viernes, 20 de septiembre de 2013
Madame Bovary
miércoles, 11 de septiembre de 2013
Día gris, lluvioso, melancólico.....romántico
sábado, 7 de septiembre de 2013
Mujeres
miércoles, 4 de septiembre de 2013
Rockabilly
domingo, 1 de septiembre de 2013
Verano azul
Creo que todos los que alguna vez vimos verano azul tenemos un problema. Al final de las vacaciones nos entra un vértigo raro que hace que el estómago se nos encoja y nos entre una melancolía y tristeza infinitas. Ver como Chanquete moría o como la pintora y los niños se despedían entre llantos incontrolados nos hizo mucho daño. Bea, Javi, Tito, el piraña..... En fin, toda la tropa, volviendo a sus vidas y dejando atrás el barco, del que nunca se movieron, y la playa de arena fina donde vivieron decenas de aventuras. Dudo que nadie se haya quedado sin derramar una lagrimita, aunque sea a escondidas, ese último día en el que la pintora se quedaba observando como todos se alejaban mientras pensaba si alguna vez volverian a verse.
Y eso es lo que me pasa a mi.
Cada final del verano me da una nostalgia y una tontería que es muy difícil de aguantar.
Siempre he intentando no sucumbir ante ese desasosiego y esa inquietud interior pero es superior a mis fuerzas e imposible de controlar.
Un sentimiento de tanta pena que no te deja disfrutar los instantes finales. Una puesta de sol, un helado mientras se pasea, un baño en el salado mar, la lectura de ese libro que deseas acabar, la música que pones para amenizar la tarde mientras el tiempo pasa inexorablemente. Todo, absolutamente todo, se queda en simples actos mecánicos ya que tu mente anda por otros lugares. Sitios tristes y amargos. La vieja rutina, el jodido día a día del que no nos podemos librar. Y entonces resuenan las mismas palabras en millones de bocas, ¡ojala fuera millonario!
En mi caso, el asunto es peor. Ya de por sí soy melancólico, imaginad el nivel de hartazgo que puedo causar en mis acompañantes.
Recuerdo un año que estando en Cadiz, concretamente en El Puerto de Santa Maria, no queria volver y añadia una nueva cosa que hacer. Nos vamos después de comer pactaba y al terminar la comida decía. Bueno, ¿un heladito? Pero al acabarlo aconsejaba, yo creo que es mejor no salir ahora, ¿un paseo por el mercadillo? Finalmente no se podía alargar más el tiempo y había que partir.
Cuando el horario de salida ya estaba cerrado por ser un vuelo por ejemplo, lo que hacía era quedarme despierto toda la noche, lo máximo posible, ya que así parece que el tiempo corre más lentamente. Me decía, si me duermo en cuanto despierte me tendré que ir. Si no duermo puede que ese momento no llegue nunca. ¡Qué iluso soy!
Sin embargo, a pesar del transcurrir de los años, sigo pensando lo mismo y actuando de igual manera.
El año pasado mi avión salía de Las Vegas a las 8:30 de la mañana, y me pasé la noche viendo series en la tele. Obligandome a escuchar y entender para no dormir, para asi intentar esquivar las leyes naturales y parar el tiempo. Pero no, no pude. Y a las 7 de la mañana el despertador sonó y a las 8:30 estaba en mi asiento del avión con cara de tristeza. Ningún hecho insolito había ocurrido, el tiempo había seguido avanzando y los segundos y minutos habían proseguido su marcha hacia delante. Hacia el futuro.
Este año, de nuevo, ha ocurrido. Me acosté el sábado con la idea de que sería mi última noche en la playa. El domingo me desperté con los claros sintomas de que las vacaciones se terminaban, suspiros, sin hambre, nostalgia en la mirada, tristeza en mi alma. He comido pensando que esto llegaba a su fin, que en un par de horas estaría de camino. De pronto me he dicho, ¿por qué no salgo mañana? Y para convencerme más he apoyado la decisión pensando, hoy habrá mas tráfico, como si eso me hubiera importado alguna vez.
Asi que aquí estoy, en la playa aún, despierto a las 4 de la mañana deseando que no sean las 4:01. Si cierro los ojos y lo deseo con todas mis fuerzas, ¿lo conseguiré? ¿Podré parar el tiempo? Voy a intentarlo......
