tag:blogger.com,1999:blog-45635658411749828592024-03-14T09:14:39.670+01:00Mil instantes de una vidaRubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.comBlogger260125tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-6984619703902286132019-06-20T11:51:00.001+02:002019-06-20T12:08:10.901+02:0015. El sombrerero loco.<p dir="ltr">"Hay infinitos mundos a la vez, similares y distintos al nuestro porque los átomos son infinitos en número y se extienden por todo el espacio." Epicuro.</p>
<p dir="ltr">¿No sería increíble poder encontrar una puerta que me llevase a un mundo mágico, un lugar en el que todo, por absurdo e inconcebible que pudiera parecer, fuera posible?</p>
<p dir="ltr">Esa pregunta me la hice hace ya un tiempo. El ambiente que me rodeaba era propicio para ello.</p>
<p dir="ltr">Lugar, algún punto de Los Angeles. Hora, cerca de las nueve de la noche. Arriba, un cielo oscuro reflejaba los haces luminosos de los focos del escenario. Decenas de imágenes en las pantallas aturdían todos mis sentidos, miles de luces de vivos colores rodeaban los trescientos sesenta grados de mi mundo en aquel preciso momento. Mucha gente a mi alrededor gritaba, bailaba, reía y bebía. Y yo, en el centro de todo aquel jaleo miraba boquiabierto a Alicia mientras el sombrerero loco daba vueltas, micrófono en mano, cantando...Very merry unbirthday to you!</p>
<p dir="ltr">Había traspasado esa línea que divide la divina locura y la cordura terrenal. Esa Alicia tenía algo celestial que no supe discernir. Pensando en ello ahora, creo que podría ser el azul de sus ojos junto con el mismo color del vestido, pudiera ser que su voz angelical ayudara también o quien sabe si sus sensuales movimientos hicieron que mi corazón latiera lentamente. El caso es que me quedé alucinado por ver a ese personaje de Lewis Carrol ante mi. La atónita mirada con la que observaba cada detalle me delataba. ¿Había caído por algún agujero invisible y estaba en el país de las maravillas?¿Saldría el gato en cualquier momento de detrás del batería y me hablaría como si tal cosa?</p>
<p dir="ltr">Pasado ese primer impacto que supuso contemplar a Alicia me fijé más detenidamente en el sombrerero. Tres cosas de él me gustaron. Sus botas, la simpatía que parecía tener y su sombrero, por supuesto. Y ese fue el instante preciso en el que a mi cabeza vino esta pregunta. ¿Existen los agujeros mágicos?<br>
Contado de esta forma parece que todo sea un invento para entretener a los niños pero no es una cosa baladí en absoluto. Las versiones primitivas de estos portales ínterdimensionales eran cuevas o simas profundas abiertas en la misma tierra por las cuales uno se zambullía en ocultos mundos sobrenaturales, más tarde aparecieron distintas teorías que decían que con ciertos espejos era posible, mediante un conjuro o llamada hacia el otro lado, atraversarlos y adentrarse en lo inverosímil. Desde luego se han escrito multitud de libros sobre el tema, no descubro nada nuevo. El apogeo de todas estas ideas tuvo su culmen en los escritos de varios científicos que se dedicaron a estudiar estos puntos o zonas en las que de alguna extraña manera, que aún desconocemos, te podrian trasladar misteriosamente a otros mundos atravesando el mágico puente que se abre ante cualquiera que tuviera la inmensa suerte de toparse con uno de ellos. Los sesudos científicos denominaron a estas extraordinarias conexiones, entre dos o más mundos, agujeros de gusano. Y son la base para pensar en otras dimensiones, en viajes en el tiempo o realidades alternativas.</p>
<p dir="ltr">Por lo tanto, hay una base tangible para creer que puedan existir, en algún recóndito lugar, ciertas aberturas espacio-temporales en las que adentrandote en ellas se llegue a algún otro plano de la vida en el que todo sea distinto. ¿Estará el sombrerero esperando al otro lado? </p>
<p dir="ltr">Pero, ¿quién demonios es este tipo? Según he podido averiguar los sombrereros antiguamente trabajaban con mercurio y es bien sabido que los vapores de este metal son tóxicos, provocando una especie de locura en quien los inhala habitualmente. De ahí viene el adjetivo impuesto al sombrerero, que en verdad puede que sea más cuerdo que todos los demás que lo juzgan, ya que su realidad al estar en otro plano existencial distinto no es comparable a la de nuestro lado del agujero. </p>
<p dir="ltr">Pensando en todas estas chorradas me quedé dormido ayer. Un par de horas antes de cerrar los ojos, agarrado a mi almohada, me topé en Youtube con un video de Alice and the Mad Hatter grabado un año después de verlos yo mismo en directo. Durante ese tiempo les escuché cantar. Una sonrisa se asomó levemente en mi cara, unos ojos risueños, la piel erizada, y una nueva pregunta... ¿Seré yo el sombrerero loco?</p>
<p dir="ltr">Anoche, al apagar mi IPad y taparme con la sábana, lo pensé. Sería la respuesta a todas mis dudas. Cada instante cobraría sentido si así fuera. En ese estado de duermevela antes de caer dormido una idea se empezó a formar en mi mente. Hace algunos años debí aventurarme a través de una de esas aberturas escondidas en mi mundo y vine a parar a este. Otra dimensión desconocida en la que mis reglas no valen, aquí rige otra realidad distinta a la mía. Por eso no comprendo a la gente de este lugar, por eso no entiendo muchas de las cosas que suceden. Las juzgo según mi realidad y es ahí donde me equivoco. Y es por eso mismo que me es tan complicado encontrar a alguien como yo, este no es mi espacio-tiempo, no pertenezco a esta realidad en la que ahora me hallo. Soy el jodido sombrerero perdido en el laberinto de este mundo.</p>
<p dir="ltr">Tiene que ser eso, debe ser así. Estoy convencido de haberme tropezado con un pliegue en el universo, de esos de los que hasta el mismísimo Einstein habló, y me he trasladado hasta aquí sin haberme enterado. Alicia, en su momento, vino a verme a mi país de las maravillas y yo ahora me encuentro en esta realidad paralela terriblemente confusa.<br>
Como diría Schwarzenegger en el último gran héroe al traspasar otra puerta dimensional, en este caso la de la pantalla del cine, en este mundo los malos si pueden ganar. Y no tan sólo eso, sino que poco a poco la gente de este lado del espejo o agujero o como queramos llamarlo, incomprensiblemente va creyendo menos en el amor. Con la lógica  del sombrerero, la mía propia, ¿cómo se puede ser feliz sin amar? </p>
<p dir="ltr">Sorprendido ante la frialdad de este mundo, en el que el desapego y la indiferencia dominan las almas de cada uno de nosotros, ¿verdad que no es difícil pensar en querer volver a toda costa a mi país de las maravillas? Allí no soy un simple loco con ideas estúpidas, en aquel lugar simplemente soy el sombrerero. Un tipo tan feliz que celebra cada día, un tío tan extraordinario que se despierta cada mañana diciendo...¡Feliz no cumpleaños!<br></p>
Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-86898809881627244532019-06-19T08:44:00.001+02:002019-06-19T16:41:14.110+02:0014. El Pasajero del viento.<p dir="ltr">En un recóndito e inhóspito rincón de las tierras altas del norte se escondía un pequeño castillo. En sus lóbregas estancias, dominadas por un atenazador frío, se podía escuchar un lamento que venía de las profundidades de aquel lejano lugar. En el sótano, en una oscura y húmeda mazmorra, la voz de un hombre suplicaba clemencia. Ese desesperado alarido llegado desde lo más hondo de aquel siniestro lugar rompió el monótono almuerzo de la princesa de hielo. </p>
<div align="left"><p dir="ltr">Llevaba unos días pensando que hacer con su recluso, y no paraba de darle vueltas a una endiablada pregunta. ¿Le mataba o le dejaba con vida?</p></div>
<div align="left"><p dir="ltr">Escoger entre cualquiera de las dos opciones era un tema bastante delicado para la bella princesa ya que soltarlo significaría contradecir su apelativo, aquel por el que era conocida en toda la comarca. <br>
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</div><p dir="ltr">La princesa con el corazón de hielo en otra época hubiera dejado pudrirse a aquel pobre desventurado que yacía en el suelo de ese negro calabozo, sin importar los gritos desesperados que cada día la despertaban. Sin embargo, ese miserable hombre había hecho algo que nadie había conseguido en muchos años. El corazón helado e inerte de la princesa de hielo latió brevemente al mirar los ojos de ese triste muchacho que encadenado exclamaba...¡liberadme princesa de los ojos claros! ¡Soltad a este hombre cuyo único delito fue desear contemplar su enigmática alma!<br></p><p dir="ltr">¿Pero quién demonios era aquel chico que tenía tan turbada a la princesa de hielo? <br>
Observando desde su alcoba el mortecino cielo de aquel extraño día, la dama se preguntaba de dónde diantres había salido aquel muchacho. Por supuesto, ella había hecho sus averiguaciones, pero lo que encontró tras ellas no le resultó nada halagüeño. </p>
<p dir="ltr">El pasajero del viento, así le llamaban las gentes de más allá de sus dominios, cabalgaba a lomos de una esponjosa nube. Esta se cernía en esos momentos sobre el castillo, esperando su decisión. En ocasiones pareciera de un tono pålido, blanquecino, manifestandose como un desvaído rostro cadavérico. En otras, su apariencia se tornaba gris y amenazadora, adoptando forma de armadura, distinguiéndose la greba o la coraza de un temido guerrero que desafiara la mirada de la propia princesa.</p>
<p dir="ltr">Tras unos breves momentos de vacilación, las tribulaciones que la mantuvieron dubitativa desaparecieron. Cogió el puñal que reposaba sobre la mesa que había junto a su cama y bajó con decisión los escalones de piedra oscura que la llevaron hasta la lúgubre mazmorra donde el pasajero del viento yacía encadenado.<br>
Mandó abrir la celda y se acercó a pocos centímetros del rostro del muchacho. <br>
¡No permitiré que ningún sentimiento traspase las murallas de esta fortaleza! Le susurró la princesa al oído.<br>
Mi señora, su corazón ya está latiendo. Sino no estaría aquí abajo.<br></p><p dir="ltr">Enrabietada, con una mirada tan glacial como el mismo hielo, le asestó una puñalada en el pecho insertándolo tan profundamente como pudo para instantes después sacarlo con rapidez, observando la sangre que manaba del cuerpo del pasajero del viento. Miró la corta daga con perplejidad, el maldito bastardo tenía razón. Su corazón, después de todo, latía con fiereza. </p><p dir="ltr">Subió corriendo a sus aposentos y se tiró sobre su lecho con el alma atenazada por ese sentimiento del que apenas recordaba nada. Su mirada afligida se paró un momento en el ventanal, observando como unas pequeñas gotas de lluvia empezaban a caer tras los muros del castillo. La nube, corcel inseparable de aquel misterioso caballero, lloraba por su muerte. </p><p dir="ltr">La tormenta pudo verse desde los reinos más lejanos. Los rayos iluminaban las torres, creando fantasmales sombras en sus muros y los truenos resonaban con una crueldad pasmosa haciendo que el castillo se estremeciera. La tristeza de aquella inseparable amiga del pasajero del viento mantuvo a la fortaleza aislada durante muchos días, tantos que la princesa de hielo envejeció sin poder salir de aquella cárcel en la que se había convertido su morada. </p><p dir="ltr">No obstante, la lluvia cesó de pronto una mañana. El fuerte viento de la noche anterior se había llevado a la llorosa nube y el sol entraba por el vano abierto en el muro de su habitación. Un rayo, que directo desde el mismo cielo iluminó su triste alma, calentando su helado corazón. La anciana princesa, entonces, sonrió. </p><p dir="ltr"><br></p><p dir="ltr"><br></p>
Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-28001969088079161172019-06-17T17:36:00.001+02:002019-06-17T17:52:49.593+02:0013. Ex ungue leonis. (De las garras del león)<p dir="ltr">La mayoría de las veces nos quedamos con la apreciación superficial de las cosas. Sin embargo suele suceder, más a menudo de lo que creemos, que caemos en pensamientos incorrectos. Una teoría es válida hasta que encontramos un suceso en el que nuestra hipótesis falla. No siempre las cosas son lo que parecen.</p>
<p dir="ltr">¿Qué trayectoria es la más rápida para conectar dos puntos que están a distinta altura y no en la misma vertical?<br>
Si hiciéramos esta pregunta en la calle me jugaría la mano derecha a que el 100% de la gente diría que una línea recta inclinada que uniera ambos puntos. Lo cual es lo más intuitivo, sin embargo estaríamos totalmente equivocados. La trayectoria más rápida la demostró Newton hace ya un tiempo, hacia finales del siglo XVII, en una especie de juego de acertijos matemáticos que tuvieron en la Royal Society de Londres y en la que participaron tipos de la talla de Hooke, L'Hopitâl o Huygens. No obstante conozco esta historia a través de la biografía de Johann Bernoulli que fue el impulsor del susodicho acertijo. Para resumir brevemente, en unas pocas horas Newton demostró que la curva llamada braquistócrona es la que utilizaría un móvil hipotético para llegar antes de un punto a otro, en las condiciones indicadas un poquito más arriba. Para no aburrir demasiado, sólo diré que esta curva es una cicloide invertida y que se forma cogiendo un punto fijo de una circunferencia y haciendo mover ésta por una superficie recta sin deslizar. La curva descrita por ese punto es la cicloide, el camino más rápido para unir dos puntos. Como veis, las cosas no siempre son lo que parecen.</p>
<p dir="ltr">Hace poco leí en un artículo de un periódico que en un lugar habían llovido ranas. Es curioso pero ha habido varios de estos sucesos en la historia. Ya en la Biblia se nos anticipa un hecho de tal índole en una de las plagas que cayeron sobre Egipto. La historiografía suele achacar estos extraños acontecimientos a un castigo o una bendición divinas, dependiendo del punto de vista del que narrase el incidente. Teorías actuales desechan cualquier tipo de intervención celestial y presumiblemente estas lluvias de animales son causadas por la succión de tornados en lagos y charcas de toda esa fauna que luego sueltan unos cuantos kilómetros más allá. Las cosas, sin duda, no son lo que parecen.</p>
<p dir="ltr">Hace unos días me encontraba en el metro y por el vagón avanzaba un hombre con muletas. Iba repitiendo una serie de frases mecánicamente, de manera anodina e incluso me aventuraría a decir que con una desgana terrible. Algunos pasajeros del vagón le daban unas monedas, otros desviaban la mirada cuando pasaba a su lado. Vi al hombre acercarse. Su cara hacia presagiar un fatal desenlace no pasando mucho tiempo, la pierna la ponía de tal forma que era imposible que una persona normal hiciera eso sin romperse todos los ligamentos de la rodilla. Al pasar por mi lado me habló, entendí algo de que tenía cuatro hijos a los que alimentar y que no le daban trabajo por su enfermedad. Le hice un gesto negativo con la cabeza y siguió  con su periplo por el vagón. A las dos paradas se subieron dos agentes de seguridad del metro. Era mi parada y me bajé, en ese instante vi al hombre de las muletas bajarse también. Me disponía a subir por las escaleras mecánicas sumido en la música que llevaba en mis cascos cuando alguien pasó corriendo por mi lado. Si, el hombre moribundo corría, escaleras arriba, con las muletas en volandas. Las cosas no siempre son lo que parecen.</p>
<p dir="ltr">Unos meses atrás me encontraba haciendo la compra en el Carrefour. Siempre había comprado el pack de 24 latas de cocacola, cuyo cartel promocional estaba, con letras bien grandes, en la repisa y rezaba "pack ahorro de 24 latas 14,50€". Por casualidad detuve mi mirada en un cartel mucho más pequeño un poco más a la derecha. "Pack de 12 latas 7,20€". Las cosas no siempre son lo que parecen.</p>
<p dir="ltr">El otro día leí esta inquietante historia. Un médico holandés llamado Hermann Boerhaave legó, al morir en 1738, un libro sellado titulado "los secretos más exclusivos y más profundos del arte médico". El libro fue subastado, aún sellado, por 20.000 dólares en oro. Cuando el nuevo propietario rompió el sello y abrió sus páginas ávido de sabiduría por obtener la clave de la vida eterna, se encontró con un libro totalmente en blanco salvo en su primera página. En esta se podía leer una nota manuscrita por el autor que decía "conserve la cabeza fresca, los pies calientes y hará empobrecer al mejor médico del mundo". Las cosas no suelen ser lo que parecen.</p>
<p dir="ltr">En Junio de 1966 hubo una masacre en un bar de Nueva Jersey. <br>
Tres personas aparecen muertas. Un testigo dice haber visto a un par de personas saliendo del bar. Una de ellas es, presuntamente, Rubin Carter más conocido como huracán Carter, boxeador de los pesos medios de raza negra. Es condenado a tres cadenas perpetuas en un juicio totalmente irregular. Rubin logra hacerse oír y Bob Dylan incluso le dedica una maravillosa canción. La opinión pública hace fuerza y logra un nuevo juicio cuyo veredicto es el de inocente. Las cosas no son lo que parecen, sobretodo sí eres negro en la década de los 60 en Estados Unidos.</p>
<p dir="ltr">Hace un rato, después de ducharme, me he quedado mirando mi reflejo en el espejo unos segundos. He visto a un chico con buen aspecto, con cara de seguridad en sí mismo, algo vanidoso, con gesto complacido por lo que ve. Sin duda, hoy las cosas no son lo que parecen.</p>
Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-98733086814197392019-03-26T18:01:00.001+01:002019-03-26T18:06:32.704+01:0012. Pintando sentimientos.<p dir="ltr">De pie, le observo desafiante. Él, impoluto, me devuelve la mirada. Me provoca en toda su amplitud. De pronto le doy la espalda, cierro los ojos y suspiro. Tengo que ser valiente, me digo. Debo enfrentarme a ello o jamás podré mirarme a un espejo con la absoluta certeza de saber quién es el que observa desde el otro lado. </p>
<div align="left"><p dir="ltr">Vuelvo a girarme para toparme de nuevo con el abismo. El lienzo en blanco me conmina a dar el primer brochazo, un trazo inicial con el que soltar la timidez que a todos nos surge ante la inquisitiva mirada de nuestra alma. ¿Seré capaz de pintar mis sentimientos? <br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr">Elijo un pincel, mango fino y suave. Pelo sintético, de punta redonda. Elección, sin duda, causada por esa vergüenza del comienzo de todo trabajo. Los trazos serán leves, casi como andando de puntillas ante la virginidad y pureza del lienzo. Miro la paleta, ¿qué color sería el más adecuado?<br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr">Detengo mis ojos unos instantes ante la variedad de tonalidades. ¿Cuál combina mejor con la soledad? Elijo un marrón oscuro porque me viene a la mente el color de un tronco de árbol muerto y abandonado. Dejado a su suerte en medio de un campo yermo y cuyo aislamiento causó el triste desenlace. Hago una línea en diagonal, de arriba a abajo. Descendiendo hasta los infiernos. Una recta que se corta de pronto, abruptamente, cuando me digo...¡basta ya de tanta nostalgia, pasemos al siguiente sentimiento!<br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr">Llevo el pequeño pincel al vaso, lleno de productos de limpieza que el amable muchacho de la tienda me aconsejó utilizar. Dejo que el marrón se vaya, llevando lejos la temida soledad. Mientras, vuelvo mi curiosa mirada hacia la ventana que proyecta la clarificadora luz sobre el cuadro dándome la solución del próximo color y sentimiento. <br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr">Azul cian claro, tonalidad del cielo por el que alguna nube camina lentamente. La esperanza se merece ese azul. Quizá le elección más evidente, nuestros antepasados ya miraban hacia arriba con ilusión y optimismo. La esperanza no es más que la creencia, más o menos ciega, en que todo cambiará.<br></p></div><p dir="ltr">Cojo el pincel y embadurno su pelo de ese cian y hago líneas que cortan a la soledad, multitud de ellas de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. <br></p><div align="left"><p dir="ltr">No, no seré tan previsible. Cuando uno habla de la pasión lo asocia directamente al rojo. Pero como digo, no me dejaré llevar por los convencionalismos. Para pintar la pasión me decido por el amarillo lima, muy cercano al verde sin llegar a serlo completamente. Es algo obvio para el que haya paseado entre los muchos jardines de limoneros que pueblan la costa italiana cercana a Nápoles. Ese fuerte olor embriaga los sentidos y hace que sucumbas ante los encantos de los susurros de Afrodita. Haz el amor, aquí y ahora. Y yo, yo no puedo más que hacerla caso y liberar toda mi pasión y lanzar gemidos que retumban entre los árboles llenos de limas y limones. <br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr">En esta ocasión cojo un pincel de un trazo más grueso, y hago líneas discontinuas sin ningún sentido aparente. La pasión no tiene reglas, tan solo suelto todo ese delirio desatado lleno de arrebatos y frenesí. <br></p></div><div align="left"><p dir="ltr">Me recuesto en el suelo, observo cómo va quedando todo ese batiburrillo de colores y siento rabia. ¿Por qué nadie se atreve a compartir esa pintura conmigo? ¿No hay nadie con el valor suficiente para sentir? ¿En serio?<br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr">Me levanto furioso, abro un bote en el que pone negro humo y sumerjo la primera brocha con la que me topo. Dibujo una equis bien grande, ¿de qué sirve contar, pintar o escribir sentimientos si nadie se arriesga y los comparte conmigo?<br></p></div><div align="left"><p dir="ltr">Apoyado en la pared opuesta al lienzo agacho la cabeza, de pronto tiro la brocha negro humo más allá de la puerta de la habitación en la que me he propuesto dejar vacía mi alma. ¡No! Grito. ¡No puede ser! Mascullo entre dientes. Tiene que existir, susurro tirado en el suelo frente a un cuadro inacabado. <br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr">Cojo una paletina, un pincel bastante ancho. ¿De qué color es el amor? ¿Cuántas personas se habrán hecho esta misteriosa pregunta?<br></p></div><p dir="ltr">Lo tengo claro, son todos a la vez. Acaricio el pelo suave del pincel y me decido, por fin, a pintar el amor. Azul, amarillo, rojo, naranja, violeta, verde...<br></p><p dir="ltr">Los trazos son hacia todas direcciones llenando mi lienzo de un color indefinido, de un loco arcoiris en el que de repente aparece un amarillo verdoso o un azul botella, un púrpura, un naranja pomelo o rojo atardecer.<br></p><div align="left"><p dir="ltr">Para acabar sacudo la brocha con fuerza dejando que millones de gotas rocien el cuadro. Ahora sí, el amor lo salpica todo, esta esparcido por cada rincón de esa tabla llena de sentimientos. <br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr">Con mis ropas llenas de colores y mi corazón bombeando hacia fuera todas esas sensaciones que se negaban a salir, agarradas fuertemente a mis entrañas, como la mano de un niño se aferra a la de la madre el primer día de cole, examino mi obra. No está a la altura de un Van Gogh o un Matisse, ni tan siquiera tiene una milésima parte de un Renoir, pero es mía y solo mía. Mi alma. Admirenla al pasar, es lo más valioso que poseo y lo único que puedo ofrecer. <br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr"><br><br><br><br></p>
</div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-66562990047321961462019-03-12T03:47:00.001+01:002019-03-12T16:50:17.398+01:0011. Mensaje en una botella.<p dir="ltr">El piano repiquetea junto con el inconfundible sonido de un saxo, cuyas notas musicales recorren raudas y veloces la Quinta Avenida, girando bruscamente para adentrarse en Broadway. </p>
<p dir="ltr">"Adoraba Nueva York, la idolatraba de un modo desproporcionado. La sentimentalizaba desmesuradamente. Sin importar la época del año, aquella seguía siendo una ciudad en blanco y negro que latía a los acordes de las melodias de George Gershwin. Sentia demasiado romanticamente Manhattan."<br>
Con estas palabras comienza Woody Allen ese gran alegato a favor de las relaciones humanas y de su ciudad; una visión tremendamente idealizada de la gran metrópolis.<br>
Estas frases de su película "Manhattan" las tenia en mi cabeza la primera vez que caminé por sus avenidas infinitas llenas de edificios mastodónticos, gigantes de piedra que se llegan a unir con el mismo cielo.<br>
Creo que es la mejor ciudad del mundo y hay muchas razones para afirmarlo con tanta rotundidad. Pero quizá las palabras no harian justicia a todo lo que ofrece a los sentidos. <br>
Sin embargo, describiré tres instantes robados al tiempo. </p>
<p dir="ltr">La última noche que pasé respirando su aire viciado por mil olores. Sentado en Times Square observaba el bullicio de un viernes por la noche. Me sentía en el ombligo del mundo, mirando hacia todos los lados intentando captar cada detalle. Los neones de los restaurantes, los carteles de los espectáculos de Broadway, los taxis amarillos que a esas horas llenaban el asfalto, los miles de flashes de los turistas tomando fotos a cualquier ricón de la plaza, gente saliendo de las tiendas con bolsas de marcas elitistas, consumismo, comida, bebida, movimiento...vida. Miré hacia arriba, al oscuro cielo y pensé, amo este lugar.</p>
<p dir="ltr">Me desplazo ahora a Central Park. Es domingo y la primera vez que ando entre sus árboles; mi primer paseo por sus senderos. Asombrado veo a las ardillas corretear por las ramas secas perdiéndose en algún oscuro y profundo hueco de aquellos troncos inmensos .Observo las bonitas calesas sacadas de otros tiempos, tiradas por caballos igual de grandes que los de aquí pero que parecen crecer en tamaño por la envergadura de lo que nos rodea. Me fijo en las chapas metálicas que adornan los bancos de madera con nombres de gentes anónimas que desearon inmortalizarse en ese gran pulmón verde en el que los ruidos del intenso tráfico se confunden con el de las hojas de los árboles susurrando cosas ininteligibles para los oídos humanos.<br>
Después de pasar unas horas deambulando por el extenso parque encuentro un lugar especial. Un grupo de unas 20 personas rodean un mosaico en el suelo. En él puedo leer la palabra "Imagine" adornada por una decena de ramos de flores. Esas personas empiezan a cantar melodías escritas por John Lennon.<br>
Estoy en Strawberry Fields, un pequeño rincón del parque, a unos metros del edificio Dakota, donde el místico músico residía, donde murió. En ese fatídico lugar le asesinó Mark David Chapman. Y escuchando como la gente, al unísono, cantaba "imagine" mientras una chica colocaba otro ramo más alrededor de los que ya estaban, miré al horizonte. Observando la imponente silueta del maravilloso edificio Dakota me dije, amo a esta ciudad.</p>
<p dir="ltr">Estoy en un ferry, absorto en las olas generadas por la proa del barco, viéndolas alejarse poco a poco. Huele a mar, huele a libertad.<br>
No se de un sitio más idóneo para admirar el océano que la proa de un buque a plena potencia surcando sus aguas. Observo las gaviotas que revolotean alrededor; un barco se cruza con el mío y a modo de saludo, puede que incluso para deseame una feliz travesía, lanza un sonoro pitido sacándome de mi ensimismamiento para observar justo enfrente a la gran dama de bronce. La Estatua de la Libertad, magnífica mole metálica que lleva dando la bienvenida a los que llegan a esa parte del mundo desde hace unos 200 años. Una sensación embriagadora, de estar ante algo extraordinario, llena mi alma. El corazón se encoge y late con más fuerza. Al acercarse el ferry a la isla donde esta situada sobre su gran pedestal pétreo me doy cuenta del descomunal tamaño que tiene la estatua y mis ojos delatan la impresión que me produce. Al desembarcar y estar ante los pies del símbolo por antonomasia de la libertad pienso, amo esta ciudad.</p>
<p dir="ltr">El piano deja paso a Billie Holiday cantando "as time goes by" creando con su bellla voz la atmósfera perfecta para dejar una botella con un mensaje dentro. Qué mejor lugar para dejarla que en el sitio donde la gente ha soñado, desde hace tanto tiempo, con un futuro más mágico.<br>
Asi que sin dudarlo ni un solo instante, en las gélidas aguas del Atlántico, lanzaré una misteriosa botella al mar. Un recipiente que contiene un mensaje garabateado en una noche solitaria. Una carta llena de lágrimas, derramadas al escribirla.</p>
<p dir="ltr">Hola mi niña. Me encantaría tenerte junto a mi mientras te susurro estas palabras al oído. Sin embargo, ni tan siquiera se quien eres, aún así te echo en falta.<br>
Echo de menos tus abrazos cuando estoy triste, tus miradas de complicidad al reirnos, tu suave mano cuando paseamos. Extraño tu sonrisa cuando digo alguna tonteria, tus besos al despertar, tu forma de tocarte el pelo cuando te miro y te pones nerviosa.<br>
Tengo tantas ganas de acariciar tu brazo mientras esperamos en la parada del autobús, de cogerte entre mis brazos y decirte al oido que eres maravillosa, que la espera se hace interminable. <br>
Por las noches me entristece no poder escuchar un te amo salido de tus labios, e inconscientemente aprieto la almohada pensando que eres tú. Dormido la estrujo contra mi pecho, y al despertar y ver que no estas mi corazón se empequeñece.<br>
Millones de segundos perdidos sin besarte. Millones de razones por las que escribirte y lanzar esta carta al infinito océano. <br>
Espero que las mareas y corrientes te la hagan llegar y, estés donde estés, te suplico que me busques porque no aguanto más sin poder decirte, mirandote a los ojos, que eres el amor de mi vida y que mi alma te pertenece.<br>
Aún no te conozco pero lo se, estamos hechos el uno para el otro. <br>
Necesito soñarte mientras no pueda sentir los latidos de tu corazón. Te amo. Eternamente.</p>
Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-70137594505404799052019-03-11T08:51:00.001+01:002019-03-11T08:51:35.989+01:0010. La ecuación de Drake.<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Frank Drake un buen día se levantó por la mañana de la cama para desayunar los deliciosos huevos con bacon que le había hecho su queridísima esposa. Mientras le daba un buen tiento a un gran trozo de bacon churruscadito se preguntó...¡Joder! ¿Cuantas civilizaciones habrá en el Universo? </span><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Trabajaba para un observatorio en calidad de radioastrónomo, es decir que se pasaba todo el santo día mirando al cielo buscando estrellas y planetas desconocidos. Pues bien, este buen hombre dedujo una formulita con la cual se veía capaz de dar un número aproximado de posibles civilizaciones de otros planetas que tendrían capacidad para comunicarse con nosotros. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">N=R* x Fp x Ne x Fl x Fi x Fc x L</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Para no entrar demasiado en temas físicos y filosóficos sólo diré que esta pequeña fórmula viene dada por diferentes coeficientes que estiman, por ejemplo, el ritmo de crecimiento de las estrellas, el número de esas estrellas que tienen planetas en sus órbitas, o el número de planetas en los que se cree que se podría desarrollar vida inteligente. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">El problema en todo este galimatías apareció cuando surgieron otros científicos igual de locuelos que el señor Drake y se pusieron a calcular estos coeficientes, a cada uno le salía un número diferente dependiendo de si las estimaciones eran favorables o no a la creencia de vida extraterrestre.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">¿Qué maldito rollo estoy soltando hoy? Pues uno muy simple. He desarrollado una nueva fórmula a partir de la de Drake para calcular cual sería el número de mujeres compatibles conmigo. Evidentemente parto de la ecuación de Frank Drake porque creo que tengo que ampliar la zona de búsqueda algo más, en la Tierra no creo que exista una mujer capaz de aguantarme y no hablemos ya de quererme. También es cierto que pienso que debo ser de otro planeta por lo tanto se hacía lógico buscar más allá de nuestra Luna para poder hallar respuesta a mi dilema. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Supongamos que hemos calculado previamente el valor de civilizaciones extraterrestres con un mínimo de inteligencia, N. A este número lo tendríamos que multiplicar por 0,35. ¿Por qué? Sospecho que ahí fuera puede haber un 35% de alienigenas machos, un 35% de hembras, y un 30% sin sexo definido. Una vez obtenido el número de extraterrestres chicas que hay en todo el Universo podemos hacer una nueva criba que deje las cosas más claras. ¿A cuantas de esas alienigenas les gustaría ver una peli de miedo cogida de mi mano?¿Qué les da miedo a los seres de otros planetas?¿Las películas tipo Love actually? Siendo optimistas pongamos que un 25% tengan los mismos gustos que yo, así que en este caso multiplicaríamos por 0,25. La lista se reduce poco a poco pero aún podemos afinar algo más. ¿Qué porcentaje cree en el amor?¿Las chicas de otros planetas son unas lobas que se tiran a todo lo que se menea o son más tradicionales y les gusta el tema del cortejo tipo pájaro macho que revolotea alrededor de pajarita hembra? Aquí debo ser realista y me pongo en la peor de las estimaciones posibles, un 2% de las que quedan creen en el amor verdadero y único.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Por último pero no menos importante, ¿a cuantas podría interesarle yo? Aquí el cálculo se pone un poco deprimente. ¿Qué chica procedente de las estrellas y que esté en su sano juicio querría pasar toda la eternidad conmigo? Me da en la nariz que muy poquitas, el número mágico un 0,001%. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Así que la fórmula de Rubén modificada, para el cálculo de mujeres en el Universo interesadas en mi quedaría tal que así...</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">N1=N x 0,35 x 0,25 x 0,02 x 0,001</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Este número es tan ínfimo que es muy improbable que me encuentre con alguna alíen compatible conmigo aún así, N1 siempre será mayor que cero, es decir, están ahí fuera. Sólo es necesario esperar a que alguna de ellas reciba esta sonda espacial en forma de mensaje y de conmigo. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Enrico Fermi fue un reconocido físico, galardonado con el Nobel por sus estudios sobre la radiactividad inducida. Pero también es bastante popular por su famosa paradoja. Pese a que los cálculos sobre la inmensidad del Universo parecían dar a entender que por los cielos habría miles de naves danzando de un lado para otro, las observaciones decían todo lo contrario. Fermi se dijo, si hay tantas civilizaciones ahí fuera, ¿dónde están?</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Y yo me pregunto, si mi fórmula es correcta y existe al menos una mujer esperándome en algún lugar. ¿Dónde te metes? ¡Tronquita, sal ya de tu escondite!