La vida no se mide en minutos se mide en momentos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Día 23: Le mirouer des simples ames anientis et qui seulement demourent en vouloir et desir d’amour.

- Necesito tu ayuda.
- ¿Qué te pasa, Rapsi?
- He vuelto a caer. Ayer me convencieron para hacer algo, no pude evitar volver a mi lado oscuro.
- Pero, ¿en qué puedo ayudarte yo?
- Quiero que me hables...Sobre el amor. 

Corría el año del Señor de 1310. Una mujer, atada por la cintura a una gran estaca de madera con la vista hacia el frente, miraba desafiante a todos los que se congregaban a su alrededor. Lugar, la place de Grève. 
Los expectantes parisinos rodeaban a la misteriosa mujer mientras las llamas hacían crepitar la madera seca. Una voz se escuchó, fuerte y ronca, a través del tumulto. ¿Te arrepientes de tus pecados? Ella, con los pies abrasados por el calor que ya empezaba a subir a lo largo de la pira, negó con la cabeza. ¡El señor se apiade de tu alma! Logró escuchar la anciana antes de desmayarse por el insufrible dolor causado por las llamas que comenzaban a devorar su pequeño cuerpo.

Estoy seguro que muchas de aquellas gentes, arremolinadas en un primaveral día de comienzos del siglo XIV en aquel lugar al lado del Sena, se preguntaron lo mismo que yo. ¿Qué diablos habría hecho esa mujer para acabar muriendo de una forma tan atroz en lo que ahora es la plaza del ayuntamiento de París?

Al mismo tiempo que Rapsi me pedía apoyo moral con algo en lo que jamás podré ayudarle, leia la historia de esta mujer. 
Tenemos constancia de Margueritte Porrette por los pocos legajos que se conservan de su juicio llevado a cabo por la Inquisición. Era una beguina, una de esas mujeres que se dedicaban a ayudar al prójimo sin más recompensa que la de estar en paz con su propia alma. Socorría a enfermos, protegía a los desamparados, cuidaba de niños y mujeres sin posibilidad de sobrevivir. Pero más allá de estas buenas obras era una mujer letrada y sabia, tanto que tuvo un buen puñado de seguidores a los que alentaba a practicar la bondad hacia los demás seres humanos. 

- Cuéntame, ¿qué pasó ayer?
- Ayer fui a Fusión.
- ¿Fusión?
- Si, un garito liberal. 
- Rapsi, no quiero saberlo. De verdad.
- Necesito que me ayudes.
- ¿Qué pasó allí?
- Varios hombres se corrieron en mi cara. 

Porrette fue considerada una mística, es decir, alguien que no necesitaba de intermediarios para estar en contacto con Dios. Y esto, como podréis suponer, les jodia bastante a los curillas y párrocos de la época. Margueritte escribió un libro, compendio de todas sus creencias, que lleva el mismo título que el de esta entrada que hoy escribo. El espejo de las almas simples. 
Entre otras cosas nos dice que si un alma es pura no necesita de nadie para poder hablar de tú a tú con Dios. De un plumazo quitaba el trabajo a obispos y toda la farándula eclesiástica y eso puso sobre aviso a todo el estamento de la Iglesia, que advirtieron a su autora quemando el libro en un acto público. No obstante, ella siguió siendo fiel a sí misma y no se retractó de sus polémicas opiniones, hecho que le llevó a ser encarcelada durante año y medio. 

- Pero, ¿y toda la terapia con Sergio?
- Un amigo, al que le gusta mirar, me escribió ayer y me propuso algo que no pude quitarme de la cabeza durante toda la tarde. Estuve mojada toda la noche pensando en ello. 
- Sabes que te utilizan, ¿verdad?
- Si, y creo que me excita ser utilizada. 

Más curioso aun, es el tema de que en el juicio inquisitorial, a Margueritte la vincularon con los Hermanos del libre espíritu. En una de las partes de su libro intentaron ver lo que en un principio podría catalogarse como el "haz lo que te de la gana mientras tu alma siga siendo honesta consigo misma". Allá por el año 1300 ya se tenían las mismas inquietudes que tiene Rapsi en estos momentos, el amor libre. 
Porrette aconsejaba que uno no se tenía que preocupar por las consecuencias de ciertos comportamientos si su alma era virtuosa. El concepto de pecado era algo que solo Dios debía juzgar y no los hombres. El miedo que la Iglesia había inculcado en los cristianos devotos se ponía en entre dicho y para los rectos inquisidores este era otro motivo de herejía. Así que, si no se retractaba de sus actos y palabras, Margueritte moriría en la hoguera. 

Rapsi es una mujer bella. Así la definiría. Porque lo es y porque se lo cree. Su belleza radica en querer algo más de la vida, no se conforma con lo que es, sino que desea ir más allá. Se cuestiona cosas y las debate interiormente. Siempre que hemos hablado lo hemos hecho sobre el amor, en sus distintas acepciones. Ella lo ve de forma distinta a la mía, sin embargo yo la entiendo muy bien. Se de lo que habla cuando menciona su "dark side". 
No me sorprendió en absoluto que me pidiera consejo sobre algo tan intimo pese a que tan solo la he visto un breve espacio de tiempo en un anónimo banco de la plaza de Colón. Lo que me ha hecho escribir todo esto es que en el mismo momento de pedírmelo yo tuviera delante de mis ojos la biografía de esta notable mujer que sacó los pies fuera del tiesto. ¿Un hecho casual? Puede que así sea, pero no deja de llamarme la atención.