Son las 4:02.
viernes, 30 de agosto de 2013
Paseo por la playa
Todo este suceso ha empezado con un post en mi página de Facebook. Esta mañana, por casualidad, me he fijado en uno que alguien publicó con el título de "me encanta Murcia". Había una foto en la que se veía una playa preciosa y se leia como encabezamiento, playa de Calblanque. Acto seguido lo he buscado en google y me ha soltado un listado de páginas en las que decían que era un paraje natural maravilloso. Y me he dicho, ¡joder Rubén, 20 años aqui y no lo conoces! Asi que esta tarde me he ido a dar un paseo por esa zona.
Acantilados alucinantes, y más hoy con el mar embravecido, olas inmensas rompiendo contra las rocas, el sonido tremendo de la furia del mar. La verdad es que ha sido increible contemplar la naturaleza y el caos que la gobierna.
Y andando he ido a parar a una playa y me he quitado las zapatillas. Y caminando por la orilla, en un momento dado, me he sentado al resguardo de unas rocas. Estaba cansado, llevaba dos horas subiendo peñascos y acantilados. Me quité el pantalón y la camiseta, quedándome en calzoncillos, y me he tirado en la arena a tomar el sol y descansar un poco.
Al rato, quizá 20 minutos, levanto la cabeza y al otro lado de la roca hay una pareja. ¿Y qué tiene de extraño todo eso? Pues que ambos estan en bolas.
Al principio me quedé un poco sorprendido pero tampoco le di mucha importancia. Sin embargo ella no paraba de mirarme. Y claro, yo no soy inmune a la mirada de una tia que no esta nada mal y que desnuda me miraba una y otra vez. Así que me incorporo y la miro a ella también. No parecía importarle pero el juego de miradas acabó por aburrirme y el marido le quitaba toda la gracia al tema. Asi que me puse pantalón y camiseta y me disponía a marcharme cuando no se muy bien porqué le lancé un beso desde la distancia. Ella lo vio y lo que hizo me dejó alucinado. Me hizo señas para que me acercara. ¿Qué? Dudé unos segundos. ¡Estaba el marido de espaldas! ¿Voy? Pero finalmente me fui. Y aquí el azar jugó un papel importante en esta historia. Las llaves de casa se habían caido del bolsillo y tuve que volver al lugar donde estaba tumbado. Ellos no estaban ya pero algo curioso sucedió, al coger de nuevo el coche les vi. Y salieron justo delante mio. Y me hicieron una señal para que parara en un parking.
Estaba flipando. ¿Qué hago? Me dije. Decidí parar a su lado y esta fue la conversación coche a coche con las ventanillas bajadas.
Ella - Hola.
Yo - Hola.
Ella - ¿Qué tal?
Yo - Bien.
Silencio incomodo unos segundos.
Yo - Vosotros diréis.
El - Pues verás, somos una pareja liberal y nos gusta el naturismo y ella se ha fijado en ti. Estamos casados y nos queremos, incluso tenemos dos hijas. Pero desde siempre nos ha gustado el morbo y disfrutar del sexo. ¿Te apetecería hacer un trio?
Yo - La verdad es que tienes una mujer preciosa.
Ella - Me llamo Lola.
Yo - Rubén.
El dice su nombre también pero no presto atención. ¿A quién diablos le importa el nombre de él? ¡¿Me estan proponiendo un trio?!
Yo - Si queréis os doy mi teléfono y hablamos para quedar. Porque aqui y ahora es un poco cutre, ¿no?
Intentaba darme tiempo para pensar, o quizá para despertar.
El - Yo por las mañanas trabajo pero esta noche o el sabado lo tendríamos libre. ¿Qué te parece? Le pregunta él a su mujer.
Ella - El es perfecto. ¿Esta noche estas libre?
Yo - En principio si, pero llamadme y quedamos.
Unos minutos más de charla, ¿de donde somos?¿de vacaciones?¿has hecho algún trio alguna vez? En fin, que tras 10 minutos hablando nos despedimos.
En el coche, de vuelta, no podía creer todo el tema. Ella era muy bonita. Él, era un tio. Ella tenía un cuerpo precioso. Él, era un tio. Ella me miraba con ojos traviesos. Él, era un tio.
A la media hora recibo un mensaje por whatsapp, soy Lola. ¿Puedes esta noche?
Después de haberlo pensado en el coche, tengo casi decidido que me olvidaré del tema pero ella insiste. Esta noche tengo ganas de tener una polla en mi boca y otra en mi coño. ¿Qué tio, en su sano juicio, se niega a eso? Me digo. Pues yo, el estúpido y tonto Rubén.