</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;"><br></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-5337287028880238232019-03-11T08:28:00.001+01:002019-03-11T08:30:26.085+01:009. Tunguska.<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">En Rusia, en la región de Siberia, existe una zona en la que ocurrió un insólito hecho. Las llanuras aledañas al río Podkamennaya, una enorme extensión de bosques, fue arrasada en unos pocos segundos. En 1908, la superficie de todo ese territorio cambió por completo por lo que fue denominado el evento Tunguska. </span><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">A finales de Junio de ese año, en una mañana de un suave verano en las planicies del, por aquel entonces, Imperio Ruso algo surcó los cielos a una velocidad endiablada. Hubo muchos testigos que lo describieron como una gigantesca bola de fuego que a unas decenas de metros del suelo explotó causando tal energía que arrasó con todo lo que había en su camino. La liberación de toda esa energía arrancó árboles de cuajo, quemó enormes cantidades de terreno, asoló los poblados de los pocos habitantes de esa remota región Rusa. Mucha gente pereció al instante, personas que aún dormían en sus cabañas y que plácidamente pasaron a mejor vida, otros no tuvieron tanta suerte y contemplaron con horror como la muerte les sobrevino sin poder hacer nada por evitarlo. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Días después del suceso la corte del Zar Nicolás II no quiso investigar lo ocurrido, lo vendió como un castigo divino por las revueltas para acabar con el Imperio, una terrible venganza por querer terminar con 200 años de soberanía. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Diez años más tarde la familia Romanov fue asesinada. El zar junto a toda su familia fue muerta y enterrada. La Revolución Rusa conseguía su propósito y tras una larga guerra civil Stalin lograba el poder. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Fue entonces cuando, después de 15 años, un científico se acercó hasta la zona de Tunguska e hizo sus investigaciones y fotografió el escenario de la debacle. Las instantáneas son demoledoras, la visión es apocalíptica. ¿Qué diablos ocurrió el 30 de Junio de 1908?</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Pues con certeza no se sabe. Aquí nos movemos sobre arenas movedizas y las especulaciones son varias. La que toma mayores visos de ser la correcta es la de que un trozo del cometa Encke se desprendió al pasar cerca de la Tierra y fue a parar allí. Aunque otras opiniones dicen que podría ser una nave alienigena que perdió el control y se chocó en esa zona boscosa evitando caer sobre una población. Los numerosos testigos aseguran que la bola de fuego varió su trayectoria e hizo varios quiebros en el aire antes de la explosión, algo que no concuerda con la teoría del proyectil desprendido del cometa. Estos no zigzaguean en su camino hacia la destrucción. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Sea como fuere es algo que nunca conoceremos realmente, un misterio que perdurará durante mucho tiempo.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Me acordé de este curioso suceso cuando en el metros observé a la chica que estaba a mi lado sentada. En un momento dado buscó algo en su bolso, segundos después sacó una cajita rosa de vaselina para los labios. Desenrroscó la tapa y con el dedo medio se puso el cacao sobre los labios.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Algo extremadamente común, un gesto que vemos a diario. Sin embargo una pregunta se empezó a fraguar en mi cabeza. ¿Por qué con el dedo medio? </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Diez minutos antes, esperando en el andén, vi el mismo gesto a otra chica. Sentada en el banco la vi sacar su botecito rosa y con el mismo dedo se untó la vaselina por los labios. En ese momento no le di importancia pero al verlo dos veces tan seguidas me puse a pensar. ¿Qué dedo utilizo yo las pocas veces que uso cacao para los labios cortados? Respuesta inmediata, el índice. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">¿Por qué las mujeres utilizan el dedo medio?¿Por ser más largo?¿Es algo que está en el cromosoma X?¿Es algo innato en el ADN femenino? </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">La mente de las mujeres es un misterio para mi, tan insondable como el evento Tunguska. Enigmático e indescifrable para mi escaso entendimiento. ¿Qué complicados resortes actúan en los cerebros de las chicas? Soy un enamorado de los enigmas y por tanto soy un acérrimo seguidor de los secretos que encierran las privilegiadas mentes femeninas.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Cuenta la leyenda que días antes del asesinato del Zar Nicolás II, la zarina y sus hijas, las cuatro Grandes Duquesas, escondieron sus muchas joyas en el interior de sus enaguas y su ropa interior. Cosieron compartimentos secretos entre sus ropajes y allí metieron parte de su inmensa fortuna. Al abdicar el Zar en julio de 1918 fueron llevados apresados a unas mazmorras de un palacio de Ekaterimburgo. Allí, en una oscura y lóbrega sala 12 hombres de la resistencia bolchevique fueron los responsables de la matanza de la familia Romanov. Pero según dicen las antiguas historias y leyendas las balas lanzadas sobre la Gran Duquesa Anastasia pegaron casualmente en las joyas escondidas desviando la trayectoria y evitando, de esta rocambolesca forma, la muerte. Las doce personas con pistolas acabaron con las doce personas sin ellas, salvo con una. Anastasia, por aquel entonces una bella mujer de 17 años, se hizo la muerta. Los bolcheviques trasladaron los cuerpos a un bosque cercano y allí los enterraron, sin embargo la Gran Duquesa sobornó a uno de sus captores con una de las joyas y malherida escapó del agujero que habían cavado para su descanso eterno.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">En 1979 se descubrió la tumba escondida en los bosques de Ekaterimburgo pero no fue hasta la década de los 90 cuanto obtuvieron los permisos necesarios para la excavación. Sólo había 9 cuerpos, ¿y el resto? En el 2007 se halló otra tumba cercana con dos esqueletos quemados más. Eso hace un total de once cuerpos encontrados. Algunas fuentes hablan de doce personas en la funesta mazmorra del palacio. ¿Qué pasó con la persona que falta?¿Era Anastasia?</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><br></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-14131968182552268462019-03-10T19:10:00.001+01:002019-03-11T07:47:55.059+01:008. El helado de turrón.Los ojos, grandes y almendrados me miraban sin saberlo. De color oscuro con reflejos verdosos, observaban bien abiertos el mundo que le rodeaba. Sonrisa amplia enmarcada por unos labios rojo intenso, quizá anaranjado muy pasional. El flequillo, recto sobre su frente ocultaba parte del rostro, una cara blanca como la Luna, con tonos sonrosados en las mejillas. Sin duda ruborizándose ante el mundo pues su timidez se intuía en la parte oculta de ese enorme astro que era su bonito rostro.<div><br></div><div>En cierta manera sabía que era irreal; que si alargaba el brazo para acariciarla, su imagen se evaporaría dejando ante mí tan solo un eco fantasmal en la memoria. Por eso no quería abrir los ojos, me resistía ante lo inevitable. El mundo de lo intangible es tan etéreo que no dura para siempre y esa imagen onírica del hada del bosque, extremadamente bella y de delicada apariencia, terminaría por esfumarse dejando, indudablemente, un poso de intranquilidad en mi alma. </div><div><br></div><div>De pronto caí en la cuenta. Lo que me tenía turbado y en un aparente nerviosismo fue una antigua historia. Hace un tiempo escuché una leyenda, un cuento de esos que se leen a los niños en las tardes lluviosas. La trama acontecía en un país lejano, justo al otro lado de este mundo desde el que escribo. </div><div>En Japón, en una pequeña aldea, un anciano que se dedicaba a cortar bambú se topó de pronto con algo maravilloso. Mágico. En el interior de la caña de una de estas plantas vio una luz brillante; al acercarse observó un ser diminuto, tan pequeño que cabía en la palma de su mano. Con cuidado lo llevó hasta la cabaña donde su mujer preparaba un caldo caliente. ¿Qué diablos era eso tan chiquitito? Se preguntaron. Al poco empezó a crecer y se convirtió en un bebé. Una preciosa niña a la que llamaron Kaguya. La pareja de ancianos no podían contener su alegría, jamás habían podido ser padres, y ahora, en sus últimos años de vida, les fue concedido su mayor deseo. Un regalo de los cielos, sin duda. </div><div>Pero no sólo dieron con una preciosa niña a la que cuidar y querer sino que el viejo cortador de bambú, cada vez que iba al campo a talar más tallos, del interior de los troncos de las altas plantas salía oro. Tal fue la cantidad del preciado metal que encontraron que se hicieron extremadamente ricos y el anciano pudo comprar más tierras y hacerse una casa tan grande como la del mismo emperador. </div><div>Kaguya creció y se convirtió en la mujer más bella de Japón, su encanto y delicadeza fueron alabados en todo el país, su fama llegó hasta los oídos de todos los príncipes del Imperio, y quisieron que ella fuera su esposa. Sin embargo, ella no deseaba ser la mujer de ninguno de ellos por lo que a todos les negó tal fortuna. </div><div>Una noche, el anciano cortador de bambü encontró a su hija llorando, muy triste y compungida miraba hacia el cielo nocturno. Entonces le contó su terrible secreto, ella había nacido en la Luna y debía volver allí. En menos de un mes, en la próxima noche de luna llena, tendría que ascender a los cielos para no volver jamás al lugar que la vio crecer. </div><div><br></div><div>He aquí la agitación de mi alma. Tengo la absoluta convicción de que esos enigmáticos ojos y esa enorme sonrisa pertenecen a Kaguya y que si abro los mios, ella desaparecerá y se irá hacia la Luna. Entonces, no habrá montaña lo suficientemente alta para siquiera rozar su mano o simplemente escuchar una tímida carcajada suya. Puede que sea ese el motivo por el que en un acto de absurda valentía, y antes de que la ensoñación deje paso a la dura realidad, haga una pregunta tan insensata. </div><div>¿Te gustaría tomar un helado de turrón?</div><div><br></div><div>De sopetón y en un ataque de irracionalidad total, más propia de príncipes valerosos que de niños que se esconden tras decenas de palabras sin sentido, deseo no abrir los ojos y degustar un enorme y azucarado helado con el rostro de Kaguya y de la propia Luna iluminando mi sonrisa. </div><div>Quizá algún día vea realizado mi deseo. No en vano, tengo la completa seguridad que los sueños acaban por cumplirse, preguntadle sino al anciano cortador de bambü. </div><div><br></div><div>"Haz todo lo que puedas, lo demás déjaselo al destino." Proverbio japonés. </div><div><br></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-51625817518859035232019-03-06T14:39:00.001+01:002019-03-06T15:16:40.787+01:007. La petite pantoufle de verre.<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">La puerta abierta de aquel lugar me invitó a asomar la cabeza. Estaba en el interior de un castillo en el que cualquier cosa podría ocurrir, por lo que mi curiosidad se apoderó de mi sentido común y tras mirar el cartel que sobre el dintel de la puerta rezaba Bibbidi Bobbidi mis ojos se posaron en el interior de aquella estancia. </span><br />
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Las palabras sobre la puerta realizaron su tarea y mágicamente, como un ancestral sortilegio que las hadas de todo el mundo ya hacieran en un pasado remoto, la realidad se transfiguró ante mi y pude ver a Cenicienta.</span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Me froté los ojos, no era posible aquello. De acuerdo que estaba en Fantasyland, y que antes me había tomado un enorme helado cuyo azúcar pudo haber hecho de las suyas al recorrer mi torrente sanguíneo, pero...¿dos Cenicientas? Un momento, ¿allí hay otra más? </span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br /></span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">La historia comienza con un nombre, Beatrice, al cual le sigue otro, Menkaura. Beatriz y Micerinos estarán unidos para toda la eternidad, ya que el sarcófago del primero descasa en las tripas del buque mercante inglés apodado "La Beatriz" en las costas Cartageneras. </span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Micerinos fue un faraón de la IV dinastía, conocido por el común de los mortales por una de las pirámides que acompañan a la de Keops en la meseta de Gizeh. Esta construcción fue ya en su época objeto de muchas leyendas, historias de las que el gran geógrafo griego Estrabón o el mismísimo Heródoto se hicieron eco.</span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Contaban las malas lenguas que allí, bajo las decenas de miles de toneladas de roca traída de canteras etíopes y mármoles de procedencia inverosímil para una sociedad tan temprana, descansaba el cuerpo de la bella Ródope.</span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br /></span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">El fuego calentaba los cuerpos de los niños que rodeaban a la mujer en un círculo perfecto. Las noches invernales en la ribera del Nilo eran frías y las familias se apiñaban alrededor de la cálida y refulgente fogata, mientras la anciana contaba una de sus historias de un pasado aún más remoto.</span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Ródope era una muchacha Tracia, que tras ser raptada por unos piratas que hacían del Mediterráneo un mar peligroso, fue a parar al país de los faraones para ser vendida como esclava a un mercader egipcio. Este era un hombre viejo y bondadoso, no así sus otras siervas que traían de cabeza a la pobre Ródope, apodada así por su piel clara y mejillas sonrosadas. Al ser extranjera y de una belleza sin igual en el país del Nilo, las otras chicas la tenían envidia y no paraban de mandarla hacer infinidad de cosas. Tráeme agua del río. Cose las túnicas. Cuida de los animales, no se vayan a escapar. Sin embargo, Ródope no daba importancia a tales infortunios y cantaba y danzaba inocentemente dando alegría al anciano que la había adquirido por unos cuantos dátiles y leche de cabra. En agradecimiento, el viejo mercader le mandó hacer unas sandalias especiales para ella, así no destrozaría sus desnudos pies cada vez que le diera por bailar mientras lavaba las túnicas en la orilla del río. </span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Para celebrar un buen año de cosechas, y hacer ofrendas a los dioses, el gran faraón Amosis convocó unas fiestas a las que todos sus súbditos estaban invitados. Todos en el reino irían a presentar sus respetos a los dioses y a su representante en la tierra, el faraón. Todos menos Ródope, ya que las malvadas siervas del mercader le habían ordenado adecentar el hogar mientras ellos estaban fuera. </span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Tras un día agotador de trabajo se fue al río a bañarse, quitándose las sandalias para no estropearlas, y entonces sucedió que un halcón, creyendo que era una sabrosa presa, le birló una de ellas. </span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Este halcón surcó los cielos hasta la ciudad de Menfis y allí, en medio de la plaza donde tenían lugar los festejos soltó la susodicha sandalia yendo a parar al trono de Amosis. El faraón creyó ver en esto una señal del divino Horus y mandó buscar a la dueña de la sandalia. No la halló en las cercanías de la ciudad así que se subió en su barcaza real y recorrió el Nilo en busca de la que sería la futura reina consorte del Alto y el Bajo Egipto. </span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Amosis logró encontrar a Ródope y tras las protestas de las siervas del mercader, al ver que su reina sería una extrajera, el faraón sostuvo que ella era la más egipcia de entre todas las mujeres ya que sus verdes ojos eran como las aguas que serpetean por el Nilo, su cabello era tan plumoso como el mismo papiro y su piel era tan sonrosada como la bella flor de loto. </span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br /></span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Evidentemente Heródoto, como gran historiador que era, se dio cuenta de algo imposible. Los reinados de Micerinos y Amosis distaban unos mil años uno del otro. ¿Cómo sería posible, entonces, que la pirámide de Gizeh fuera construida como lugar de reposo del alma de la bonita Ródope? </span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br /></span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Cosas de hadas respondería Charles Perrault, a la enigmática pregunta. La magia haría acto de presencia y la versión del cuenta cuentos francés se tornó en una historia llena de encantamientos, maleficios y hechizos de tal fascinación que dejaron boquiabiertos a todos los niños de la Europa moderna. Hacía finales del siglo XVII escribió un pequeño relato al que puso por título, Cendrillon ou la petite pantoufle de verre. </span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">La sandalia se convirtió en zapatito de cristal y el poderoso faraón se transfiguró en un encantador príncipe. Ahora Ródope viviría en las mentes más soñadoras con el nombre de Cenicienta, a la que ayudarían contra sus malvadas hermanastras y terrible madrastra un sinfín de curiosos animalitos. </span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br /></span></div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><b>Bibbidi Bobbidi Boo</b>. </span></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9QGAkUvjE44pdn0G2Q4UCtV-EmFFYJpjq9zCcrg3vsTmefKCbq4DNIg5N09bKAXfu0-_tGU1Ssv8o8oNTT-xV5EUvepTQrE9PQPJITvOGuVGArw25w2xFZiIKi4rQWaCVe20o38gkHf7D/s1600/250px-Cendrillon1.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="322" data-original-width="250" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9QGAkUvjE44pdn0G2Q4UCtV-EmFFYJpjq9zCcrg3vsTmefKCbq4DNIg5N09bKAXfu0-_tGU1Ssv8o8oNTT-xV5EUvepTQrE9PQPJITvOGuVGArw25w2xFZiIKi4rQWaCVe20o38gkHf7D/s320/250px-Cendrillon1.JPG" width="248" /></a></div>
