y miserias del ser humano en todo su esplendor. Gente de cualquier extracto social. Gente distinta. Desconocidos completamente ante situaciones límites en muchas ocasiones y todo ello unido a las decenas de cámaras por todos lados que vigilaban cada movimiento, cada palabra, cada acto.
El segundo año quise ir al casting. Llamé al número de teléfono y me cogieron los datos. Y ahí se quedó el tema. Lo seguí intentado al año siguiente pero nada, no había manera. Uno de los años, no recuerdo bien cual, buscaron una forma distinta de atraer al público. Convocaron a todo aquel que quisiera entrar en la famosa casa a un sorteo que se haría en directo. Sólo faltaba un participante y saldría elegido al azar. Bueno, eso dijeron al menos.
Y allí que fui, a los estudios de tele5 a probar suerte. Mi novia no quería que fuera, mi familia me decía que estaba loco. Mi única preocupación era que pasaría con mi coche si resultaba escogido. ¿Quien lo llevaría de vuelta a mi casa? Iluso de mi.
Al llegar me di cuenta que la cosa no sería tan sencilla. Una fila tremenda rodeaba el edificio del canal de televisión. Me acerqué a la puerta y vi que gente de seguridad intentaba que nadie se colara por las puertas. Pregunté a uno que parecía ser del programa, su única contestación fue "ponte a la cola, intentaremos que todos entréis al sorteo". Le hice caso y me puse en la fila. Mientras andaba me di cuenta de lo que movía ese programa. Gente de todas clases esperaban su turno para que les dieran un número. Hombres trajeados, gente joven, gente mayor, familias enteras, abuelos cogidos de la mano. Impresionante. Delante mío tenía a una madre y una hija. Ambas querían entrar. Escandalosas a más no poder. Detrás un chico joven, gay. Vestido como si saliera de noche a cualquier garito de moda, con un sombrero a lo Michael Jackson. En un momento dado dejé de escribir por el móvil a mi novia y el chico se puso a hablar conmigo. ¿Qué papel tienes pensado representar? Me preguntó. Yo me encogí de hombros. Ser yo mismo le dije. Así no ganarás nada, tienes que llamar la atención para que no te echen a las primeras de cambio. Me comentó. Y yo pensé, ya soy especial. No tengo que representar nada. Y en mi interior sabía que si entraba a la casa, ganaría. Tenía absoluta certeza de ello.
A las dos horas y un cursillo de como ganar el concurso impartido por Michael, un tío de tele5 recorría la fila dando malas noticias. No había ni un sólo hueco más. Era imposible meter a más gente al deseado sorteo. Entre abucheos de la gente me despedí de un sueño. Ya nunca más volví a ver el programa en la tele.

Desafío total
Con 17 o 18 años los domingos eran tarde de pizza y película. Mi hermano y yo nos sentábamos en el suelo y poniamos casi siempre la misma cinta de VHS. Indiana Jones y la última cruzada o desafío total.
¿Cuántas veces habré visto a Schwarzenegger siendo un agente doble en tierras marcianas?¿Cuantas veces habré repetido Memory call junto con Dani? Infinidad.
Un momento compartido que espero jamás se borre de mi mente.

La decisión
Bueno, todo esto ¿para qué?¿dónde quiero ir a parar hoy?
Juntaré todas las historias. Lo mezclaré bien y sale Mars-One.
Un hombre de ciencia y curioso como soy yo. Un tipo extraño, tímido y exhibicionista a la vez. Un chico sin nada que le ate a este planeta. ¿Qué salto podría dar?
Si, me he inscrito para ir a Marte. Para ser uno de los primeros seres humanos en pisar el planeta rojo.
Mars-one es una asociación que con capital privado quiere llevar al hombre a Marte. Pero no de cualquier forma. Uno de los impulsores de este proyecto es el creador original de gran hermano y lo que ha propuesto para financiar en parte todo esto es que se presente gente para ir allí, para hacer una colonia marciana.
No es una decisión baladí la de ir a Marte. Es un viaje de sólo ida. No hay vuelta posible. Las 20 personas que elijan morirán en ese planeta. Pasarán el resto de su vida sin poder volver a la Tierra.
Llevo leyendo cosas a favor y en contra toda la semana. Gente que dice que es imposible con la tecnología actual, personas que se ríen de la gente que paga los 26 dólares que cuesta la inscripción. Un timo piensan. Y puede que sea así, puede que todo sea un tinglado que tienen montado para llevarse unos billetes al bolsillo. Pero yo prefiero ser más romántico y soñar. ¿Por qué en el 2023 no podré llegar a Marte?
Volar ha sido otro sueño mío de siempre. Adoro los aviones. Mirar por la ventanilla como se aleja todo y sentirme más cerca de las estrellas. ¿Soy un iluso? Si, seguramente si. Pero esta mañana he pagado mi cuota. Un pequeño paso para mi, un gran paso para la humanidad. Los avances están llenos de sueños. Gente soñadora que propuso insensacetes.
Yo voy a soñar.

