jueves, 6 de junio de 2013

Llorar

Forrest Gump esta delante de la tumba de Jenny, con unas flores en la mano. El amor de su vida se ha marchado para siempre. Hasta para alguien tan positivo como el personaje de Forrest se le hace un nudo en el estomago. Es un momento muy emotivo. ¿A que viene contar esta escena de esta fantástica película? Muy sencillo, desde que se estrenó y tuve la banda sonora en mis manos siempre me he puesto una canción de esa película para llorar, una que ya sólo con oír las primeras notas al piano las lágrimas asomaban por mis ojos y caían por mis mejillas.
Ha habido momentos en mi vida en los que, más a menudo de lo que cualquiera que me conociera pudiera creer, me he acurrucado en la cama y con los auriculares en los oídos me he puesto la canción una y otra vez. Y el sentimiento fluía. Las lágrimas vertidas por esos sentimientos mojaban la almohada.
Desde hace unos meses no era necesaria la canción para en cualquier momento ponerme a llorar pero anoche busqué la música y me puse los cascos.
La sensación de estar en un mundo que no es para mi, la soledad en muchas ocasiones, la incomprensión de los actos de algunas personas, la posibilidad de quedarme sólo para siempre, la hipocresía humana, la insoportable sensación de haber tirado mi vida a la basura, el no poder evitar ser melancólico, la tristeza que en muchas ocasiones inunda mi corazón. Todas estas cosas unidas hacían que llorara durante horas escuchando la música de Forrest. Siempre me identifique con este personaje tan tonto a veces que puede que sea el más listo del mundo y también el más solitario.
Esta sólo porque nadie le comprende, el mundo ha evolucionado hacia la mezquindad y el egoísmo. Y él se comporta de distinta manera. Realiza en cada instante lo que cree que es mejor, sin pensar en maldades o que la gente pudiera interpretarlo de mala manera. Dice lo que siente pese a que pueda doler porque en su alma no piensa que la mentira piadosa pueda tener cabida en este mundo.
Forrest en un momento de la película se pone a correr por todo el país. Sin un motivo, sólo porque sentía que debía hacerlo. Yo me puse a hacer ejercicio como un loco, me hacia sentir mejor. Mientras lo hacia no pensaba, supongo que lo mismo que le ocurría a Gump.
Y la gente sigue sin comprenderme, sin saber como soy. Muchas personas, incluidas las que han leído las entradas de mi blog, me han dicho que el tiempo curará mis heridas, que el paso de los días hará que vea las cosas desde otra perspectiva. Sin embargo estos sentimientos no son sólo por haber sido apartado de la mujer que pensé era el amor de mi vida. Las sensaciones de mi corazón han estado ahí mucho más tiempo. Muchísimo más. Soy así. Simplemente eso. No puedo evitar llorar de vez en cuando y sentirme como me siento. No puedo dejar de ser un Forrest tan tonto que siente y padece. No puedo ser frío y calculador. Soy pasional y muy visceral. No puedo dejar de emocionarme cada vez que escucho esta canción. Si. Ahora la tengo puesta y las lágrimas caen. Mis ojos humedecidos miran la pantalla borrosa del iPad. Tengo que secarme las lágrimas con el dorso de la mano para seguir escribiendo. Y la gente me mira. ¡Pero que importa! Soy yo, Rubén. Alma triste y melancólica. Soñador sin sueños. Pintor sin paleta. Poeta sin musa. Príncipe sin princesa. Tonto, en definitiva, sin caja de bombones.
¿Por qué soy así? Incluso cuando he estado lo más cerca que nunca me encontré de lo que yo considero la felicidad también lloré. También me hacia un ovillo en la cama y lloraba. ¿Por qué? ¿Por qué simplemente no puedo ser feliz? Me he hecho esa pregunta una y otra vez y no he encontrado ninguna respuesta. Quizá tenga que aceptar que soy de esta forma. Un espécimen raro. Puede que dentro de muchos años esté expuesto mi cadáver en un museo de cosas extrañas, con un cartel en los pies que rece "aquí están los huesos del último ser que creyó que ser diferente le haría especial. El último de la especie de los tontibilis extremus".
El tiempo no tiene nada que ver con todo esto. Forrest es el mismo a lo largo de toda la película. Y yo he sido así toda mi vida. Acepto que ahora los sentimientos están más a flor de piel por los hechos acaecidos en estos últimos meses. Pero todo este cataclismo que pasé sólo acentuó más lo que yo soy. Respeto las opiniones de la gente, y si dicen que con el paso de los meses me sentiré mejor lo escucharé educadamente pero siento disentir. Dentro de diez años seguiré emocionandome al escuchar esta música, dentro de veinte años seguiré llorando abrazado a la almohada, dentro de treinta años las lágrimas correrán por mi cara como si fuera un niño.
Sólo espero que algún día alguien se acerque a mi y me diga, Rubén te comprendo. Entiendo como eres. En 35 años nadie aún me lo dicho. Nadie ha comprendido quien soy.


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