<span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br /></span></div>
Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-13169923005230046862019-02-27T17:04:00.001+01:002019-02-28T19:03:16.555+01:006. El líquido verde.<p dir="ltr">En este mundo hay aún demasiadas cosas que no entendemos. Para comprenderlas habrán de pasar muchos años y es muy probable que yo muera sin saber la respuesta a tales cuestiones.</p>
<p dir="ltr">¿Por qué en Instagram, ese gigantesco y virtual album de fotos en el que deambulan millones de extrañas imágenes, circulan tantas instantáneas de puertas antiguas?<br>
Es algo que me inquieta sobremanera. Centenares de esas misteriosas puertas son fotografiadas cada día. De diferentes colores y tamaños, con aldabas metálicas o sin ellas, de madera vieja que se resquebraja por momentos, con marcos que delimitan su dimensión y en muchos casos un extraño número al lado. Me recorren escalofríos por todo el cuerpo cuando me topo con una de esas imágenes fantasmales del pasado, testimonio sin duda de vidas ya enterradas en lo más profundo de los cementerios diseminados por este chocante mundo en el que transitamos.<br>
Lo realmente mágico del tema es que todas y cada una de esas puertas son instantes robados por mujeres y publicados más tarde en sus perfiles de la popular red social. ¿Es una especie de código? ¿Un complot para dominar el mundo? ¿Este hecho insólito tiene algo que ver con la misteriosa desaparición de las abejas de la faz de la tierra?</p>
<p dir="ltr">Las enigmáticas puertas es algo que me "escama" profundamente pero no tanto como el siguiente secreto que se oculta en el interior de un anónimo frasco.<br>
Hace tiempo ocurrió algo extraño en lo que no quise profundizar demasiado. Una noche, en una casa ajena, abrí el frigorífico para coger un par de cervezas. La dueña de la casa me había pedido que fuera a la cocina a por ellas, y sin pensarlo demasiado fui a buscarlas. Dentro de aquel electrodoméstico había pocas cosas. Latas de cerveza, leche, recuerdo una tableta de chocolate empezada y algo guardado en un tupper. Sin embargo, toda mi atención fue a parar a una botella de cristal lleno de un líquido verde. ¿Pero qué diablos es eso? Me dije cogiendo la botella y dudando por un momento si abrirla o no. ¿Sería peligroso? ¿Algún virus alienígena de más allá de nuestra galaxía? Bueno, quizá esto último lo pensé porque ya iba pelín achispado pero aún hoy no descarto tal posibilidad. <br>
El caso es que tras unos segundos de indecisión dejé la botella en su sitio y con un par de latas de cerveza en la mano me senté en el sofá y mirando a la chica a los ojos le pregunté, ¿tengo que preocuparme por la botella de líquido verde que  hay en tu frigo? Ella, con mirada de chuza total sonrió y dijo, Ru esa botella contiene un secreto que jamás desvelaré.</p>
<p dir="ltr">Esta historia acojona pero, la siguiente pone los pelos de punta. Con solo pensar en ello se me eriza el bello y mi vista se pierde en la pared que frente a mi divide el piso de mi vecina y el mio. Ruidos. Escándalo. Alboroto. Chasquidos. Bulla. ¿Por qué las mujeres que habitan frente a mi son tan abrumadoramente efusivas con sus gémidos cuando estan con el novio de turno? Es algo que me tiene confuso, aturdido. A ellos no se les oye, ni un breve aullido, ni un timido sonido gutural. Pero ellas parece que estan en plena guerra mundial, enfrentadas a todo un jodido regimiento de artillería. Con un poco de imaginación casi puedo ver escenas regadas con un Wagner pletórico. Vítores y arengas, ánimos de todo tipo, gritos de alivio, sollozos de éxtasis puro y duro. ¿Pero qué diantres ocurre aqui? Subo la tele, me pongo los cascos, aliento a Maga a jugar para que sus maullidos oculten el espeluznate espectáculo que tras los muros se debe estar dando. <br>
¿Una nueva conspiración? ¿Me he vuelto demasiado susceptible? ¿O es sólo la envidia de no tener a nadie que gima a este lado de la pared?</p>
<p dir="ltr">Cambiemos este ambiente fosco y lóbrego por uno más literario y culto. Ideal para cualquier seguidor de Jung o Freud. No obstante no nos dejemos engañar por este tema de libro sesudo y enrevesado, esto es de lo más terrorífico. En cada ocasión que me he hecho esta pregunta me han entrado sudores frios, e incluso he notado cierta presencia que tras mis hombros se rie en una carcajada de ultratumba. Sin duda, los espíritus de miles de millones de chicas que han ido poblando este mundo se descojonan de mi inocencia e inexperiencia en temas de esta índole. Pero vayamos al grano, ¿por qué estúpida razón las mujeres siempre se mantienen a la expectativa? Como digo, tema complejo y de muchas ramificaciones pero sin una respuesta definitiva. </p>
<p dir="ltr">Todos los que han leído alguna de mis historias saben que no soy muy docto en el conocimiento de la mente femenina, aunque me haya devanado los sesos intentando entender los resortes que hacen funcinar su intrincado cerebro. <br>
Estas son algunas de las cuestiones que han desvelado mis sueños, ¿qué se esconde tras el líquido verde?¿cuántas puertas más he de ver en Instagram?¿a las mujeres en general les gusta ser escuchadas o solo a las que se mudan frente a mi?¿por qué cuando una chica quiere algo, ya sea un helado de fresa o un beso a la luz de la luna, el chico ha de adivinarlo?<br>
Cosas que de momento estan fuera del alcance de mi entendimiento y, como diría Platón en boca de Sócrates, solo puedo afirmar que no se nada. </p>
Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-72792833785012460752019-02-25T16:24:00.001+01:002019-02-25T18:10:35.437+01:005. Pájaros en la cabeza.<p dir="ltr">¿Por qué se mantienen los aviones en el aire?</p>
<p dir="ltr">P + 1/2 DV² = K.      P es la presión en un punto. D es la densidad del fluido. V es la velocidad en el mismo punto. K es una constante.</p>
<p dir="ltr">Desde que el ser humano echó la vista al cielo para admirar lo que se cernía sobre sus cabezas, ha anhelado sobrevolar el mundo y sentirse más cerca de las estrellas. Quizá por ello siempre ha intentado estrujarse la cabeza para encontrar el modo de hacerlo posible. <br>
La experimentación nos dice que nuestros cuerpos no fueron diseñados para poder surcar los aires como el águila o el gorrión por lo que después de infructuosos intentos nos dimos cuenta que necesitabamos algo que nos mantuviera a salvo de la temida gravedad.<br>
La teoría la propuso Daniel Bernuilli en el siglo XVIII. Allá por el año 1738 publicó sus estudios sobre el comportamiento de los fluidos en una obra llamada Hydrodynamica. Todo ello se resume de una manera sencilla; la energía que posee un fluido, en nuestro caso el aire, permanece constante a lo largo de su recorrido. <br>
Hubo de pasar bastante tiempo hasta que los famosos hermanos Wright dieran con la tecla adecuada. Crearon un tunel aerodinámico e investigaron con distintos perfiles y sus angulos de ataque.<br>
Un perfil es basicamente un ala de avión y según el teorema de Bernuilli, el aire que recorre el ala por debajo de ella y el que va  por encima tienen la misma energia. Por lo que si variamos la velocidad y la subimos por ejemplo, la presión tendrá que bajar para mantenerse constante.</p>
<p dir="ltr">Hasta aquí he hablado de manera muy somera del motivo por el que hoy en dia volamos, pero ¿qué ocurría antes?<br>
James Matthew Barrie escribió, poco antes de que los Wright surcaran los cielos, una pequeña obra de teatro llamada Peter Pan y Wendy. En ella, un niño de diez años decía que se podía volar. No hacían falta perfiles aerodinámicos, ni teorías sesudas. Para llegar a las estrellas tan solo había que creer en la posibilidad de hacerlo y tener a Campanilla a nuestro lado para que esparciera un poco de su polvo de hadas.<br>
Claro, estas ideas a comienzos del siglo XX sonaban a cuentos, uno de esos que los padres londinenses leerían a sus hijos antes de dormir. Y, seguramente, si a un adulto le diera por aseverar que el tal Peter estaba en lo cierto le dirian algo como "...chico, tu tienes pájaros en la cabeza..."</p>
<p dir="ltr">Sin embargo aún hay más. Cualquiera que haya probado la mescalina, el peyote o el LSD, por citar algunas sustancias alucinógenas, podría garantizar que él o ella habrían volado bien alto. ¡Menudo viaje! Exclamarían poniendo los ojos en blanco y silbando, recreando el sonido del aire allá arriba. </p>
<p dir="ltr">Pero vayamos unos años antes de J.M. Barrie y su amigo Peter. ¿Quién quisiera volar como podría hacerlo?<br>
Una niña de 14 años tenía la solución a tal cuestión. Rossa Matilda Richter, la susodicha chica, surcó los aires maravillando a todos los presentes. En 1877, un artilugio creado por el ser humano permitió a Rossa acariciar las estrellas, o al menos las nubes que en ocasiones nos las ocultan. Lanzada por un cañón, en el que se le había acoplado un resorte en su interior, logró sobrevolar a la audiciencia que se citaba en el circo del empresario P.T. Barnum. Un lugar destinado para la exhibición de cosas extraordinarias fue el emplazamiento de la primera bala humana, permitiendo que los asistentes soñaran con llegar más allá de las estrellas, si el impulso era lo suficientemente potente. </p>
<p dir="ltr">No obstante, dejando de lado todo este galimatías de ecuaciones y nombres del pasado, creo que la clave para conseguir acercarse a los astros se resume en una frase de ese niño tan sabio al que acompañaba un hada pequeñita y revoltosa. <br>
"No dejes nunca de soñar, solo quien lo hace aprende a volar." Peter Pan.</p>
Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-30891769616420812192019-02-21T19:48:00.001+01:002019-02-21T20:02:04.221+01:004. El Principio de Incertidumbre de Heisenberg y el amor verdadero.<div align="left"><p dir="ltr">En una de las primeras clases de aquel curso, el profesor distribuyó por las mesas un simple folio en el que había unas pocas líneas escritas. <br>
Esto, nos dijo, será lo más importante que aprendáis nunca en este aula. Miré con curiosidad la hoja que con cierta parsimonia resbaló por mi mesa. Principio de incertidumbre de Heisenberg. <br>
Para ser sinceros, leí las pocas líneas y la fórmula matemática que ejemplificaba lo dicho por el físico alemán y no le hice gran caso. Al terminar la clase guardé el folio en la carpeta y no lo volví a sacar hasta diez minutos antes del examen final. <br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr"></p>
</div><div align="left"><p dir="ltr">La forma de mirarme cambió por completo mi propia mirada. ¿No os ha ocurrido alguna vez eso? Saber que a ella o a él le gustas y eso provocar que vuestra propia percepción de las cosas evolucione de una forma diferente. <br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr">A mí, desde luego, me ha ocurrido en varias ocasiones. En algunas de ellas, esa distorsión varió la realidad de una forma extravagante y curiosa llegando a creer que el amor llamaba a mi puerta. En otras, en cambio, fue cierto eso que dicen de que enamorarse es cosa de dos. <br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr"><br>
Ella subió al coche. Yo arranqué el motor. Una enorme luna iluminaba su rostro. Puse cara de bobo. Tendrás que guiarme, no se ir. Dije, dirigiendo la vista hacia la carretera. Observaba mis gestos, mi cara, mi forma de conducir. La miraba de reojo, y la ví sonreír. Noté que yo le gustaba, y eso incitó mi deseo hacia ella. <br>
El camarero nos dio la carta. La abrí y posé la mirada por los diferentes platos. De pronto, levanté la vista y me topé con los ojos de ella. Con voz dulce preguntó, ¿tú qué vas a pedir? La hamburguesa, repuse. Mi elección, con total seguridad, cambió la suya y con una mueca graciosa dijo, pues creo que yo tomaré lo mismo. ¡Copiota! Respondí yo. <br>
¿Qué te apetece hacer? Me preguntó tras la cena. La verdad es que ese día estaba cansado, había madrugado y quería irme a dormir. ¿Te apetece un vino? Interpeló viendo una duda en mi rostro. Conozco una vinoteca cerca de aquí, añadió. Su posicionamiento, queriendo seguir la velada, cambio mi propia velocidad deseando no irme a dormir por el momento. Vale, respondí. Me apetece. <br>
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</div><div align="left"><p dir="ltr"></p>
</div><div align="left"><p dir="ltr">Sostenía una copa de balón en la mano. El ron transitaba por mis venas mezcladose con los glóbulos rojos en su azaroso camino por cada recoveco de mi cuerpo. Ella con otra copa similar a la mía dio un enorme sorbo. Se mordió el labio y armándose de valor preguntó, ¿te quieres quedar a dormir? Ese gesto persuadió a mi mente, me hechizó hasta tal punto que me vi contestando, sin poder remediarlo de forma alguna...Sí pero solo a dormir, ¿eh?<br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">Lo que Heisenberg averiguó, estudiando partículas tan diminutas como los fotones, fue la imposibilidad de predecir con exactitud dos propiedades relacionadas de las mismas. Es decir, que por ejemplo no podíamos conocer la posición y velocidad de un fotón al mismo tiempo. O dicho de otra manera más poética, el acto de observar cambia lo que es observado.<br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">Estaba sentado en el laboratorio de física. Delante de mí había un par de hojas con una serie de cuestiones sobre el cálculo de errores y distintas formas y métodos de medir diferentes variables. Me quedé pensativo ante la primera pregunta del examen. Esta rezaba, exponga brevemente que postula el principio de incertidumbre de Heisenberg. Mis ojos, por inercia, se posaron en la segunda cuestión. ¿Qué consecuencias tiene en la teoría de errores? <br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">Hubiera estado divertido contestar a esa primera pregunta que Heisenberg hablaba del amor en sus estudios. Según mi teoría experimental un tanto excéntrica bien es verdad, lo que concluyó en su observación de las partículas de la luz es que uno se enamora cuando siente que el observador u observadora en cierta forma ha sido hechizado por él o ella. De esta manera, el corazón fascinado cambia el destino del corazón que empieza a ser deslumbrado. Posiblemente habría suspendido igualmente y hubiera sido inútil, a parte de objeto de chascarrillos jocosos por los pasillos de la facultad, el exponer como ejemplos de mi teoría los transcritos un poquito más arriba. <br>
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</div><p dir="ltr">Sin embargo, creo que mi respuesta a la segunda pregunta habría calado de forma diferente en la mentalidad del profesor, hombre casado y ya anciano. ¿Qué consecuencias tiene el principio de incertidumbre en la teoría de errores? Calibrar un corazón, ponderar en qué posición está conlleva un error asociado a su velocidad. Esta también recoge su propia inexactitud multiplicándose con el error de la primera variable. Por tanto, cuando dos corazones se aman y se unen en una sola alma, son impredecibles de determinarse con exactitud sus cualidades, entrando en el indeseable mundo de las probabilidades. Las consecuencias del error en las medidas del amor sometidas a la irrefutable teoría de la indeterminación de Heisenberg son la infidelidad, el engaño, la falta de sinceridad, el desamor.</p>
<div align="left"><p dir="ltr">No obstante, ante esta enrevesada respuesta, hay cierta controversia. Algunos físicos (entre ellos Stephen Hawking, por ejemplo) han creido en el determinismo de la física de lo más pequeño, de todas esas partículas infinitesimales de las que están compuestas los corazones y las almas.<br>
Esos locos científicos no piensan en posiciones y velocidades como variables separadas de las propias particulas sino que observan y evaluan el conjunto de todas esas cualidades. A esas partículas los deterministas las denominan ondas. Ellos piensan que el universo y cada cosa que en él se encuentra está plagado de esas ondas y éstas pueden calcularse con exactitud.<br>
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</div><p dir="ltr">Sospechan, por tanto, que el principio de Heisenberg está concebido bajo una premisa equivocada, un simple error conceptual, cuya última consecuencia en el campo de los corazones y las almas es la de afirmar que el amor verdadero existe y es aquel en el que el error al encontrarlo y determinarlo es nulo. La dificultad estriba, por tanto, en encontrar dos corazones que vibren al unísono.</p><p dir="ltr"><br><br><br></p>
Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-22841573300337290972019-02-20T17:01:00.001+01:002019-02-20T21:18:36.537+01:003. La música de las esferas.<p dir="ltr">Hace muchos años que ya se teorizaba con este concepto. Entre veinte y veinticinco siglos atrás se pensaba que el universo era algo creado de forma armoniosa.</p>