jueves, 6 de junio de 2013

Llorar

Forrest Gump esta delante de la tumba de Jenny, con unas flores en la mano. El amor de su vida se ha marchado para siempre. Hasta para alguien tan positivo como el personaje de Forrest se le hace un nudo en el estomago. Es un momento muy emotivo. ¿A que viene contar esta escena de esta fantástica película? Muy sencillo, desde que se estrenó y tuve la banda sonora en mis manos siempre me he puesto una canción de esa película para llorar, una que ya sólo con oír las primeras notas al piano las lágrimas asomaban por mis ojos y caían por mis mejillas.
Ha habido momentos en mi vida en los que, más a menudo de lo que cualquiera que me conociera pudiera creer, me he acurrucado en la cama y con los auriculares en los oídos me he puesto la canción una y otra vez. Y el sentimiento fluía. Las lágrimas vertidas por esos sentimientos mojaban la almohada.
Desde hace unos meses no era necesaria la canción para en cualquier momento ponerme a llorar pero anoche busqué la música y me puse los cascos.
La sensación de estar en un mundo que no es para mi, la soledad en muchas ocasiones, la incomprensión de los actos de algunas personas, la posibilidad de quedarme sólo para siempre, la hipocresía humana, la insoportable sensación de haber tirado mi vida a la basura, el no poder evitar ser melancólico, la tristeza que en muchas ocasiones inunda mi corazón. Todas estas cosas unidas hacían que llorara durante horas escuchando la música de Forrest. Siempre me identifique con este personaje tan tonto a veces que puede que sea el más listo del mundo y también el más solitario.
Esta sólo porque nadie le comprende, el mundo ha evolucionado hacia la mezquindad y el egoísmo. Y él se comporta de distinta manera. Realiza en cada instante lo que cree que es mejor, sin pensar en maldades o que la gente pudiera interpretarlo de mala manera. Dice lo que siente pese a que pueda doler porque en su alma no piensa que la mentira piadosa pueda tener cabida en este mundo.
Forrest en un momento de la película se pone a correr por todo el país. Sin un motivo, sólo porque sentía que debía hacerlo. Yo me puse a hacer ejercicio como un loco, me hacia sentir mejor. Mientras lo hacia no pensaba, supongo que lo mismo que le ocurría a Gump.
Y la gente sigue sin comprenderme, sin saber como soy. Muchas personas, incluidas las que han leído las entradas de mi blog, me han dicho que el tiempo curará mis heridas, que el paso de los días hará que vea las cosas desde otra perspectiva. Sin embargo estos sentimientos no son sólo por haber sido apartado de la mujer que pensé era el amor de mi vida. Las sensaciones de mi corazón han estado ahí mucho más tiempo. Muchísimo más. Soy así. Simplemente eso. No puedo evitar llorar de vez en cuando y sentirme como me siento. No puedo dejar de ser un Forrest tan tonto que siente y padece. No puedo ser frío y calculador. Soy pasional y muy visceral. No puedo dejar de emocionarme cada vez que escucho esta canción. Si. Ahora la tengo puesta y las lágrimas caen. Mis ojos humedecidos miran la pantalla borrosa del iPad. Tengo que secarme las lágrimas con el dorso de la mano para seguir escribiendo. Y la gente me mira. ¡Pero que importa! Soy yo, Rubén. Alma triste y melancólica. Soñador sin sueños. Pintor sin paleta. Poeta sin musa. Príncipe sin princesa. Tonto, en definitiva, sin caja de bombones.
¿Por qué soy así? Incluso cuando he estado lo más cerca que nunca me encontré de lo que yo considero la felicidad también lloré. También me hacia un ovillo en la cama y lloraba. ¿Por qué? ¿Por qué simplemente no puedo ser feliz? Me he hecho esa pregunta una y otra vez y no he encontrado ninguna respuesta. Quizá tenga que aceptar que soy de esta forma. Un espécimen raro. Puede que dentro de muchos años esté expuesto mi cadáver en un museo de cosas extrañas, con un cartel en los pies que rece "aquí están los huesos del último ser que creyó que ser diferente le haría especial. El último de la especie de los tontibilis extremus".
El tiempo no tiene nada que ver con todo esto. Forrest es el mismo a lo largo de toda la película. Y yo he sido así toda mi vida. Acepto que ahora los sentimientos están más a flor de piel por los hechos acaecidos en estos últimos meses. Pero todo este cataclismo que pasé sólo acentuó más lo que yo soy. Respeto las opiniones de la gente, y si dicen que con el paso de los meses me sentiré mejor lo escucharé educadamente pero siento disentir. Dentro de diez años seguiré emocionandome al escuchar esta música, dentro de veinte años seguiré llorando abrazado a la almohada, dentro de treinta años las lágrimas correrán por mi cara como si fuera un niño.
Sólo espero que algún día alguien se acerque a mi y me diga, Rubén te comprendo. Entiendo como eres. En 35 años nadie aún me lo dicho. Nadie ha comprendido quien soy.


