La vida no se mide en minutos se mide en momentos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

sábado, 15 de junio de 2013

Pelirroja

Me acabo de despertar. He tenido un sueño impresionantemente real.
Me encontraba en una fiesta, no recuerdo de que tipo. Con gente conocida,  caras a las que reconocía, personas que me sonaban de haberlas visto alguna vez. Salvo una.
Una pelirroja de tez blanca como la nieve y ojos azules, tan claros como el cielo brumoso. Una chica tan bella que me quedé mirándola mientras se me acercaba y me decía algo al oído. ¿Y tu quien eres? me dijo. He venido por aquí muchas veces le contesté. Ella comentó que como no nos habíamos visto antes, a lo que yo me encogí de hombros y lo único que pude decir es ni idea.
Esta parte del sueño esta algo más difusa, más borrosa. Lo he tenido hace 10 minutos y no quería que se me olvidara. Sobretodo la cara de ella. Una desconocida en la vida real, pero un ángel en la ensoñación. Un ser extraordinariamente perfecto.
La fiesta decae con el transcurrir del tiempo y no se muy bien como sólo quedamos ella y yo y dos amigas suyas a las que si conozco de la vida real. Me ofrezco a llevarlas a su casa ya que es muy tarde pero dicen que no importa que no tienen prisa. Y de pronto sucede algo maravilloso. La pelirroja se acerca a mi y me besa. Un beso tierno, dulce. Noto sus labios carnosos, siento su lengua con sabor a fresa probablemente del chicle que masticaba.
Me aparto y con ternura le acaricio la cara, y le digo, pelirroja será mejor que nos vayamos. ¡Coño, que gilipollas soy!¡Qué es un sueño, lanzaté! Pero no, Rubén es tonto hasta en sueños.
Pese a ello mientras recojo las llaves del coche me fijo en ella. Lleva un vestido azul intenso. Contraste con su melena larga, rizada y rojiza. El vestido le queda ceñido por encima de las rodillas. La pelirroja es una chica voluptuosa. Una mujer con curvas en las que me gustaría perderme durante un viaje eterno.
Todo esto lo recuerdo perfectamente, parece haber ocurrido, pero me miro y el pijama de la rana Gustavo que llevo puesto niega mis recuerdos y me hacen volver a la realidad. Fue un sueño. No hay duda.
Mientras observo a la pelirroja ella se gira y me vuelve a besar, esta vez me lleva contra la pared de un pasillo y me aprieta contra ella mientras con sus manos busca algo por debajo de la cintura. Me toca y ve que me he excitado. Ella lanza un Rubén lleno de sensualidad al que no puedo resistirme y la giro. Ahora es ella la que esta entre mi cuerpo y la pared. Acaricio sus brazos de piel suave y sus manos y las mías quedan entrelazadas. Mientras seguimos besándonos, como en una especie de baile dando vueltas el uno sobre el otro por el pasillo llegamos al salón y de un empujón me lanza al sofá. Al caer pierdo el equilibrio y voy al suelo, me río y ella se ríe. Se tumba sobre mi. Por alguna extraña razón me hago la pregunta de, ¿y tus amigas? Ellas han desaparecido. Los sueños son mágicos y hacen aparecer y desaparecer cosas a su antojo.
Tirados en el suelo sin dejar de besarnos ella me quita el cinturón del pantalón. Y me lo baja. Me quedo desnudo bajo ella. Y sucede algo a cámara lenta. En mi mente esta así. Fotograma a fotograma veo como ella se quita el vestido subiendoselo y sacándolo por la cabeza. Es preciosa y me quedo mirándola. Observando incrédulo su belleza. Miro su cara, resplandeciente. Miro su brazos, juguetones. Miro sus pechos, deliciosos. En ese instante pienso que es un sueño. Un sueño dentro de otro. Una locura. Segundos después, en el suelo al lado del sofá la penetro. Ella sigue en la misma posición. Sobre mí. El placer es indescriptible para alguien como yo. Parco en palabras. Nulo en saber expresar algo tan sensual. Ella sube y baja gimiendo. Una lágrima cae por mi rostro. Felicidad extrema. Nos ponemos de lado en el suelo, su espalda contra mi pecho. Y le beso el cuello. Huele a sexo, huele a sudor, huele a rosas. Busco y la vuelvo a penetrar en esa posición. Agarrándola por la cintura de medio lado en el suelo. Me acoplo a su cuerpo, y bailamos rítmicamente. Me fijo y me parece que ella es una muñeca de porcelana por la blancura de su piel. Quiere volver a besarme y se gira, el acoplamiento se rompe pero por un beso como aquel merece la pena. Un beso que dura mucho tiempo, un beso infinito. Con su mano vuelve a meter mi pene en su vagina y llega el éxtasis. Llegan los gemidos entrecortados, llegan los nombres susurrados. Rubén me dice ella una y otra vez. Pelirroja suelto yo en su oído. Y en esa unión perfecta terminamos. Jadeantes. Sudorosos. Con una sonrisa en el rostro. Ella me mira cariñosamente sentada a mi lado. Seguimos en el suelo. Me coge la mano, acaricia mis dedos.
Y de repente me he despertado. Una sensación placentera ha recorrido mi cuerpo durante unos instantes pero al darme cuenta de que lo había soñado me he puesto un poquito triste. Y he querido escribirlo para volver a recordarla, y que nunca se me olvide su rostro.
¿Quién diablos era esa mujer?¿Donde estas pelirroja?

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