<div align="left"><p dir="ltr">En torno al 500 antes de Cristo algunos eruditos y místicos estudiaron la relación entre las distancias de los planetas conocidos y su velocidad de rotación. Tanto la escuela pitagórica como diferentes adeptos de la filosofía hermética tenían la idea de que todo fue pergeñado por un ente o entes superiores y que estos habían diseñado todo de manera que fuera perfectamente bello, estética y musicalmente. Así pues, debía haber una relación tangible en lo que veían en los cielos y estudiaron matemáticamente el fenómeno. Estos antiguos sabios llegaron a la conclusión de que los planetas estaban vinculados entre si por una especie de proporción musical.<br>
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<div align="left"><p dir="ltr">¿No os parece una idea extremadamente romántica que los cuerpos celestes pudieran emitir música? Sin embargo hay un pequeño problema. Nosotros no podemos escuchar esa pequeña sinfonía de los astros al moverse. En el vacío absoluto el sonido no se propaga, es decir, allí fuera es como si estuviéramos sordos. Nuestros oídos son incapaces de oír esos ruidos que se generan en el espacio. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">La evolución ha desarrollado nuestros órganos auditivos para escuchar ciertos tonos, los infrasonidos no están a nuestro alcance. Triste, ¿verdad? <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">Nuestros sentidos están limitados, los ojos por ejemplo sólo ven una pequeña franja del espectro lumínico. Desechando una amplia gama de colores definidos por longitudes de onda que nos es imposible apreciar. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">Cuando pasamos la mano por una mesa, o quizá por la superficie de algún objeto que suponemos liso, no lo es para nada. No somos capaces de intuir que ese material es ruguso, miles de pliegues por milímetro cuadrado. Millones de imperfecciones que nuestro tacto, los dedos con los que rozamos las cosas, son incapaces de sentir. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">Y si hablamos del gusto o del olfato pasa lo mismo. Los grandes creadores de perfumes son personas entrenadas para distinguir multitud de aromas y matices que a una persona normal se le escaparían. Y aún asi, cualquier perro tiene cuarenta veces más células olfativas en la nariz que el mejor de esos hombres creadores de olores perfumados. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">El mundo de los sentidos es un minúsculo universo para nosotros, acotado por nuestras limitaciones de seres imperfectos. No obstante, hay un momento en el que el pico de esas sensaciones se hace máximo. Y aquí viene mi teoría, probablemente incorrecta, pero aún así la expondré en este lejano rincón de mi pequeño mundo. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">El enunciado formal de mi teoría sería tal que así. La curva de las percepciones sensoriales con respecto al tiempo se hace máxima cuando el alma de la persona en estudio esta enamorada. Es decir, cuando el corazón late por amor, el sujeto escucha sonidos imperceptibles para el resto, huele más aromas, paladea sabores vetados al común de los mortales, su tacto se acentúa y por supuesto la visión se hace extremadamente potente para poder apreciar cada detalle de la persona de la que se esta enamorado. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">Una teoría que de momento está en sus primeras fases especulativas. En el último año me he visto envuelto en un lío de fórmulas de todo tipo con multitud de variables y datos. Me ha llevado mucho tiempo dar con este enunciado, folios y folios llenos con infinidad de números extraños y expresiones enrevesadas. Y al final he logrado dar con la teoría que unifica mis estudios sobre este tema. Sin embargo falta algo importante para su demostración a nivel académico, la parte experimental. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">Todo esto no deja de ser una mera hipótesis si no se comprueba con ensayos reales. ¿Y quien mejor que yo para ser el sujeto A del experimento? Sí, seré la cobaya y el científico al mismo tiempo. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">Ahora me encuentro en un dilema, ¿he de fabricar yo mismo el elixir del amor? Esta sustancia sería capaz, inyectada directamente en el corazón, de hacer que me enamorase en cuestión de segundos de la mujer que estuviera mirando en esos instantes. Un método demasiado artificial pero bastante seguro. La otra idea es dejar que mi propio corazón elija cuando, de que forma y de quien debo enamorarme. Sin duda es un modo de proceder mucho más lento, pero tengo la sospecha de que será más intenso y podré demostrar mi teoría de una forma más elegante.<br>
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<div align="left"><p dir="ltr">Quizá nunca gane el Premio Nobel por esta pequeña bobada que es mi teoría que relaciona la capacidad sensorial con el amor pero me gusta pensar que es tan poético como cuando esos griegos presocráticos miraban al cielo preguntándose que sonido emitiría la Luna o Marte al girar y decidieron que ese tono sería tan bello como el que haría una joven griega tocando un arpa. Ellos, a estos lejanos e hipotéticos tonos, los denominaron la música de las esferas.<br>
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<div align="left"><p dir="ltr">Me encantaría poder demostrar que al enamorarme, mi oído podría aumentar tanto su potencial que si escucho atentamente en una noche de luna llena la oiga vibrar, allá en el cielo, en un lejano susurro. ¿No sería increíblemente maravilloso ser el primer ser humano en oír la música de las esferas? <br>
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Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-1117442179756865852019-02-20T12:22:00.001+01:002019-02-20T16:46:00.980+01:002. Héroes.<div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">¿Quién quiere ser un héroe? Se preguntó él en una ocasión. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Yacía sobre ella. Las manos sobre la cama ayudaban a mantener la mirada en sus ojos. Su miembro se cobijaba dentro de ella, intentando huir o quizá esconderse de un pensamiento que no permitía que disfrutase del todo de ese placentero momento. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Ella tenía los ojos bien abiertos, aún pegándole la luz de la lámpara en la cara. No pestañeaba o al menos él no se detuvo en observar ese pequeño detalle. Estaba hundiéndose en esos oscuros ojos, intentando adentrarse en su mente, deseando llegar hasta lo más profundo de su alma. ¿Por qué? Se preguntaba, ¿por qué esta será la última vez? </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Esa impotencia de no llegar a descubrir que había tras esa oscura mirada le puso nervioso. Aceleró el ritmo de la cadencia de sus caderas. Las manos que sostenían su cuerpo sobre el de ella empezaron a temblar. Los bíceps del brazo contrarrestaron esa agitación que se dejaba notar con mayor intensidad cada segundo que pasaba. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Las sacudidas de la cadera iban creciendo en potencia. Ambas cuerpos sonaban por el efecto del choque. Clap, clap, clap, clap.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Llegó un momento el que que él perdió el control. La tristeza que inundaba su corazón no le dejaba pensar, no le permitía parar. Los puños cerrados agarraban las sabanas con rabia. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Ella, por supuesto, lo notó. Él lo vio en sus ojos, en la expresión de su boca. Al ver que algo en su mente le tenía desbocado, ella pasó su mano por la cabeza de él llegando hasta la nuca. Le atrajo hasta su pecho y susurró...tranquilo. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Escuchaba los latidos de su corazón a través de sus hermosos pechos. Eso le calmó. Subió la cabeza hasta pegarla a la mejilla de ella, y a la altura de su oído pronunció...voy a sacarla. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">¿Por qué? Dijo ella. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">"El tiempo camina rápido y veces sin fin yo he dicho el relato. No es relato de solo uno sino de todos nosotros..." En cierta parte de una de las películas de la saga de Mad Max unos niños le cuentan a Max como era la vida antes de que todo cambiara. Él apenas recuerda, su corazón le ha obligado a olvidar.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">¿Por qué? Dijo ella.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Estoy a punto de correrme, sostuvo él. Sin embargo, no era del todo cierto. Tenía miedo de olvidar, de arrinconar en lo más profundo de su ser esos ojos que instantes antes le miraban sin pestañear. Estaba bloqueado ante la sola idea de relegar al olvido a aquella enigmática mujer. </span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Solo quería salir de la cueva en la que se había refugiado y hacerse un ovillo en su regazo para preguntarse una y mil veces por qué. </span></div><div><br></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">No necesitamos a otro héroe canta Tina Turner en la tercera parte de Mad Max.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">¿Y quién demonios quiere ser un héroe? ¿Quién en su sano juicio desearía dejar de ser un villano y creer en el amor? Se preguntaba ese chico, acurrucado junto a ella, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.</span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);"><br></span></div><div><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">¿Qué persona ambicionaría tal locura? Sólo alguien tan temerario como Max o quizá tan inocente como el protagonista de esta breve historia.</span><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0); font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;"> Los admiro. </span></div><div style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;"><br></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-64727690066379503852019-02-15T17:54:00.001+01:002019-02-15T18:34:29.194+01:001. You and me and the devil makes three.<p dir="ltr">Miraba la fuente. El sol no me dejaba entrever toda la belleza de aquella escultura que desde lo alto de una marmórea plataforma pétrea dominaba el cielo de Madrid. El Ángel Caído desplegaba levemente sus alas mientras un grito se adivinaba en su rostro. Un aullido hacia las alturas; el miedo a la caída podría ser, pensé, o quizá fuera el pánico a la temible serpiente que no le dejaba alzar el vuelo de nuevo, manteniéndole en un terreno bastante más mundano que aquel que solía habitar. <br></p>
<div align="left"><p dir="ltr">En aquel instante recibí un mensaje en el móvil al cual no hice demasiado caso. No porque no quisiera saber lo que decía sino porque sabía que el sol me impediría ver la pantalla del teléfono. Así que, durante unos instantes más, contemplé esa demoníaca escultura que según las malas lenguas se sitúa justamente a seiscientos sesenta y seis metros de altura sobre el nivel del mar. (Dato que muchos han querido demostrar sin haber llegado a hacerlo realmente.) <br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">El silencioso bramido del Ángel Caído me trasladó al pasado. A un tiempo lleno de neblinas y a unos lugares tan brumosos que podrían no haber existido jamás. ¿Mi cerebro jugando de nuevo con evocaciones lejanas? ¿Al escondite quizá? <br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">Los embates del tiempo causan estragos en las mentes de los que intentan simplemente olvidar, sin embargo hay escenas imposibles de borrar y quedan marcadas a fuego en el subconsciente, saliendo a flote cuando menos te lo esperas o, simplemente, cuando una estúpida asociación de ideas deja paso a los recuerdos enterrados bajo siete llaves en lo más profundo del alma. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">"...Tú, yo y el diablo hacemos tres..." <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">Aquella noche había bebido, tanto que quizá esa sea la causa del velo que mantiene ciertas lagunas en esta terrible historia. Recuerdo un ambiente fosco, extrañamente oscuro, digno de la peor de las historias de Stephen King o de aquellos tétricos relatos de Poe que leía de adolescente. Desde luego, fuera de aquella habitación las sombras se cernían sobre todo ser viviente, el mundo más allá de aquellas cuatro paredes era lóbrego y los sonidos angustiosos se colaban por la ventana abierta de la pequeña terraza. El ulular del viento preconizaba que nada bueno pasaría en aquel lugar apartado de toda coherencia.<br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">Parecía un cuento. La luz era tenue. Las risas envolvían cada recoveco. Su dulce voz rebotaba suavemente en las paredes llegando de manera armoniosa a mis embriagados oídos. Ella era la viva imagen de una princesa esperando al príncipe que por fin liberase su alma del hechizo de la malvada bruja. </p><p dir="ltr"><br></p></div>
<div align="left"><p dir="ltr">Mis labios desearon besarla, en ese instante, al verla tumbada en aquella cama, desnuda sobre las sábanas. Mis dedos no pudieron resistir acariciar esa piel llena de marcas del pasado. Una piel que a mis dedos, a mi mente y a mi corazón le parecieron la más suave de cuantos cuerpos tuve la oportunidad de recorrer con mis imperfectas manos. Mi mejilla necesitó acercarse a su mejilla. Mi alcoholizada voz dejó salir en un leve susurro un cumplido que no creo que sus achispados oídos tuvieran la capacidad de apreciar. Eres realmente bonita. <br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">En su aturdida mente apareció una idea. Espera, me dijo. Voy a la cocina un segundo, ahora vuelvo. Mientras ella movía su precioso culo por la casa yo miraba la bamboleante proyección de la lámpara sobre el techo. Ya entonces me preguntaba algo que nunca sabré discernir con total seguridad, ¿es un sueño? Y en caso de ser así, ¿por qué ella llegó de la cocina portando un enorme y afilado cuchillo?<br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">En los cuentos de Poe siempre hay algo absurdo sobre lo que pasamos de largo, tan solo porque el autor lo envuelve todo en una atmósfera casi mágica y así logramos admitir lo increíble como posible, escuchando a un negro cuervo hablar o los acusadores látidos de un corazón enterrado que delata al asesino sin escrúpulos. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">El insensato hecho de esta historia subyace en la imagen de esa bonita princesa que tumbada en la cama acaricia su clitoris con el cuchillo...a mi ex le gustaba esto. Decia con voz de chuza total, asomando una caricaturesca sonrisa en su rostro. ¿Hablas en serio? Logré decir ante mi asombro. Claro, solo los niños y los borrachos dicen la verdad. <br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">You and me and the Devil makes three. El diablo hizo acto de presencia y permitió que en ese instante hubiera un trio en esa habitación. Ella se introdujo el cuchillo un poco más. Vamos, cógelo. Me animó. Metélo hasta donde tú desees. Sostuvo. <br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">Mefistófeles, Belial o Lucifer. Da igual el nombre que se le de al Ángel cuya rebeldía causó el descenso hacia los infiernos. En esa habitación, aquella lejana noche, se encontraba junto a nosotros procurando que todos cayéramos en una espiral de locura, hacia un profundo pozo lleno de los deseos y temores de las almas más inquietas. <br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">Mi mano se deslizó por su brazo hasta llegar a su sexo, tan húmedo que me hizo dudar. ¿Realmente esto es lo que desea? La fogosidad de su mirada mantuvo mi perplejidad. Metí un par de dedos haciéndome hueco, deslizando el cuchillo hacia un lado, sacándolo cuidadosamente y cogiedolo con la mano que quedaba libre. Lo dejé a mi lado, sobre la cama. Besé sus labios durante unos segundos y luego me refugié entre sus pechos. Escuché los latidos de su excitado corazón y temblé. Procuré que no lo notara abrazándome fuertemente a ella. Había derrotado al diablo. Nuevamente nos encontrábamos a solas y todo lo que pude decir fue un tímido te quiero. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">Tras unos minutos contemplando la escultura del Ángel Caído y viendo que el frisbee de unos patinadores cercanos pasaba más cerca de mi cabeza de lo que me hubiera gustado, fui caminando hacia el lago lentamente; aún con la imagen de aquel conmovedor abrazo guardado en las profundidades de mi alma y en cuyo insondable abismo liberé una batalla que nunca sería contada por la promesa de un innoble príncipe que faltó a su palabra, me senté en la hierba y observé el estanque. Los patos caían casi en vertical sobre el agua, los remos de las pequeñas barquitas se zambullían en el líquido elemento, el sol se despedía de aquel día bajando poco a poco sobre las copas de los frondosos árboles que movían graciosamente sus ramas. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">De pronto recordé el mensaje que un rato antes había importunado mi ensimismamiento sobre la figura de Lucifer en aquella fuente regada por el sol de un envidiable atardecer. <br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">Volviendo a mi venerado Poe, recuerdo vagamente uno de sus cuentos. A su Ángel Caído él lo llamó el demonio de la perversidad, un ser capaz de influir en las mentes. Un ente que entronca con el mío, se superpone e imbrica de tal manera que casi parecieran el mismo. Espíritus, ambos, que se divierten y juegan con las debilidades de los seres humanos tan solo por el mero hecho de demostrar su poderío ante las descuidadas y frágiles mentes de los mortales. <br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">El mensaje, por supuesto, era de ella. Y contrariamente a lo que se pudiera pensar, no es un truco para acabar de manera más elegante este tétrico y negro relato que se me ha ocurrido narrar esta soleada tarde de un viernes cualquiera. "Nunca más." Así empezaba ese mensaje, como nos repite una y otra vez el sombrío cuervo del poema de Edgar Allan Poe. Realmente ese mensaje, leído en la penumbra de ese momento tan especial del día que es el atardecer, en el que ni hay claridad ni oscuridad, hizo que mi piel se erizara y que un leve escalofrio recorriera mi cuerpo. "Nunca más. Tú haces que mi locura se desarrolle, crezca y deambule dentro de mi ser. Me da miedo. Olvídate de mí."<br>