lunes, 3 de junio de 2013

Estupidez

Navidades del año 1997.
Yo tenía 20 años y en los cines de toda España se estrenaba Titanic. La expectación que había causado esta película de James Cameron hizo que el primer fin de semana en las pantallas batiera récords de espectadores y por lo que a mi respecta me imposibilitó para verla esa primera semana. Entradas agotadas rezaba el cartel colgado en la ventanilla de la taquilla. Fui a verla a los cines Callao la semana siguiente. Conseguí una butaca al final de la sala. Una de las últimas que quedaban en la sesión de las ocho de la tarde de un domingo de principios de enero del 98.
Tres horas después de entrar al cine salí llorando. Estaba realmente emocionado. Muy triste. El amor entre Rose y Jack, los protagonistas, no había durado más que unas pocas horas. Jack muere en las aguas heladas del Atlántico mientras Rose intenta por todos los medios evitarlo. Y una imagen de las manos de ambos separadonse al desaparecer Jack en las profundidades oscuras y congeladas del océano se me quedó grabada en la mente. Una tristeza infinita vino a mi e iba en el metro de vuelta a casa llorando. ¿Por qué algo tan bonito no podía durar para siempre?¿Por qué no podía triunfar el amor y vencer al destino? Sin duda Cameron mató al protagonista por un efecto comercial, las historias tristes venden.
¡Qué daño me hizo la princesa prometida! Creo que en ese momento creí en el amor verdadero, el amor eterno. Esta película me hizo soñar que algún día yo tendría a mi alma gemela, alguien destinada a estar a mi lado para siempre pese a las adversidades de la vida. No recuerdo la primera vez que la vi, quizá tuviera 17, no lo se. Pero desde que me enamore de esa princesa rubia he sido el tío más estúpido de todo el planeta.
Robín Wright era todo lo que yo deseaba, no ella en sí misma sino lo que representaba. La felicidad plena al saberte amado y corresponder ese amor con total devoción. Y como el protagonista de la peli decir, como desees, a cada necesidad de la bella princesa.
Así de estúpido era yo. Rezumaba estupidez por los cuatro costados. Esperé a la mujer que pensé que sería mi Robin. Durante años no encontré nada que se le pareciera ni remotamente hasta que un día me descubrí llorando en mi habitación preguntándome porque era así. ¿Tenía yo algo malo?¿Era mala persona?¿No era guapo y por eso las chicas no se fijaban en mi?¿O sólo era que aún no habia llegado mi momento? Decidí seguir esperando. No claudicar.
Siempre decidido a buscar a esa princesa intenté conocer a muchas chicas. Pero no había manera, una aguja en un pajar como se suele decir. Y determiné que si el destino quería que conociera a alguien especial debía dejar que ocurriera, no ir en busca de ello sino dejar que pasara lo que tuviera que pasar.
Y pasó. Pero no de la manera que yo había imaginado. Me enamoré locamente de una mujer que simplemente pasó de mi. El corazón me dolió como nunca antes me había dolido. No un dolor físico sino más bien emocional, tanto que con una simple canción me ponía a llorar. Logré reponerme de la única manera que sabía. Pensando que mi Robin seguía ahí fuera, en algún maldito lugar. Mantuve la esperanza y mi estupidez.
Y volvió a pasar. Esta vez más fuerte aún. El amor me golpeo en la boca del estómago, me dejó k.o.
Y me entró un miedo terrible por sí me volvían a hacer daño. Aún así ambos fuimos fuertes en los comienzos y pese a las inseguridades del inicio la relación duró 10 años increibles para mi, quizá no tanto para ella.
Y me ocurrió algo horrible. Olvidé a Robin. Toda mi mentalidad, toda mi ilusión por tener el amor verdadero pasó al olvido al tenerlo junto a mi, durmiendo a mi lado cada noche. Curioso que cuando más hace falta recordar lo que te ha hecho llegar hasta allí, todo lo que costó llegar hasta ese momento, todo se borre de la mente. Perdí mi romanticismo. Mi esencia. La idea de lo que quería ser y que me convertía en único. Me convertí en un fantasma, una sombra de lo que una vez fuí.
Hace unos meses se me planteó un nuevo reto. Salir adelante de este revés. Intentar no sucumbir ante la tristeza y la apatía. ¿Y cómo pensé que podría recuperarme? Pues si, siendo un jodido estúpido. Creyendo en el amor eterno. Morir con las botas puestas.
Necesitaba recuperar todo lo que Rubén era hace unos años. Todo lo que se esfumó por comodidad o por vagueria. Soñar con una vida maravillosa y con mi Robin. Volver a desear mirar a los ojos de una mujer y observar el amor visceral en ellos. El amor incondicional y eterno.
Quiero ser estúpido. Necesito ser un jodido estúpido porque es la única manera de que mi alma vuelva a recuperarse. Sólo seré feliz en el mismo momento en el que encuentre a mi maldita princesa. Y por eso mismo no me rendiré.
Hoy la canción que escucho mientras escribo esto es Wise up de Aimee Mann. Y va dirigida al viento, para que le haga llegar la letra a quien corresponda. Y lo que viene a decir es que princesa, estes donde estes, espabila porque este sentimiento no va a parar. Nunca dejaré de ser estúpido. Yo no abandonaré.