Y le escribo que mi plan es este. Te invito a una copa, nos reimos, te como la boca y después vamos a algun lugar a disfrutar hasta quedar exhaustos y luego te llevo a tu casa para que se lo cuentes al marido. Ella rie y contesta. Para eso hay cola, yo quiero un trio. Entonces saco mi lado prepotente y digo. Niña, ¿has visto mi cuerpo? No todos los dias se tiene la oportunidad de disfrutar de algo así. Piénsalo y ya me cuentas. Y ella, caliente segun me dice, responde. Buscaré para hoy otro plan y pensaré el tuyo, pero no es lo que buscamos.
Y asi ha quedado la historia. Tan extraña, alucinante e inquietante que no podría creerlo sino fuera porque tengo escrito cada mensaje para corroborar todo lo que pasó esta tarde.
Aún así me sigo preguntando, ¿ha sido real o sólo un sueño? Y entonces me contesto, si fuera irreal no tendría en mi cabeza metida la mirada viciosa y juguetona de Lola al decir a su marido, él es perfecto.
lunes, 26 de agosto de 2013
Dos caminos
¿Qué es mejor andar durante 20 minutos o correr 15?
Esta simple pregunta ha hecho que tenga un intenso debate en la playa con mi hermano.
Él, como a todo lo que se le plantea, te contesta, pero ¿para qué quieres entrenar? Yo creo que esa pregunta es errónea, es decir, el para que no sirve. Los motivos son en realidad indiferententes porque van cambiando a lo largo del camino. Lo que cuenta, a mi modo de ver, es la forma de afrontar cada reto. Sí, yo necesito retos. A la primera pregunta yo contestaria que, sin duda, es mejor correr 15 minutos para a la semana siguiente hacer el mismo recorrido en 13. Yo busco motivaciones.
Entrenar en sí es aburrido para mi, por eso busco nuevas cosas, retos diarios, pequeñas hazañas que hagan que me sienta a gusto cuando acabe el ejercicio exhausto, sin aliento. Estar seguro de que he dado todo lo que llevo dentro lo consigo mediante la motivación.
¿Y cómo me motivo? Con música, como mucha gente. Y teniendo en mente algo. La mejora gradual de mi estado físico. Cada vez que compruebo que puedo hacer algo que antes no realizaba es el combustible que necesito para al dia siguiente volver a ejercitarme.
Parece una perogrullada pero es la realidad. Y es lo que a mi me funciona. Cuando comento que me quiero parecer a tal o cual modelo de fitness se que nunca tendré ese cuerpo pero me ayuda a mantener mi ritmo y no bajarlo. Ponerme de meta una utopía, algo inalcanzable, hace que me exprima a tope para conseguirlo. Y no, el desánimo no viene cuando ves que no lo alcanzas. Uno tira la toalla cuando piensa que ha llegado al máximo y que no hay posibilidad de mejoría.
En cualquier faceta de la vida nada se llega a dominar del todo. Siempre se está en el proceso de aprendizaje y por lo tanto querer controlar cada variable es agotador e imposible. La experiencia da ese punto que falta. Nuestro cuerpo puede sorprendernos por su capacidad de adaptación. Un bebe empezará a gatear y luego intentará andar. Se caerá mil veces, llorará e incluso quizá se haga daño pero si no lo intenta, jamás avanzará.
El deporte es experimentar con tu cuerpo, llevarlo al limite y avanzar al siguiente escalón. Y si te caes, volver a levantarte y empezar de nuevo.
El límite esta en la mente de cada uno, el éxito en cualquier empresa que nos propongamos lo definimos nosotros.
Mi hermano y yo tenemos dos visiones de la vida. Él se pregunta de que sirve hacerlo y yo lo hago y luego veo que me aporta.
Estas dos visiones del mundo ya las discutian los filósofos en la antigüedad. La gente lista de hace unos siglos se decía ¿en que lado estoy? ¿Soy un observador que esta subido en una ola y veo como se mueve todo desde allí o en cambio estoy en la orilla contemplando el avanzar de la ola hacia mi?
Dos posturas que harán los planteamientos distintos, las vivencias seran diferentes. Las sensaciones claramente diferenciadas.
El resultado será el mismo, está claro. Pero sin duda lo que experimenta uno y otro es diferente.
El teórico y el que experimenta. Esos somos Dani y yo. Dos mundos enfrentados desde que el hombre es hombre. Dos personajes antagónicos como Superman y Lex Luttor. ¿Quién es quien? No lo se, lo único cierto es que uno no puede existir sin el otro.