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</div><p dir="ltr"></p>
<div align="left"><p dir="ltr">Desde aquel día, cada vez que mi camino me lleva al parque del Buen Retiro de Madrid he de pasar frente a la fuente del Ángel Caído. No lo hago para recordar que una vez me enfrenté al mismísimo diablo y le derroté. No lo hago para vanagloria de mi propio ego sino por seguir los pasos que dictó ese encomiable escritor que visitó las oscuridades del alma mucho antes de que yo naciera. <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">En Berenice él escribe, "Dicebant mihi sodales, si sepulchrum amicae visitarem, curas meas aliquantulum fore levatas." <br>
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<div align="left"><p dir="ltr">"Decianme los amigos que encontraría algún alivio a mi dolor visitando la tumba de la amada." Allí, bajo la piedra que sustenta al alado ser, fue donde enterré el recuerdo de alguien que ya solo pertenece al mundo de lo sobrenatural, de las historias fantásticas. Al mundo inmaterial de las palabras soñadas, escritas y leídas. <br>
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Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-54379413560889273232018-05-15T22:21:00.001+02:002018-05-15T22:28:18.429+02:00Página 2: The Riddle.<p dir="ltr">68 74 74 70 73 3a 2f 2f 77 77 77 2e 68 65 6c 70 66 69 6e 64 73 6f 70 68 69 61 2e 63 6f 6d<br>
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Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-82081007533862668612018-01-25T15:27:00.001+01:002018-01-25T16:52:57.225+01:00Página 1: Akbaalia.La oscuridad de la noche se veía interrumpida por las altas llamas del fuego que, levantándose en rápidas y vibrantes siluetas, formaban extrañas figuras. Siniestras habitantes de aquel lejano lugar en el que me encontraba, junto a un no menos inquietante personaje. <div>Me había sentado en el suelo imitando su posición. Enfrentado a él, observaba su rostro asaeteado por miles de sombras que hacían los surcos de ese viejo semblante más profundos si cabe. </div><div>Unos instantes antes, el anciano había bebido de un cuenco de barro que reposaba en el suelo, a su lado. En él, había machacado con los dedos de la mano unas hojas que sacó de una bolsita de cuero mientras vertía un líquido mezclándolo todo. </div><div><br></div><div>La luna se ocultó tras unas montañas cercanas dejando entrever las estrellas y planetas que nos miraban con menos curiosidad sin duda de la que nosotros, los simples mortales, las contemplábamos a ellas. Allí estaba la doble Sirio, también se distinguían los tres luceros del cinturón de Orión que acompañaban a Canis Maior. Sin forzar la vista me detuve en Venus, que destacaba con sus destellos sobre todo lo demás. Marte, hacia un lado. Y un poco más allá incluso Mercurio estaba presente. </div><div>La quietud me dejó escuchar el crepitar de la leña que se retorcía por la invisible fuerza del calor de aquella hoguera que me hiptonozaba por momentos. </div><div>Nada se escuchaba más que el chisporroteo del fuego que al final, acabó por sumirme en un trance que me llevó hasta el abismo más profundo. Me condujo a los límites de mi alma. </div><div><br></div><div>Estaba solo. En aquel lugar no había nadie más que yo. Me vi caminando por un suelo tan blanco como el más puro de los mármoles cuyo reflejo me deslumbró de tal manera que tuve que desviar la mirada hacia arriba topándome con la oscuridad más negra que jamás había contemplado. </div><div>No supe qué hacer, así que anduve hacia esa línea en el horizonte que dividía ambos mundos. La claridad y las tinieblas, la ignorancia y el saber, la confusión y el entendimiento, el sol y la luna. </div><div>De lo que allí aconteció, en lo más hondo de mi alma, no contaré mucho más. Puede que en una futura ocasión en la que las palabras fluyan de una manera menos artificial. Quizá mañana, quizá nunca. </div><div><br></div><div>La Luna salió de su escondite y aquel hombre empezó a entonar unos ritmos guturales. Un sonido que salía de su interior más profundo y que parecían ser un llamamiento a aquellos dioses que le habían dado el poder por el que yo me encontraba en ese inhóspito lugar. </div><div>La madre Tierra, la diosa Luna, las titilantes estrellas, el cruel coyote, el viento castigador, al águila señor de los cielos, el agua que caía de arriba para crear abajo. Con aquel canto estaba reuniendo a todos los mágicos espíritus alrededor de aquella fogata que calentaba nuestros inmóviles cuerpos. </div><div><br></div><div>Me imbuí de tal forma en el embrujo de aquella atmósfera, llena de efluvios y aromas sobrehumanos, que sedujo a mi espíritu y yo mismo empecé a cantar sin saber muy bien ni el cómo ni el por qué. </div><div>Llegado un momento, pudo haber sido después de haber cantado una hora o un minuto, él se levantó y danzó alrededor del fuego. Hacia rápidos aspavientos con los brazos hacia arriba y abajo mientras bailaba rodeando la hoguera y recitaba una especie de mantra. En la lejanía un lobo aulló, la brisa sacudió el valle agitando levemente las llamas, escuché el ulular de un ave. La naturaleza, los dioses, habían acudido a su llamada y él intentaba interceder por mi. </div><div><br></div><div>Ese hombre era un Akbaalia, un sanador. El más poderoso de cuantos existen. ¿Sería capaz de convencer a las fuerzas que rigen el mundo? ¿Soy yo merecedor de tan encomiable esfuerzo? </div><div><br></div><div>Unas horas antes, en una rudimentaria cabaña construida en adobe y recubierta de pieles de animales el Akbaalia hizo una pregunta. ¿Por qué deseas limpiar tu alma? Porque solo un alma pura puede amar de verdad. Sostuvo mi mirada, observando mi semblante a la luz de un simple candil. Muy bien, respondió.</div><div>Mi respuesta parece que satisfizo al viejo chamán. Me tendió un brebaje, bebe un poco y vayamos al bosque en busca de tu anhelo. </div><div><div><br><div><br></div></div></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-76346554843076556592017-11-07T16:17:00.001+01:002017-11-08T11:59:18.833+01:00Capítulo 32: Maga.<p dir="ltr">Con ese nombre quizá nació para hacer feliz a la gente. </p>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWjVR-2RYZH_70vwixO3vRUndfMrEGmzMLaHl8BD0Nq7-T9q0WW_vTlPm90VpGI27ZNCscaUN6N7b58cOcvrq_z6_obd5XkgPaAtMTXOicf72UgRlfqu_S_pCR0v3tSVSm3udxYBdNCg_o/s1600/20171019_203304.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWjVR-2RYZH_70vwixO3vRUndfMrEGmzMLaHl8BD0Nq7-T9q0WW_vTlPm90VpGI27ZNCscaUN6N7b58cOcvrq_z6_obd5XkgPaAtMTXOicf72UgRlfqu_S_pCR0v3tSVSm3udxYBdNCg_o/s640/20171019_203304.jpg"> </a> </div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-89235441325517832872017-10-18T09:06:00.001+02:002017-11-08T11:59:08.897+01:00Capítulo 31: Diez segundos.Escuchando la lluvia golpear el cristal de la ventana me pregunto, ¿cuánto dan de si diez segundos?<div><br></div><div>Ese tiempo es el que se tarda en leer una frase no demasiado larga. Es la duración de un sorbo de nuestra bebida favorita durante la cena. Es lo pasa cuando cuentas diez ovejitas en una noche de imsomnio. Es lo que te lleva atarte el cordón de una zapatilla. Es el tiempo que tardas, de media, en sacarte el móvil del bolsillo y comprobar si hay mensajes o llamadas. Es la mitad de lo que duran la mayoría de los semáforos para peatones de las calles estrechas.</div><div><br></div><div>En estos instantes diez segundos me parecen tremendamente cortos. Muy escasos. Un tiempo tan leve que ni te das cuenta de que ya ha pasado. Diez segundos, sin duda, es lo que ya ha sucedido cuando te preguntas qué está pasando. </div><div>Y ese tiempo es en el que tengo que hacer un recorrido, una prueba física que muchos ya pasaron y que por lo tanto es posible. Sin embargo, a mí me parece una tarea hercúlea. Muy propia de ese semidiós griego de la antigüedad y que enmascarada entre sus doce míticas pruebas sería pan comido. Para mí, un simple mortal, ese tiempo me parece tan efímero que veo improbable terminar incluso por debajo de algún segundo más allá de esos terribles diez. </div><div><br></div><div>Me he pasado la noche recorriendo mentalmente esa endiablada prueba y en ninguno de los escenarios sería capaz de hacerlo, a no ser que esto fuera una película de Zhang Yimou y el lugar de la prueba la casa de las dagas voladoras. (Para los no iniciados en el cine del director asiático, es una de sus películas más interesantes...en mi modesta opinión.)</div><div><br></div><div>Pero bueno, siempre existe esa pequeña gotita de magia en el frasco de las esencias que la vida nos tiene reservado para cada uno de nosotros. Si otros lo hicieron, es factible; así que aunque esos diez segundos me parezcan un universo realmente pequeño habrá que intentarlo...y sino se supera la prueba, como me dijeron algunas personas ayer, siempre quedará la posibilidad de repetir al año que viene. </div><div><br></div><div><br></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-19635062073553310412017-10-06T11:49:00.001+02:002017-10-06T17:54:46.445+02:00Capítulo 30: Nothing good happens in the 4am hour.El despertador, con sus verdes dígitos iluminando tenuemente, marca las cuatro de la mañana. Cierro los ojos. Paso mi mano bajo la almohada. Siento la calidez de las sábanas y me sumerjo bajo ellas. Aislo de esta manera mi cuerpo y mis sentimientos; permitiendo que cada sensación con sus pasiones y tristezas intrínsecas al ser humano y que por lo tanto, me hacen ser y padecer no se vean sorprendidos ante la guerra encubierta que asola las calles de un planeta hostil. Me recluyo así, creando alrededor de mi cama un lugar confortable y seguro; para bucear sin ser molestado, en un mundo onírico lleno de posibilidades. Impermeabilizando mi corazón de la maldad que, más allá de ese pedacito de paz que es el mullido colchón, campa a sus anchas.<div>Dejo que los sonidos de un piano se metan bajo mi piel. Las notas cargadas de una sensibilidad abrumadora permiten que una lágrima aparezca tímidamente tras las largas pestañas de unos ojos cerrados con fuerza y determinación. Causa y efecto de la sinfonía que de manera muy discreta envuelve aquel lugar al que llamo hogar. Esa redondeada gotita salada, la primera del gran batallón que se aproxima, resbala por la mejilla cayendo en aquella almohada que mi mano sujeta contra mi cara ahogando un pequeño murmullo que sale del fondo de mi alma...¿dónde estás?<div><br></div><div>Casi instantáneamente, como si la música de aquel piano hubiera creado un conjuro o sortilegio que de pronto se hizo hechizo al susurrar mi curiosa pregunta, me transporté a un lugar alejado de aquella cama que me incomunicaba del despiadado mundo. Con la mente contemplé lo que había a mi alrededor, con los ojos de mi alma la vi detenida bajo un gran árbol cuyas hojas amarilleaban. ¿Me acerco? Dudaba. Desde la distancia parecía una ninfa, un hada de un bosque encantado, una ensoñación a punto de esfumarse si alargaba la mano para acariciar su suave piel. Tenía miedo, ¿y si desaparecía al ir hacia ella? </div><div><br></div><div>Tras unos instantes de indecisión, arrinconé el temor que atenazaba mi mente. No te asustes, logré decir. Solo quiero mirarte a los ojos.</div><div>Paso a paso me fui aproximando. Lentamente. Fue entonces cuando aquel mágico bosque me pareció inmensamente luminoso. En cualquier otro escenario, aquel lugar sería terroríficamente sobrecogedor. La noche era oscura al acostarme pero allí, en esa realidad paralela, la luna brillaba de tal manera que las ramas de los robles y hayas parecían cobrar vida creando una atmósfera de cuento de los hermanos Grimm. ¿Estarán Hansel y Gretel escondidos tras aquel robusto tronco? </div><div><br></div><div>Escuché el aullido lejano de un lobo, enmascarado por el crujido de las ramas secas que bajo mis pies se partían en mil pedazos. El ulular de algún pájaro nocturno me dio la bienvenida. El siseo del viento colándose entre los árboles me saludaba con cortesía. Y la voz de aquel maravilloso espectro, de ese espíritu resplandeciente por la blanquecina luz de la luna llena, llegó hasta mis oídos trasportada por las notas musicales de ese piano que aún escuchaba. ¿Me das la mano? Sostuvo, con voz inocente y tierna. </div><div><br></div><div>Sin poder desviar mis ojos de los suyos adelanté mi brazo, ofreciéndole mi mano. Ella sonrió levemente y tocó mis dedos con sus yemas, recorriendo toda su longitud con una delicadeza etérea. Sentí como su energía invadía mi cuerpo. El bello del brazo se me erizó. El corazón empezó a latir. La sangre fluyó. La respiración se hizo más intensa. Los nervios amagaron con aparecer, no obstante, su sonrisa logró tranquilizar a mi alma que por instantes empezaba a desvocarse como un caballo salvaje cabalgando sin atadura alguna. </div><div>Durante un tiempo estuvimos <span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">de pie bajo ese gran roble. Uno frente al otro, mi mano con la palma hacia arriba y su mano acariciando la mía. El encantamiento de su mirada me impedía decir nada, su belleza me encomiaba a no estropear ese momento con alguna frase estúpida y fútil. </span></div><div><span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;"><br></span></div><div><span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">Fue ella la que rompió un silencio lleno de sonidos de la noche, y con una suave entonación me preguntó, ¿quieres dar un paseo?</span></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Me dejé llevar, hubiera seguido a ese hada hasta el mismisimo infierno si con eso conseguía mantener mi mano junto a la suya. Sin embargo no me condujo hacia el lugar donde reposan las almas perdidas, sino hacia una cabaña de madera oscura. Mi hogar, me susurró al oído. ¿Quieres entrar?</font></div><div><br></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Asentí. Confiaba en aquella mirada; su embrujo era tal que era imposible negarme a contemplar el lugar de descanso de aquel maravilloso ente angelical. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Dentro seguía escuchando el piano cuyas notas no permitían que esa ensoñación terminase. El repiqueteo de las teclas producían una armonía digna de escucharse con el alma y no simplemente con los oídos, era la banda sonora de aquel momento en el que yo la veía prepararme un chocolate caliente sentado a la mesa de su cocina llena de enseres antiguos que ni tan siquiera sabría nombrar.</font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Trajo dos tazas. Se sentó frente a mi y me señaló con un leve ademán el chocolate. Pruébalo, dijo. Obediente, pegué un pequeño sorbo. El calor que mi corazón sentía en esos momentos se trasladó a mi lengua...¡quema! Exclamé. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Ella cogió entonces mi mano de nuevo, acercó su carita a la mía y me besó.</font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif"><br></font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">No hay mayor regalo en el mundo que un beso lleno de cariño, afecto y amor. Toda la fuerza, la vida y la energía de aquel hada entró dentro de mí por medio de aquella boca que dulcemente mordía mi labio inferior. Esa vitalidad llenó enteramente mi corazón, el cual vibró intensamente. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">El piano mecía nuestros sentimientos, los llevaba en volandas hacia las nubes para luego dejarlos caer libremente de nuevo hacia nuestros cuerpos en un viaje lleno de pasión. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Mi mano no se separó de la suya, mis labios no dejaron de besar y mordisquear, y nuestras almas se fundieron en una sola cuando yacimos en el suelo de aquella cocina de una extraña cabaña perdida en medio del bosque.</font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif"><br></font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Al despertar, el incansable reloj me decía que eran las ocho de la mañana. El móvil llamaba mi atención con una luz intermitente. Emails sin leer, notificaciones de varias aplicaciones y una canción pausada en mitad de la noche, que mientras me desperezaba volví a escuchar. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif"><br></font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">El piano traía recuerdos de un sueño especial. Nexo de unión entre esos dos mundos, permitió que contemplase imágenes de una vida paralela a aquella en la que me encontraba. En ese singular camino, me despertaba junto a un hada que me daba los buenos días con un beso y un abrazo. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif"><br></font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Desde luego, mucha gente diría que nada bueno puede ocurrir a las cuatro de la mañana...excepto si te topas con la magia. </font></div><div><br></div><div><br></div></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-52519251449621483992017-09-20T00:30:00.001+02:002019-03-21T18:13:28.757+01:00Capítulo 29: Otoño.Era otoño cuando, en una casa de una pequeña población alejada del bullicio de París, ella se puso de parto. Estaba allí ocultándose del mundo, llevada por el amor de su vida. Nadie podía saber que ambos estaban enamorados, nadie podía enterarse que el fruto de aquel amor asomaba, irreverente, la cabeza en ese lugar tan hostil, como era la Francia de un otoñal día de hace novecientos años. <div><br></div><div>Era otoño también cuando se conocieron. Él quedó prendado de aquella chica tan distinta a las demás. En todo Occidente no había ninguna persona como ella. Héloïse le robó el corazón en el mismo instante en el que se vieron por primera vez. </div><div><br></div><div>Las hojas de los centenares de árboles que poblaban aquel lugar caían lentamente mecidas por el suave viento de una templada mañana de principios de Octubre. El silencio tan solo era roto por el apenas perceptible crujido de mis pisadas al deambular por el inmenso cementerio de Père-Lachaise. Allí yacían para el resto de la eternidad personajes que influyeron de un modo u otro en la mentalidad de las gentes que, cómo ellos, descansaban en aquellos nichos bellamente decorados. Balzac, Chopin, Molière, Champollion, Delacroix, Doré, Méliès, Morrison, Piaf...</div><div>Pensando en lo efímero de la vida, mientras recorría el asfalto de aquel famoso camposanto me topé con un precioso mausoleo. Un monumento hecho en memoria de las dos personas que ocupaban, desde hacía algo más de doscientos años, aquellas tumbas. </div><div>"...mon coeur ne vieillit point et je l'ai senti s'émouvoir au récit des malheurs d'Abélard et d'Héloïse..."</div><div>"...mi corazón no envejece en absoluto y lo he sentido emocionarse con el relato de las desventuras de Aberlardo y Eloisa..." Voltaire. 1774. </div><div><br></div><div>Aquel Otoño de 1114, ella fue a París a estudiar bajo la protección de su tío. Eloisa era una chiquilla única, su portentosa inteligencia la distinguía del resto. Hace nueve siglos era tremendamente complicado ver a una mujer que dedicara su vida al estudio, por lo que llamó la atención de la sociedad parisina de la neblinosa Edad Media. </div><div>El destino quiso que el tutor de Eloisa cobijara también bajo su amplio e influyente manto a un joven profesor, un escolástico llamado Abelardo. Éste al ver a la joven quiso por todos los medios cortejarla, y como no, se propuso hacerlo mediante una serie de cartas. Epístolas por las que conocemos la historia de este desdichado amor. </div><div>La manera más sencilla que encontró Abelardo de enamorar a aquella dama fue la de proponer a Fulberto (el tutor y pariente de Eloisa) ser su profesor particular. La fama y sabiduría de aquel escolástico le precedía, por lo que no fue muy complicado convencer al protector padrino. </div><div><br></div><div>Aquí ya he hablado de trovadores, minnesängers y demás locuelos que en aquellas épocas iban cantando, de plaza en plaza, sobre el amor. Bien, pues el joven Abelardo era uno de ellos, un avezado compositor y poeta que encandilaba a las mujeres de media Francia con sus palabras y versos. Aquellas melodías franquearon el inocente corazón de una Eloisa que prácticamente sucumbió bajo el influjo de aquel tipo que escribía por y para ella.</div><div>Tan devoto fue ese amor que ella terminó por ser una mera esclava de un deseo que no era tan puro como las letras de esos trovadores dejaban entrever. Sentía una pasión irrefrenable hacia él, un martirio contra el que lucharía toda su vida. </div><div><br></div><div>Los días transcurrían entre paseos por los pasillos del claustro de Notre Dame y las clases de lógica y dialéctica, artes en las que Abelardo era muy ducho y por las que se ganó muchas enemistades en aquel París del siglo XII. Esas lecciones infundían más respeto y admiración a una ya enamorada Eloisa, y el corazón convenció a su ingeniosa mente. La pasión transgresora pasó a formar parte de ese triángulo equilatero del amor. Sin embargo, las aspiraciones de Abelardo no pasaban del simple cortejo a esa singular chica. Él sólo actuaba en su papel de galante, su predilección era la enseñanza y eso era incompatible con una vida junto a la bonita Eloisa.</div><div><br></div><div>El azar nos lleva, en ocasiones, por extraños caminos. Y el rumbo de Abelardo giró ciento ochenta grados al quedarse la joven pupila embarazada. Él la amaba, de eso no había duda. Por eso hizo algo fuera de la lógica común de nuestro siglo. En el otoño del año 1116 raptó al amor de su vida de los cuidados de su tío y protector, Fulberto, y la llevó a casa de su hermana lejos de los focos de París. Allí dio a luz a su hijo, al que poéticamente llamó Astrolabio. </div><div>En estos momentos la historia se transfigura de inocentemente romántica a casqueria de película de serie B, y pasa a ser salvajemente truculenta. El profesor se presenta en París para pedir perdón ante una ciudad que clama por su bella Eloisa. Éste promete casarse con ella, y lo hacen en medio del secretísmo de una anónima capilla. No obstante y pese a los intentos de un Abelardo saturado por las dos vidas que debe llevar, claudica ante la idea de ser padre y convence a su querida esposa para que decida ingresar en un convento. </div><div>Furioso, el tío decide vengarse de tamaña afrenta y una noche entra sigiloso en la alcoba del joven Abelardo y consigue castrarle, cortándole su viril miembro, humillándole e hiriendo de muerte su orgullo.</div><div><br></div><div>Pasó meses oculto, avergonzado y dolido, entre los monjes benedictinos hasta que le pidieron que volviera a la enseñanza. Esa época fue muy fructífera en cuanto a cartas se refiere. Él escribía prácticamente a diario a su mujer, que enclaustrada entre monjas se preguntaba qué le pasaba. ¿Por qué seguía sintiendo un deseo tan brutal hacia Abelardo? ¿Por qué ella no había sido castrada al igual que su marido? Al fin y al cabo, el pecado lo cometieron ambos.</div><div><br></div><div>La carrera de él se va moviendo, a partir de entonces, entre la enseñanza y la vida monástica. Incluso llega a construir una abadía de la cual se hace cargo su propia esposa, siendo una de las primeras mujeres en ostentar un cargo de tal embergadura en un mundo, el eclesiástico, repleto de hombres. Las misivas siguen enviándose de un lado y de otro, cartas en las que siguen confesándose amor eterno. Un amor que, desde que nació su primer y único vástago, ya no pudo consumarse jamás. </div><div><br></div><div>Abelardo muere recluido en una abadía de la orden de Cluny, perseguido por la Iglesia de Roma que no veía con buenos ojos las impías enseñanzas de un hombre que tan solo creía que la razón debía imponerse a la fe. </div><div>Tras su muerte, Eloisa logra mover algunos hilos y trae el cuerpo de Abelardo a la abadía que él fundó y de la cual es abadesa durante muchos años más. Tiempo en el que se convierte en una de las mujeres más sabias y veneradas de su época llegando incluso a aconsejar a reyes y príncipes sobre diversos temas. Algo más de veinte años más tarde de la muerte de su amado esposo, perece y su cuerpo es sepultado sobre el de su marido en señal de sumisión absoluta. Una admiración y devoción que jamás perdió pese a las vicisitudes de sus vidas. </div><div><br></div><div>París se tornaba gris por momentos, un color y una luz especialmente románticos. Admiraba las siluetas que había talladas en las tumbas. Repasaba con los dedos los nombres en relieve de las dos personas que allí yacían desde hacía poco más de dos siglos, traídas desde una pequeña abadía del centro de una Francia muy distinta a la que yo me encontraba en esos instantes. Héloïse et Abelard. </div><div><br></div><div>El otoño trae consigo historias llenas de sentimientos. Melodías tocadas en un inexistente piano. Cuadros llenos de besos enmascarados. Miradas furtivas tras libros llenos de palabras escritas por manos que desean acariciar. Respiraciones entrecortadas al observar unos ojos, unos labios, una nariz. Sueños con tintes dramáticos y dramas con pinceladas tiernas y delicadas. Deseos rebosantes de placeres inconfesables. Corazones henchidos de hormonas traviesas que confunden a la racional mente. Manos temblorosas que vislumbran la suavidad de un pecho tras el cual hay un latido colmado de amor. </div><div>París, Roma, Nueva York, Shanghái, Delhi, San Petersburgo o Madrid. Es indiferente el lugar del planeta, el otoño es universalmente romántico mires el cielo que mires.</div><div>Por eso, quizá en un día de finales de Septiembre, cuando el verano da sus últimos estertores de vida, se entiende mucho mejor esa frase de otro gran personaje enterrado en ese famoso cementerio de Paris. "Solo el amor puede ayudar a vivir." Oscar Wilde. </div><div><br></div><div><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOONGOY8Sb37Zy575AXOXN2ZWmaTh5-aP26DmqkGuw67NMRln9yTlLvxzfK1yitGWgpflqQDglAg9ZWOW-hFe88IMGVrCs3719jAjfTFxf_csOphx8oDDLtjVcONDQ_jMUYwJ_YIax5RCY/s1600/Abelardo-y-Eloisa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOONGOY8Sb37Zy575AXOXN2ZWmaTh5-aP26DmqkGuw67NMRln9yTlLvxzfK1yitGWgpflqQDglAg9ZWOW-hFe88IMGVrCs3719jAjfTFxf_csOphx8oDDLtjVcONDQ_jMUYwJ_YIax5RCY/s640/Abelardo-y-Eloisa.jpg"> </a> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-39772978286725561062017-09-16T11:54:00.001+02:002017-09-16T12:17:57.623+02:00Capítulo 28: Dreams. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxvJ5g60QCtGV7gUEZ5qfXF8xlnkM2O4M_FvkDVvIC9Ve7yT9u18xfjJ0vY6bEAf6A67XAV12US7o19c-Cb36r3hZfi_kL5qDdND5s7aOsjMsi1kwWI7xgGoTxVOBJxEBTW6tlJGLJ5lIY/s1600/20170916_115701.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxvJ5g60QCtGV7gUEZ5qfXF8xlnkM2O4M_FvkDVvIC9Ve7yT9u18xfjJ0vY6bEAf6A67XAV12US7o19c-Cb36r3hZfi_kL5qDdND5s7aOsjMsi1kwWI7xgGoTxVOBJxEBTW6tlJGLJ5lIY/s640/20170916_115701.png"></a>Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Hoy os ahorraré leer unas cuantas.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIolmYXtAAVWgsefKqi30dH2naW2M0qeX2igTLSAT92nk24aBqnPYh-GB4vhBQi5pAnfYaYtfflCaF4jnSEhsgCNM9VDknv5bxUIbxSbIN7CaCHzwreknE5EQxK4WONwEX7jCP6YSCg_zh/s1600/FB_IMG_1496349907994.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIolmYXtAAVWgsefKqi30dH2naW2M0qeX2igTLSAT92nk24aBqnPYh-GB4vhBQi5pAnfYaYtfflCaF4jnSEhsgCNM9VDknv5bxUIbxSbIN7CaCHzwreknE5EQxK4WONwEX7jCP6YSCg_zh/s640/FB_IMG_1496349907994.jpg"></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">"Piensa, sueña, cree y atrévete." W. Disney.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTLbCj2suhkvCZDulcGvab-kHppNzKOwl16TtrAiybvBrvNXjl-jG2XtoNyYHp99uSqzK6FGUnsDO1DrcNuD5AHkPZZLGNdDarzyUZPt809eW-QVmGstHauk4TrMBrPsAf9OwLowWOY4wD/s1600/FB_IMG_1495823646691.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTLbCj2suhkvCZDulcGvab-kHppNzKOwl16TtrAiybvBrvNXjl-jG2XtoNyYHp99uSqzK6FGUnsDO1DrcNuD5AHkPZZLGNdDarzyUZPt809eW-QVmGstHauk4TrMBrPsAf9OwLowWOY4wD/s640/FB_IMG_1495823646691.jpg"> </a> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">"No duermas para descansar, duerme para soñar porque los sueños están para cumplirse." W. Disney.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhACZMGaoi42mh7pt9nWdV3nphNbuZV7Yd-PTKpGfxlViBcBEkl5bS2l8LnFarZuID6X3OKGqQkowwZrSnAiKhgIRc4ue1Krogwj9vqjL6jwCQlbq6J73XRLlicbJxd3jjMEhM9479Iurwb/s1600/20170407_162556.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhACZMGaoi42mh7pt9nWdV3nphNbuZV7Yd-PTKpGfxlViBcBEkl5bS2l8LnFarZuID6X3OKGqQkowwZrSnAiKhgIRc4ue1Krogwj9vqjL6jwCQlbq6J73XRLlicbJxd3jjMEhM9479Iurwb/s640/20170407_162556.jpg"> </a> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">"Muero por volar." Rubén Ferrán Vázquez.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-11776809641131338152017-09-14T17:25:00.001+02:002017-09-15T11:31:31.267+02:00Capítulo 27: Memory Call.<div>Does anybody remember laughter?</div><div><br></div><div>Pantalones vaqueros muy ajustados. Camiseta oscura igualmente ceñida. Música a tope mientras cepillo mi pelo rapado. Stairway to heaven rebotando en las paredes del baño. Llega el solo de guitarra y me quedo mirando el espejo. Al otro lado estoy yo. </div><div><br></div><div>El tiempo se detiene unos instantes. Lo suficiente para quedarme a solas y recordar. </div><div><br></div><div>Salgo del trance, y sonrio. Cojo el bote de colonia. Seven, de Loewe. Rocio levemente mi cuello y aspiro profundamente. </div><div>Echo un último vistazo al reflejo que tras la bombilla del espejo me observa. Chico, no se puede hacer más. Digo, excusandome.</div><div><br></div><div>Sentado en aquella terraza muero por saber. Es algo que me mantiene inquieto, ¿qué le habrá pasado? <br></div>- ¿Puedo hacerte una pregunta sin que te moleste? Tanteo, aún indeciso.<div>- Claro. Dime.</div><div>- ¿Por qué llevas tiritas en los pezones? </div><div>Ella se rie haciéndome sentir un pelin bobo. </div><div>- Porque no encontraba los cubre pezones.</div><div>- ¿Eh? Suelto sorprendido, imaginándome algo parecido a algún utensilio de tortura del medievo. </div><div>- Esta tela, al rozarme, los irrita. Me explica ella, viendo que pongo cara de no entender. Hay unas cositas que se ponen en los pezones en estos casos, yo tenía un par pero no los encontré así que como solución improvisada opté por las tiritas. </div><div>Quiero hacerme el listillo e inocentemente pregunto algo que a ella le parece una absoluta locura. </div><div>- ¿Y por qué no un sujetador?</div><div>- Pero como voy a llevar un sujetador, Ru. ¡La camiseta va abierta en la espalda! </div><div><br></div><div>El tiempo se detiene nuevamente, lo suficiente para quedarme a solas y recordar. </div><div><br></div><div>El pantalón ajustado descansa en una cómoda. La camiseta ceñida cuelga cual equilibrista a su lado, sorteando las leyes de la gravedad. Estoy tumbado sobre una cama que no es la mia esperando a alguien a quien apenas conozco. </div><div>Ella llega sonriente, la luz tenue de la lamparita que descansa en la mesilla repleta de pulseras llena mis ojos de reflejos que causan un efecto mágico en la entrada en escena de aquella voluptuosa y desconocida mujer. </div><div>¿Dormimos? Pregunto, sospechando que ella no me ha traido hasta allí solo para eso. </div><div>Vale, me engaña. Al apagar la luz se acerca a mi. Me besa en la mejilla. Buenas noches, Ru. </div><div>Sería poco amable no responder a ese beso, pienso. Asi que actuo. Giro y me pongo de lado. Rozo sus labios con los mios suavemente. Sus manos, a su vez, se ponen en movimiento desencadenando el proceso como si fueran piezas de dominó cayendo una tras otra. Sutilmente desliza una de ellas hacia abajo.</div><div><br></div><div>El renqueante tiempo vuelve a detenerse. Lo suficiente para quedarme a solas y recordar. </div><div><br></div><div>Sus pechos estan en mi boca. No puedo evitar reir. Perdona, digo al separarse de mi cuerpo y mirarme extrañada. Me he acordado de las tiritas. Besa mis sonrientes labios y baja con la boca lentamente. Muerde mi barbilla, uno de mis pezones, pequeño mordisco en la tripa...el tour acaba en mis huevos. Juega con ellos con la lengua. </div><div><br></div><div>Al perezoso tiempo parece que hoy le cuesta arrancar. Se para lo suficiente para quedarne a solas y recordar. </div><div><br></div><div>La polla está en su boca. Las manos sujetan su cabeza y la impulsan hacia mi provocando un pequeña arcada en ella. Lo siento, susurro. Parece no importarle, ahora es ella la que se la mete hasta lo más profundo de su garganta. Mis manos aprietan la sábana intentando evitar correrme, aún es pronto. Esto no ha hecho más que comenzar. </div><div>Incrementa la velocidad de la felación. Aullo de placer como un lobo a la luna llena. </div><div><br></div><div>El tiempo juega, se mofa de mi deteniendose lo justo para quedarme a solas y recordar.</div><div><br></div><div>He girado su cuerpo mientras me come la polla. Yo tambien quiero saborear. Está húmedo. Paso la lengua en toda su amplitud. Lentamente. Las manos sujetan sus piernas abiertas. A cámara lenta introduzco la lengua dentro de ese chorreante agujero. </div><div>Ella ha pasado a utilizar sus manos. Con una aprieta las bolas, con la otra me pajea tan suavemente que apenas noto el movimiento. </div><div>El placer es tan salvajemente intenso que sumerjo mi cara entera dentro de ella metiendo mi nariz donde antes había estado la lengua.</div><div>Muerdo al notar el semen eyectado hacia las nubes. Ella se retuerce y convulsiona al ver el chorro blancuzco salir despedido. Cortos movimientos de pelvis, espasmos seguidos de un gemido ahogado por sus piernas que aprietan mi cara contra su cuerpo me dicen que ha llegado también al extasis definitivo.</div><div><br></div><div>El maldito tiempo vuelve a hacer de las suyas. Harto de tanto parón me quedo a solas y recuerdo. </div><div><br></div><div>Ido. Totalmente. Ella cabalga sobre mi con ímpetu. Se cree un jodido vaquero en el salvaje oeste. Me agarro al cabecero de la cama e impulso mi cadera hacia arriba con la fuerza de un toro bravo intentado liberarse de su yugo. Empotro mi polla en ella, taladrando sus entrañas. Es tanta la potencia con la que nuestros cuerpos chocan que la polla sale del oscuro agujero y al subir no encuentra de nuevo el camino. </div><div>Ella echa una mano ahí abajo, enseñando el sendero a mi ciega polla. Ni ella ni yo vemos cosa alguna en estos momentos. La liberación de endorfinas junto al tremendo esfuerzo mantienen en una inquietante oscuridad a mi cuerpo y mi alma. Ceguera absoluta. </div><div><br></div><div>Ya se...el tiempo. Siempre él. Manejando todo el cotarro. Se detiene lo suficiente para quedarme a solas y recordar.