jueves, 30 de mayo de 2013

Mil palabras

Siempre se ha comentado que una imagen vale más que mil palabras, sin embargo a la vista de los hechos no estoy nada de acuerdo con esa afirmación.
Antes de nada debo decir que me ha costado mucho decidirme a escribir estas palabras. Difíciles. Complicadas porque son recuerdos de un Rubén en los infiernos.
Estoy escuchando la canción "A real hero" de College. Y recomiendo a cualquiera que lea esta entrada de mi blog que la busque por Youtube y se la ponga mientras lee todo esto.

Hace dos o tres meses que tengo esta foto en mi perfil de Whatsapp. Al poco de ponerla algunos mensajes me extrañaron. ¡Rubén que guapo estas! Me decían algunas personas. Claro, yo que soy muy vanidoso no podía más que sonreír y decir gracias. Un mes más tarde la metí en mi cuenta de Facebook y más gente me dijo, ¡Rubén que guapo estas! Y me volvió a extrañar sobremanera. ¡Vamos, que soy yo! ¡Rubencito! La gente debe estar loquita perdida me dije. Hace una semana la puse como foto de mi perfil en dicha red social y más halagos por parte de muchas personas. ¿El mundo se ha vuelto loco?
Y hace un par de días pensé en escribir la historia de esta foto. Dudaba porque como digo no es una historia demasiado alegre, quizá los peores instantes de mi vida. Puede que el peor momento de todos los que la componen.
Deteniéndome un poco en la fotografía parece que estoy contento, con sonrisa seductora, y puede que detrás de esas gafas de sol tuviera una mirada picara. Quizá mi hermano, que es a quien debemos dar las gracias por esta instantánea, puso todo su empeño en la fotografía. Quizá el sol en ese preciso instante brilló por unos segundos entre tormenta y tormenta.
Para describir esta imagen primero tengo que contar la intrahistoria de ésta y por lo tanto tengo que retroceder tres días.
El 5 de Diciembre me fui a La Manga del Mar Menor. Necesitaba estar sólo, desconectado del mundo. Nada más que el mar, la soledad y yo. Me daba miedo estar allí porque la última vez que vi el Mediterráneo desde ese lugar, ocho años atrás, había ido con ella. Temía una debacle interior, tenía auténtico pavor por lo que pudiera sentir. Pero creí que sería la mejor forma de evadirme de todo lo que me rodeaba en Madrid.
No fue fácil llegar por la noche y asomarme a la playa. Ver la luna y respirar el aire marino me trajo mi momento nostálgico y no pude resistirme. Pensé en ella. Su vida estaría igual de jodida que la mía, supongo, pero por distintos motivos. Justo era el aniversario de la muerte de su madre. Mirando la luna apostado junto al mar la escribí un mensaje. "Cuando nació el Sol y su hermana la Luna su madre murió. El Sol le ofreció a la Tierra el cuerpo de su madre del cual surgió la vida y de su pecho extrajo las estrellas y las lanzó hacia el cielo nocturno en memoria de su espíritu. Dedicado a tu madre, almu". Al poco me contesto con un simple gracias. Yo rompí a llorar y un escalofrío recorrió mi cuerpo. El viento que se había levantado hacia estragos y subi a casa. Me pase la noche viendo vídeos de Parkour para no pensar en nada. No quería que los recuerdos se abalanzarán sobre mi, no quería pensar en nada más que en mi ilusión por realizar saltos imposibles y piruetas extrañas.
Tuve un sueño realmente triste esa noche, lo recuerdo porque una vez más la volví a escribir al despertar. La insoportable sensación de tener que escribirla aún me mortificaba. Y ella me contestó con un mensaje neutro. Peor que cualquier bordería, peor que cualquier insulto. Ahuyenté de mi mente toda clase de preguntas y decidí salir a hacer la compra. Mi hermano y su chica venían para hacerme compañía. Cuando supe que venían, un par de semanas antes me dieron la noticia, pensé que prefería estar sólo. Después de esa primera noche agradecí que estuvieran allí, a mi lado. Escuchando mis sensaciones, mis pensamientos, mis realidades.