- Rapsi, se tú misma. 

Eso fue lo último que le dije ese día. Y creo que esta historia va de eso, de llevar nuestras convicciones hasta las últimas consecuencias. Si creemos en ello, si nos hace ser más virtuosos y nuestra alma se siente mejor, ¿por qué dejar de ser uno mismo?
Porrette murió en la hoguera al mantenerse firme ante la cruel Inquisición. Afortunadamente, las mentes de los hombres se han transformado en estos 700 años. Ahora, sin duda, somos un pelin más libres. 


miércoles, 4 de noviembre de 2015

Día 22: Facilius sit Nili caput invenire.

2 de Febrero. Una multitud de personas de toda índole y condición rodean una pequeña tarima en la que varios hombres vestidos con sus mejores galas esperan algo excepcional. Nerviosos e inquietos, empiezan a jalear a alguien. Animan, aplauden e incluso, algunas de esas gentes de un pequeño y perdido pueblo del Condado de Jefferson, exhortan a grito pelado...¡Vamos Phil!
¿Por qué atrapado en el tiempo me fascina tanto? Si, hablo del día de la marmota y de esa película que todo el mundo ha visto al menos una vez en su vida.
Bill Murray se levanta una y otra vez con la voz de Cher en la radio, sin poder avanzar en su vida. Este hombre gris y apático intenta alejarse de todo aquel circo en el que se ha convertido una bonita e inocente tradición, tan antigua como los propios bosques de aquellos parajes de Pensilvania.

Esta mañana al despertar y meterme en la ducha me he sentido como él, no he escuchado a Cher sonando en mi móvil tras el pitido de la alarma pero sí que me encuentro estancado reviviendo una y otra vez el mismo momento.

Bill, en la película, intenta enamorar a Andy de una manera artificial, con trucos y chistes que ocultan al verdadero hombre que hay tras esa indolente alma. Evidentemente no le funciona y poco a poco se va dando cuenta de que tan solo siendo él mismo la vida le sonreirá. Con cada repetición de ese extraño día aprende un poquito más de sí mismo y al final deja salir al verdadero hombre que se ocultaba tras la máscara.

Hace un par de días hablaba con una chica por teléfono y me hizo una pequeña observación. Rubén, no dejas que te conozcan ni deseas conocer. Y añadía, el amor no surge con el chasquido de los dedos apareciendo por arte de magia. 

Cuando Alejandro Magno llegó a la ribera del Nilo, tras su afán de conquistar el mundo conocido y persiguiendo derrotar a su archienemigo Darío, al observar la inexplicable crecida que este tenía en verano le preguntó a los sabios del lugar...¿dónde nace?
Mucho tiempo después aún no se sabían las fuentes del que fue considerado el mayor río del mundo, y bastantes fueron los que perecieron en busca de tan misterioso lugar. No fue hasta mediados del siglo XIX que Henry Morton Stanley, junto a otros valientes aventureros como Speke, Burton y Livingstone, dieron con el Lago Victoria. Para maravilla del mundo entero "redescubrieron" las indomitas tierras del África más salvaje y el origen de las aguas del río Nilo, las cataratas Ripon. Tan difícil fue averiguar de dónde salía todo ese agua que fluía a través del Nilo blanco y el Nilo azul juntándose a la altura de Jartum, que poco después de la época del gran Alejandro y cuando la dinastía ptolemaica daba sus últimos coletazos de vida con Cleopatra, se decían estas palabras..."Facilius sit Nili caput invenire".

Sería más fácil encontrar la fuente del Nilo. Eso es lo que he pensado esta mañana al ducharme y darme buena cuenta de que mi vida está en un bucle infinito en la búsqueda de un mito tan enigmático como lo fue el origen de esas oscuras aguas que desembocan en el Mediterráneo. ¿Cuántas primeras citas habré tenido? Es bien cierto que con cada una de ellas aprendo un poco más. Cada nueva mujer me descubre un matiz de mi personalidad y me hace deambular por lugares de mi alma aún no transitados. Soy como el doctor Livingstone o cualquiera de esos aventureros que remontando el Nilo intentaban desentrañar sus secretos. Pero de vez en cuando, estoy seguro de ello, estos avezados hombres se preguntaban qué hacían en ese endiablado lugar, al transitar por los inhóspitos lodazales del Sudd en pleno centro del África más despiadada. 
Esta chica que hablaba conmigo hace apenas un par de días me sugería que yo era el culpable de cada fiasco, ya que no daba tiempo a que nadie lograra conocerme. Según su teoría no permito que nadie se acerque a mi demasiado y más aún, no llegaba a conocer realmente a ninguna de ellas por el estúpido asunto de pensar que tiene que haber un flechazo instantáneo y que si no lo hay paso a la siguiente.
Con los ojos cerrados en el autobús pensaba en ello unas horas atrás. ¿Si en algún momento me encuentro con una mujer maravillosa, tengo que dejarla entrar en mi corazón pese a que pocas cosas nos unan?
Me encuentro en el día de la marmota, aprendiendo de mi, escuchando mi alma. Siempre la primera cita, siempre las mismas conversaciones, siempre los mismos nervios. De momento no avanzo, no logro pasar de la región pantanosa del Sudd en la lejana y antigua Sudán. Vivo una y una vez el mismo momento deseando, soñando, que uno de estos días alguien me pregunte...¿probabilidad de salir de aquí? Y yo, sonriendo, responda...el 100%.