</div><div><br></div><div>¡Qué cojones! ¿ Aún hay más? Se ha levantado al servicio a refrescar la boca. La he seguido, yo también tengo sed. Después de beber ambos, nos besamos frente a la cama. Abrazo el sudoroso y resbaladizo cuerpo. Su pelo se enreda en mis manos mientras la llevo contra la puerta del armario. Sujeto sus brazos sobre la madera y aprieto la cadera contra ella. Gime, se revuelve, se suelta y da la vuelta mostrando que quiere que haga. Ru, métela de nuevo. No pares. No pares jamás. Extiende las manos y arquea la espalda. No puedo negarme, seria de estúpidos. Cojo su cintura y observo su precioso culo. La penetro una y otra vez, gritando su nombre a un aire viciado por el sexo y el sudor. </div><div><br></div><div>El tiempo ya no camina. Finalmente se ha detenido para siempre, permitiéndome quedarme a solas y recordar. </div><div><br></div><div>Recordar algo que da miedo. Los implantes de memoria que hicieron furor en las películas de ciencia ficción de los años noventa ahora son una realidad. Científicos del MIT hicieron ciertos avances hace unos años en el ámbito de la neurociencia, concediendo la posibilidad tan extravagante como atractiva, de poder reescribir la memoria como si de un disco duro de un ordenador se tratara. </div><div>Puedo elegir los recuerdos a la carta y que un neurólogo los introduzca en mi confuso cerebro. </div><div>Los pantalones ajustados estan en el armario. La camiseta ceñida en el cajón de la cómoda. A mi lado un panfleto de una empresa llamada Memory Call. (¿plagio?) </div><div>Estoy solo en la habitación, tumbado en mi cama y el tiempo...el tiempo camina veloz hacia un nuevo día. </div><div><br></div><div>"...In a tree by the brook, there's a songbird who sings. Sometimes all our thoughts are misgiven..."</div><div><br></div><div><br></div><div><div style="text-align: center;"><font face="Verdana, Arial"><span style="font-size: 13.4px;"><br></span></font></div><div><div style="text-align: center;"><font face="Verdana, Arial"><span style="font-size: 13.4px;"><br></span></font></div><div><br></div><div><br></div><div><br></div></div></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-81089493764105895282017-09-11T14:46:00.001+02:002017-09-11T17:40:59.800+02:00Capítulo 26: Requiem.Aquella gota de sudor bajó por la espalda con una parsimonia impropia del momento. Con calma, y tomando todo el tiempo que le fue necesario, desde que se creó cerca de los pliegues del cuello hasta que murió estampada en una sábana oscura, dejando su mortal huella en ella. <div><br><div>Fue una batalla épica contra lo inevitable. <span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: rgba(255, 255, 255, 0);">Caía lentamente. Resbalaba a lo largo de la piel llena de marcas. </span><span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">Pareciera que se resistiese a sucumbir, y quizá por ello se aferraba a los poros de aquella húmeda espalda como buenamente pudo. Sin embargo, la caída agónica hacia el abismo era inapelable. </span></div><div>La desesperación no hizo mella en su espíritu de supervivencia y llegando a la parte baja de aquel pequeño tobogán humano, hizo un leve quiebro al destino. Intentó esconderse entre aquellos dos montículos que formaban el culo. Procuró agazaparse entre las nalgas, ocultándose de mi vista como si nunca hubiera existido. Mas no pude resistirme, separé los dos cachetes de ese bonito trasero que frente a mi tenía, preguntándome si habría podido esconderse en alguna oscura cavidad. </div><div>Quizá la gota sintió que me burlaba de su infortunio, que aquella afrenta que fue separar las dos cachas tan solo era por mofarme de tan cruel "vía crucis", la realidad fue otra muy distinta. Me veía inmerso en una caída hipnótica de una muerte anunciada, mi único deseo era acompañarla en sus instantes finales, asumiendo que no habría manera posible de engañar a la parca. Esa gota de sudor acabaría pereciendo, pero...¿y si los milagros existían? </div><div><br></div><div>Por eso mis manos cogieron aquel culo, separándolo. Curioso bajé la mirada. Al principio no la ví. ¿Se habrá evaporado? Mis ojos no la distinguían en aquella penumbra. ¿Dónde estás, pequeña? No podía quedarme con la intriga de no saber que había ocurrido, saqué entonces a pasear mi lengua. Quizá el sentido del gusto tuviera más fortuna que el de la vista, pensé. Acaricié primero con la nariz, acercando mi piel poco a poco para no asustar a la luchadora gotita de sudor. Con los ojos cerrados, para concentrar todos mis sentidos en aquel acto, lamí aquellas nalgas buscando el distintivo sabor salado. </div><div>Tras unos segundos de sublime placer sonreí, creyendo que la magia había hecho acto de presencia. No obstante al separar mi cara poco a poco y abrir los ojos, la ví. Temblorosa se deslizaba bordeando la cueva en la que se unían ambos cachetes de aquel bello culo. </div><div>No creo que nadie pueda imaginarse el terrible pánico que sintió aquella gotita de sudor. Un terror que paralizaba todos sus sentidos. Estaba llamando a las puertas del cielo...o del infierno. </div><div>Cada nanosegundo de su improrrogable existencia era un instante menos de vida, esa idea atenazaba su alma acuosa haciendo que se agitara y convulsionara de manera frenética. Su final era inminente tras sobrepasar la media luna del culo. </div><div>En su inverosímil huida de lo irremediable se alargó cambiando su redondeada forma. Puede que incluso se dislocara algún hueso o los tendones se rompiesen por mil sitios a la vez, con esa transfiguración postrera. Aunque no creo que eso la matara, ni probablemente fuera el miedo que sintió al caer al vacío. El impacto con la sábana fue brutal. Inenarrable. </div><div>Pasé mi dedo índice por aquel tétrico cerco, testimonio de su efímera vida. Descansa en paz, musité.</div><div><br></div><div>Tras unos segundos de un reflexivo silencio, en señal de respeto, volví mi inquieta mirada sobre aquella espalda; acariciando el sendero que había recorrido esa amiga reservada y valiente. Entonces gemí tan alto que aquel culo paró de pronto su movimiento cadente y sensual, pensando que había llegado a mi climax. Fue un sonido gutural que salió de las profundidades de mi alma, mezcla de dolor y placer. Tan intenso fue que todas las demás gotas de sudor que lo escucharon, lloraron la muerte de aquella que las había precedido y les invadió tal tristeza que se lanzaron al unísono a aquel vertiginoso vacío tras su compañera, creando una imagen dantesca en mis oscuras sábanas. </div><div>Semen, sudor y lágrimas esparcidas por aquel esperpéntico cuadro, muy del estilo de Pieter Brueghel el viejo en su óleo repleto <span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">de una crueldad devastadora y un salvajismo inhumano que es "El triunfo de la muerte". Un campo de batalla desgarradoramente feroz. Extraño, caótico, turbio. Tremendamente peculiar. </span></div><div><span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;"><br></span></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Requiem aeternam dona eis Domine. Et lux perpetua luceat eis. Requiescant in pace. </font></div><div><br></div></div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4563565841174982859.post-24835990381149279372017-09-06T03:02:00.001+02:002017-09-06T13:13:39.422+02:00Capítulo 25: Alice in Wonderland.Los ojos intentaban escrutar más allá. Curiosos, se preguntaban qué habría al otro lado. ¿Sería la misma locura o la realidad estaría basada en algo muy distinto, quizá otro punto de vista? <div>Mirada frente a mirada.</div><div>Levanté el brazo, la mano se posó en aquel rostro. Barba incipiente de un par de dias, labios gruesos, cara angulosa...acaricié sus pómulos. ¿Quién demonios eres? </div><div><br></div><div>El espejo devolvía un reflejo. Una imagen de lo que el mundo observaba desde la lejana línea que se interponía entre mi alma y yo. </div><div>Esa imagen especular causó en decenas de personas comentarios superfluos tales como...Tienes aspecto de tipo duro. De tío sin sentimientos, de persona "non grata". Tu mirada es intensa, me cohibe. Tus escrutadores ojos, ¿están juzgándome?</div><div>Alguna vez esos enigmáticos ojos, que ahora tenía frente a mi, jugaron a mi favor sin proponérmelo...Dios, deja de observarme así porque estoy a punto de correrme tan solo con esa mirada. Me excita, me pone nerviosa, me hace pensar en cosas oscuras. ¡Para ya!</div><div><br></div><div>No podía entender qué es lo que vieron esas personas. Los ojos que me miraban, aquellos que tras el espejo estudiaban los míos propios, eran fríos como el hielo. ¿Es esta la realidad en la que nos movemos o estamos en una dimensión diferente? </div><div><br></div><div>El vapor del agua se condensaba poco a poco, la humedad iba en aumento. La visión se enturbió durante un instante. ¡El conejo!</div><div>Por un momento creí verlo corretear. Limpié el espejo rápidamente, buscando al veloz animalito. Entonces, queriendo imitar a Alicia, atrevesé aquella frontera delimitada por el cristal y, de un modo mágico y algo sobrenatural, fui a parar al otro lado. </div><div><br></div><div>En aquella realidad no existía un cuerpo que pudiera reflejarse, ni unos ojos que juzgaran, ni tan siquiera un rostro al que acariciar<span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">. No había formas ni perfiles, y por lo tanto nada era tangible. En ese lugar solo había sentimientos. El conejo me había llevado al reino encantado de las almas.</span></div><div><span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">Miles, millones de ellas, flotaban en una especie de mundo creado de plasma. Un éter apenas viscoso, muy volátil y ligero. </span></div><div><span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;"><br></span></div><div><span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">Curioso cómo soy, empecé a buscar la mía. Pero, ¿cómo diferenciarla del resto? Me di cuenta de algo desesperante en esos momentos, no tenía ni idea de la manera de leer sentimientos. No sabía nada de aquellas ánimas que pululaban por el embriagador vacío de aquel mundo. Al rato, me cansé de preguntar a todos los espíritus invisibles y fantasmales con los que me topaba. ¿Eres tú la esencia que anida en mi? </span></div><div><span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;"><br></span></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">El gato de Chesire, ese sabio animal que guía los pasos de Alicia, no existía tras aquel espejo. Sin embargo no todo estaba perdido. Hablé con una estrella. Al ser de la misma materia que la que poblaba aquella dimensión, ese mundo estaba plagado de ellas. Una, tan brillante que por un momento cegó mi visión, intuyendo que andaba totalmente perdido acudió en mi ayuda. Muchacho, me dijo, ¿qué buscas por aquí? Necesito saber quién soy. Respondí tímidamente. Mi querido amigo, todas las almas que han existido y existirán, en este mundo se hayan. Por lo tanto aquí debe estar la tuya. Todas me parecen la misma cosa, el mismo ente. Sostuve, triste y desesperado. Primero debes recordar cómo eras, ya que si no logras invocar esa reminiscencia de tu propia luz interior encontrarte será imposible.</font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif"><br></font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">El brillo de la estrella se fue apagando lentamente mientras me alejaba de allí pensando en sus palabras. Tenía que hacer memoria, necesitaba concentrarme en ello. Tan abstraído estuve en esos momentos que no lo vi llegar. Un planeta gaseoso, el más grande que jamás humano alguno hubiera visto, (al menos eso me pareció) chocó conmigo en mi sosegado deambular. ¿Cómo un ente sin cuerpo y un planeta gaseoso pueden chocar en un lugar en el que lo material no existe? Os preguntaréis muchos en este preciso instante. Pues la verdad, para ser sinceros, no me lo explico yo tampoco. Sin embargo hay que poner énfasis en algo importante. Estamos en otro mundo muy distinto al que os encontráis vosotros, en una dimensión diferente y por tanto, las leyes de la física convencionales, esas que se enseñan en todos los colegios, institutos y universidades, aquí no sirven de nada.</font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif"> </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">¡Ups! Perdone señor planeta; no le había visto, absorto en mis pensamientos como estaba. ¿Y qué reflexiones tan profundas tenían ocupada tu mente para no ver a este loco y enorme planeta? Intentaba recordar algo, ¿por qué dice que es usted un loco? Bueno, así me llaman por aquí ya que nadie ha logrado averiguar qué órbita es la que sigo. Estoy tan loco que mi movimiento no imita patrón alguno. Bien, bien. Dije sin prestar demasiada atención a ese planeta un tanto tarado. Sabes muchacho, cuando yo deseo acordarme del camino errante que he recorrido en mi pausado devenir tan solo miro hacia atrás y observo la estela que voy dejando. Asi se de donde provengo, aunque mi locura me impida conocer hacía que lugar me dirijo. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">No entendía nada de lo que decía ese endiablado planeta. Bueno señor, no le interrumpo más. Me apartaré para que prosiga su errático camino. Muy bien muchacho, observa tu huella, el rastro que vas dejando. Eso será lo más adecuado para resolver tu dilema. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif"><br></font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Estaba cansado de pensar. Mis neuronas no daban para más ¿En este mundo no había algo parecido al Candy crush para dejar libre la mente un ratito? </font><span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">¡Mecachis en la mar! </span></div><div><span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;"><br></span></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Fluía en aquel plasma. Me dejaba llevar por las corrientes de otras almas que a su vez eran arrastradas por algunas más. Ese océano invisible y vacío de todo ente material y físico envolvió cuanto yo era en aquel instante. ¡Eso es! Dije de pronto, exclamando tan alto como pude al modo de Arquímedes gritando su famoso eureka. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Mirando mi pasado sabré quién soy o quien deseo ser. Buscaré en mi álbum de fotos, sostuve chasqueando mis intangibles dedos, o mejor aún...miraré en la nube que justo pasa por encima y que llega en mi auxilio, llena de recuerdos. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">¡Qué razón tenía aquel que dijo que la solución siempre llama a tu puerta en el momento en el que dejas de buscarla!</font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">La nube estaba repleta de información, entre sus pliegues algodonosos y etéreos se escondía todo lo que deseaba saber. Durante muchos amaneceres y atardeceres de ese extraño mundo me dediqué a estudiar cada dato, cada referencia, cada reseña y apunte de quién era yo. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">Y entonces, en una de esas puestas de sol sin nungun astro que se le pareciese, vi pasar mi alma. Por fin lograba dar con ella. Allí estaba, frente a mi. Dispuesta a entablar una conversación con mi cansada mente. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif"><br></font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">- Te he estado buscando tanto tiempo que me parece increíble que estés frente a mi, dije observando su inmaterial forma. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">- Pues aquí me tienes. ¿Qué haremos ahora? Preguntó mi alma. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">- Unirnos, ¿no? Contesté dubitativo. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">- Pero, ¿dónde iremos? ¿Cruzaremos de nuevo el espejo ahora que me has encontrado?</font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">- No, creo que tengo una idea mejor. Sostuve, sonriendo. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">- ¿Cuál? Me interrogó con curiosidad. </font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">- Vayamos hacia la segunda estrella a la derecha y todo recto hacia el amanecer.</font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">- ¿A Neverland?</font></div><div><font face="Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif">- Eso es, mi querida alma. Al país de nunca jamás. </font></div><div><br></div><div><br></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLYAO76_CepimYfso4yuy7i4fCLD_jZBw9-kPXQvXttjom82qZgU2A_5W7kw8h2Q931qN6zcphZZ3fPYGHmI_gIpn3l6j1t37N8LMX3tB0f1MKlG38zavwIkuxm47ea0plf22PVBDll6v-/s1600/20170906_030739.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLYAO76_CepimYfso4yuy7i4fCLD_jZBw9-kPXQvXttjom82qZgU2A_5W7kw8h2Q931qN6zcphZZ3fPYGHmI_gIpn3l6j1t37N8LMX3tB0f1MKlG38zavwIkuxm47ea0plf22PVBDll6v-/s640/20170906_030739.jpg"> </a> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Al otro lado del espejo.</div>Rubén el Corsariohttp://www.blogger.com/profile/12207918025704694139noreply@blogger.com1