A la mañana siguiente al despertar puse la tele. Una película me enganchó. Un chico agobiado por todo y por todos, después de graduarse en la universidad, aparca todo y se escapa a vivir su aventura. Quiere llegar a Alaska. Vivir en esa parte del mundo donde sólo lo que tienes en tu interior vale. Quema todo su dinero y se embarca en ese viaje sin mirar atrás. Ese chico se llamaba Christopher McCandless y existió de verdad. Cuando volví de la Manga leí su historia. Vivió su sueño y también murió por él. Esa mañana quise ser ese chico, tener el valor de abandonar todo y largarme muy lejos. Pero me di cuenta que por muy lejos que huyera mis pensamientos serían mi equipaje más incómodo y que vendrían conmigo fuera donde fuera.
La mañana siguiente era la de la foto. Ese día no tuve tiempo de pensar cuando me desperté. Enseguida me puse a recoger mis cosas y empaquetar todo para volver a Madrid. Por la tarde tenía que trabajar e iba con prisa. Al terminar de bajar las cosas, Dani sacó su cámara y empezó a echar fotos. Y yo hice un poco el tonto haciendo poses. De ahí viene esa foto. Un momento de respiro y alegría que pronto se tornaría en tristeza infinita.
Al salir de la Manga un sentimiento de melancolía se echó sobre mi. No controlé mis sentimientos y me puse a llorar de nuevo. Sólo, en el coche, lloraba amargamente. De pronto algo sucedió. Algo inesperado. Un perrito abandonado de repente cruzó por la carretera...y lo atropellé. Paré unos metros más adelante y lloré desconsoladamente. Una llorera tremenda. Jamás había hecho daño a ningún ser vivo y en ese instante maté a un animalito. Me sentía la peor persona del planeta. Un ser humano horrible. Quizá lloré allí parado en el arcén durante una hora. Me obligué a continuar el camino pese a que sólo me apetecía quedarme en medio de la nada llorando por mi vida y por ese perrito que en mal momento se cruzó en mi camino.
Al llegar al trabajo, aún impactado por la muerte del animal, la volví a escribir. Le dije que la necesitaba como amiga. Quería contarle lo sucedido pero su contestación me dejo más sobrecogido aún. Me decía que como amiga su consejo era que buscara a otra gente. Ella ya no estaba en mi vida. Ella se había ido para siempre.
Ese día estuve ausente del trabajo. Mis chicas se dieron cuenta y me preguntaron pero yo esquivé su interés diciendo que todo estaba bien. Un constipado que me tenía los ojos algo llorosos fue la excusa que dije.
Pasé un mes horrible, sinceramente. Pero al final me di cuenta de que las personas entran y salen de nuestras vidas y que no hay que aferrarse demasiado a ellas. Mi pensamiento era que ella estaría allí para siempre y es duro y complicado darse cuenta que la realidad es más cruel. Todo mi romanticismo se ha evaporado me da a mi. Desaparecido en combate se podría decir. Disperso en la atmósfera como el aliento al respirar.
Me gustan los parques de atracciones porque todo es felicidad y alegría. La gente disfruta. No hay peleas. No hay desavenencias. Es el país de las maravillas y el de nunca jamás juntos. Y viví mi vida pensando de esa forma. Que siempre estaría en un lugar así. Y pese a que siempre están las montañas rusas que te hacen sentir un cosquilleo en el estómago con sus bajadas y subidas repentinas, cuando acabas el viaje siempre quieres repetir. Nunca pensé que la vida no fuera de esa forma, pero la cruda realidad es que los meses de Noviembre y Diciembre estuve en otro lugar. En el infierno.
Afortunadamente eso pasó, queda muy atrás. Ahora lo recuerdo distante, lejano. Y con la canción de College de fondo quizá mi forma de verlo sea algo triste y melancólica. ¿Y por qué entonces tengo esa foto os preguntareis? Porque como dice la letra sólo soy un ser humano. Un ser humano muy real.

sábado, 25 de mayo de 2013

Sábado

Escuchando a Macklemore me ha dado un subidon de adrenalina.
Voy a sudar. Voy a hacer pesas. Voy a poner la música a tope y cantar mientras hago unos curl de bíceps.
Es sábado. Y es un día perfecto para cantar.
Enfocando mis deseos para ganar......simetría......belleza....fuerza......

viernes, 24 de mayo de 2013

It's a long road

Una escena me viene a la mente.
Un hombre caminando al borde de una carretera. Solitario. Pensativo.
El paisaje es montañoso. Hace frío. Una neblina cubre todo y hace que las imágenes te hagan estremecer con un pequeño escalofrío que recorre tu cuerpo.
Este hombre llega a un pueblo llamado Esperanza. Sin embargo su semblante no deja lugar a dudas de que él no cree demasiado en el nombre de ese lugar. Se encuentra sólo en el mundo, se acaba de dar cuenta. La noticia le ha dejado impactado y deambula por la carretera sin un destino claro.
Esta es la primera escena de First Blood. También conocida como Acorralado.
Esta es una película que tiene que estar aquí por muchos motivos.
El primero y más importante es que me identifico con John Rambo. Un boina verde, un combatiente de la guerra de Vietnam. Un guerrero. El mejor de los de su estirpe. Vive por y para la guerra. Pero esto no es lo que se me asemeja a mi que ni siquiera fui a la mili. No, yo soy el Rambo que con su mirada triste camina a lo largo de la serpenteante carretera. Soy como John que al llegar a Hope sólo busca un sitio donde pasar unas horas y seguir sin un rumbo fijo.
La imagen es preciosa. Esos bosques del noroeste americano son de una belleza increíble. Árboles kilométricos. La bruma acentúa el carácter misterioso de esos montes ya de por sí tenebrosos, llenos de una vegetación con tantas tonalidades de verdes y marrones que harían palidecer a cualquier pintor. Sintiendo que en cualquier instante un animal enorme y con ganas de pelea quiere arrebatarte lo único que te queda. Tu vida.
Si, yo he visto con mis propios ojos ese panorama. Lo he vivido. En Juneau, muy cerca de donde fue filmada la película. Subiendo a Roberts Peak, una montaña de 1200 metros de altitud. Con niebla y frío, como John cuando escapa por las escarpadas cumbres que rodean Hope. Con mirada curiosa me adentré en un bosque y en silencio anduve por sus senderos. Me topé con una marmota, o quizá un castor, que rápido corrió a su refugio entre la espesura. En algún momento incluso sentí la soledad de ese ambiente por el que tan bien parece desenvolverse Rambo.
Por lo tanto, en cierto modo, se lo que siente cuando huye del prepotente Sheriff. Ahora, mi visión del personaje es más completa. Mi compresión por lo que hace y como lo hace es total.
Stallone da vida a un hombre atormentado por sus fantasmas. Un hombre que se encuentra sólo en una sociedad que le da la espalda. Se siente un renegado. Sin trabajo. Sin hogar. Sin familia. Lo único que le resta para no sucumbir es su orgullo. Y lucha por mantenerlo. Se aferra a su machete y escapa en una moto durante una persecución vibrante que le deja a los pies de la montaña. Y es ahí donde se da cuenta de que ese es su mundo. Lo que mejor sabe hacer. Para lo que sin duda ha nacido. Sobrevivir en la naturaleza donde nada es de nadie y a la vez todo pertenece a todos.
La primera vez que vi Acorralado podría tener fácilmente 16 o 17 años. Ya por entonces me fascinó. Me sobrecogieron las escenas y paisajes, la acción y el final.
Sin duda al verla más veces he ido descubriendo nuevos recovecos de la mentalidad de John, he observado nuevos detalles que me han asombrado más si cabe.
¿Por qué First Blood se convirtió en Acorralado? Pues no tengo ni la menor idea pero supongo que por la escena que de chaval me dejó con la boca abierta.
Rambo, en la cima de la montaña no puede continuar su huida. Varios Rangers y el Sheriff le pisan los talones con unos perros que rastrean su paso. Los perros, unos doberman con dientes como sables, se escuchan de fondo. Dos posibilidades se abren ante Rambo. Enfrentarse a esa gente o seguir huyendo de la forma más inverosímil. ¿Qué es lo que hace? Se tira por el acantilado, una caída mortal para cualquiera menos par él. Sale tocado, claro. Se golpea con ramas de árboles mientras cae al vacío. Y esas mismas ramas son posiblemente las que le salvan de la muerte. Esta herido en un brazo.  Por supuesto, no es ningún problema, desenrosca el compartimento secreto de su cuchillo y saca aguja e hilo. Y se cose el mismo la brecha surgida en su piel.
Esta escena es de una fuerza tremenda. Al tirarse de la montaña y escapar uno piensa, joder, al fin y al cabo es un cobarde. Pero nada más lejos de la realidad porque segundos después te das cuenta de que esta opción es la más peligrosa y valiente. En un principio rechaza el enfrentamiento, y opta por una idea descabellada. Por sí fuera poco acaba curando sus propias heridas a base de apretar mandíbula y soportar dolor.
John Rambo es humano, no hay duda. Pero su valentía y coraje le hacen especial.
La última vez que me puse el DVD de la película fue hace seis meses. Mis ojos estaban más nostálgicos. Mi sensibilidad era máxima. Y al comenzar los títulos de crédito y ver caminar a Stallone, con su abrigo con las solapas subidas y una bolsa de lona al hombro, me puse a llorar. Fue algo corto, unas pocas lágrimas que cayeron por mi rostro. ¡Ese tipo se parecía tanto a mi!
Siempre lo sentí así, en cada ocasión que vi First Blood desde los 16 años. Y en ese momento me di realmente cuenta de ello.
Y al acabar y escuchar la canción de Dan Hill mientras se llevaban esposado a Rambo yo tenía una medio sonrisa en mi cara. John había sobrevivido a su terremoto emocional. ¿Por qué no podría hacerlo yo? Ese día puede que fuera el primer día de mi recuperación. El día que me di cuenta que hasta los más valientes y fuertes pueden caer pero la grandeza de todo corazón reside en saber levantarse. Y como la canción reza, es un largo camino. Sinuoso. Enrevesado. Pero, ¿que sería de un viaje iniciatico sin aventuras? Hope, allá voy. ¡Que se prepare el Sheriff y que saque a los perros! Rubén llega a la ciudad y busca pelea. Busca encontrarse a sí mismo. Busca su identidad.